* Afirman los participantes en el Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) celebrado esta semana en la Habana y que deja tras de sí un ambiente de gente y conciencias aparentemente renovadas, sobre todo en las casi 400 figuras del arte y la cultura
* Fue “la prueba más concreta de que, en efecto, el proceso de cambios augurado y ya emprendido en Cuba es una realidad tangible, que se puede tocar” /
* Notable el toque de realismo en los análisis y en la forma de recibirse la crítica desenfadada en el ámbito de los círculos oficiales y de las superestructuras política y gubernamental
Con la presencia del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, finalizó el viernes pasado el VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) que desde el primero de abril reunió cerca de 400 creadores de todo el país en el Palacio de las Convenciones de La Habana. Con él, Miguel Barnet, nuevo presidente del organismo, y Abel Prieto, Ministro de Cultura de de Cuba. (POR ESTO!)
LA HABANA, Cuba, 5 de abril (POR ESTO!).- El Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) celebrado esta semana, deja tras de sí un ambiente de gente y conciencias aparentemente renovadas, sobre todo en las casi 400 figuras del arte y la cultura en general que participaron.
Algunas de ellas coincidieron en el criterio de que en Cuba “ha comenzado una segunda revolución”.
Altos dirigentes y funcionarios del Partido Comunista (PCC) y el gobierno cubanos –encabezados por el presidente Raúl Castro-- asistieron como invitados, tanto en las sesiones plenarias como en las comisiones, en uno y otro casos para escuchar críticas, enfoques y reflexiones no acostumbrados en reuniones de este tipo en este país.
La presencia de Esteban Lazo, miembro del Buró Político del PCC; el vicepresidente del gobierno Carlos Lage; el ministro de Cultura, Abel Prieto, y el de Educación, Luis Ignacio Gómez; el jefe del Departamento Ideológico del PCC, Alfonso Borges; viceministros, directores de organismos y organizaciones sociales y de masas reveló la elevada prioridad concedida al evento, desde el martes y hasta el viernes.
Para no pocos participantes –más de un centenar de ellos de todas las provincias del país-- el Congreso fue “la prueba más concreta de que, en efecto, el proceso de cambios augurado y ya emprendido en Cuba es una realidad tangible, que se puede tocar”.
La celebración del Congreso coincidió en el tiempo con la aplicación de medidas y el levantamiento de prohibiciones emprendidos por el General Raúl Castro. Según fuentes de todo crédito ya son siete las eliminadas --algunos dicen nueve--, y se esperan otras a corto y mediano plazos.
Aunque no se permitió el acceso a ninguno de los corresponsales de los medios extranjeros acreditados en La Habana, la reunión contó con una cobertura permanente de la prensa nacional -–toda en poder y bajo control del Estado--, la cual no escatimó páginas, horas ni espacios digitales, incluso antes de iniciar.
Fue notable el toque de realismo en los análisis y en la forma --hasta ahora intransigente-- de recibirse la crítica desenfadada en el ámbito de los círculos oficiales y de las superestructuras política y gubernamental, de acuerdo con reflexiones de diplomáticos y otras fuentes especializadas consultadas.
“Ha sido un Congreso muy crítico en sus expresiones sobre sistemas casi intocables, como siempre ha sido la educación pública en Cuba”, comentó un asistente que requirió anonimato, quien significó que este fue el primer Congreso del sector cultural, que se desarrolló sin la presencia del ex presidente Fidel Castro.
Por demás, agregó, “resultó sorprendente que esa crítica haya partido también de personas que dirigen”.
Criterios y prácticas descabellados
Sobre ese espinoso tema, el reconocido intelectual Alfredo Guevara se preguntó:
“¿Puede la escuela primaria, secundaria y preuniversitaria, tal y cual han llegado a ser regenteadas por criterios y prácticas descabellados ignorantes de principios pedagógicos, psicológicos elementales y violadoras de derechos familiares, ser formadora de niños y adolescentes y, por tanto, fundar futuro?
El fundador, en 1959, del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y amigo personal de Fidel Castro, denunció en el Congreso que los llamados programas “emergentes” reflejan improvisación o “carencia de diseño” en la sociedad cubana actual.
Desde su punto de vista, la solución de ese problema “pasa por rectificaciones de fondo”.
El programa de “maestros emergentes” para secundaria básica –rechazado por una buena parte de la población-- fue la solución gubernamental a la carencia de profesores en las escuelas, debido al éxodo iniciado hace una década a consecuencia del bajo nivel salarial en el sector.
Desde entonces, se preparan para esa función alumnos que terminan el noveno grado, con 15 ó 16 años de edad, los cuales se convierten en profesores seis meses después, uno por aula, para impartir casi todas las asignaturas. El sistema se apoya en teleclases que se emiten por la televisión nacional.
“Jamás podrá construirse con solidez a partir de dogmas, empecinamiento, desconocimiento de la realidad real o ignorando los mensajes alertadores de la experiencia y de los ciudadanos”, expresó Guevara, quien fue condiscípulo del veterano caudillo cubano, Fidel Castro, en la Universidad de La Habana.
El respetado cineasta participó en la creación de la UNEAC, fundada por el poeta nacional, Nicolás Guillén, el 22 de agosto de 1961.
La institución cuenta hoy con más de 8,500 integrantes, como resultado de un proceso que propició, en los últimos 10 años, el ingreso de personas de un nivel profesional que fue cuestionado en el presente Congreso (Su intervención se publica íntegra en esta misma edición).
Las cosas por su nombre
Las reflexiones y debates, tomando en consideración lo publicado por los medios nacionales, tocaron y cuestionaron las esencias de circunstancias, problemas y conceptos.
“Toca profundizar y debatir no sólo lo que el socialismo significa, sino, lo principal, en cómo tornarlo como un destino atractivo y culturalmente deseable”, afirmo un escritor.
“Preparémonos para el nuevo destino de nuestro país”, dijo sin medias tintas el Historiador de la Ciudad de La Habana, Eusebio Leal, cuyas palabras fueron interrumpidas por repentinos aplausos y cerradas por una sonada ovación.
Leal reconoció los cambios emprendidos por Raúl Castro, tras asumir el poder el pasado 24 de febrero y sustituir a su hermano mayor.
“Cada día las noticias que nos llegan son alentadoras, y no es como dicen nuestros mortales enemigos, un tema cosmético”, expresó el relevante pensador y orador cubano.
“¡Qué bueno es que podamos tener teléfono, es legal!” dijo, emocionado, mientras mostraba el celular que llevaba en el bolsillo de su camisa. Y añadió:
“Todos estamos esperanzados. ¿Por qué? Porque el país, efectivamente, asume que lo que hasta ayer no fue conveniente o prudente, hoy es necesario”.
“¡Que bueno que se cumpla (...) que sea tuya la tierra que trabajas, como es tuyo tu amargo sudor'!," dijo.
Al inicio de sus palabras, Leal evocó la frase inolvidable de la escritora francesa Marguerite Yourcenar, autora de Memorias de Adriano:
“Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estaba solo”.
“Una reunión como esta de hoy –dijo--, no podría celebrarse en ningún lugar del mundo porque no existe aquél donde los intelectuales, los escritores, los artistas, se puedan reunir y que sus ideas no ya cuestionen, sino que influyan y hasta determinen en la vida de un Estado y de una nación.
“Ese privilegio que nos dio el tiempo, está unido a la ausencia que se produjo cuando el primer día no estuvo con nosotros Fidel” –opinó el historiador, ensayista e investigador (El discurso íntegro de Eusebio Leal fue publicado en nuestra edición de ayer, sábado, en la Sección de Cultura)
Temas y reclamos
El Congreso debatió una decena de informes que pretendieron abarcar las esencias del trabajo cultural y de la cultura como elemento de identidad, relacionadas directamente, entre otros aspectos, con la proyección internacional del arte y la literatura cubanas, la relación con los jóvenes creadores, cultura y turismo, política cultural y medios masivos, la enseñanza artística, el trabajo cultural comunitario, el nexo entre la cultura, las ciudades y la arquitectura.
Sin embargo el tema cultura y sociedad sería, desde el inicio, el más susceptible por su relación intrínseca y actual con asuntos y situaciones que afronta el país.
Las manifestaciones de racismo y discriminación, tanto por color de la piel como por preferencias sexuales e inclinaciones religiosas, figuraron igualmente entre los debates –muchas veces ardientes-- de la reunión, junto a pagos e impagos, falta de estímulos y bajos salarios, manifestaciones de doble moral, prohibiciones y trabas internas, el pálido reflejo de la realidad cubana en los medios de prensa, la radio y la televisión, el deterioro de ciudades, vías y edificios emblemáticos de la arquitectura nacional, la existencia de una doble moneda, trabajo y contratos en otros países, el fenómeno de la emigración.
El ministro de Cultura, Abel Prieto, recordó en su discurso de clausura del Congreso los numerosos pasos de avance en otros polos del sector cultural y de la vida del país en general.
“El éxodo artístico no cesa y se acompaña del destierro, muchas veces, también de la obra de los que emigran, en que a la larga (...) mutila nuestra realidad cultural”, dijo el poeta y ensayista Cintio Vitier, cuyas palabras fueron resaltadas por varios oradores.
Tocante a los medios de difusión, la reunión rebasó las expectativas y “puso el dedo sobre llagas ancestrales”, según explicó otro representante del interior de la isla.
El cantautor Amaury Pérez pidió la segunda intervención por parte del gobierno, del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), cuya producción fue criticada con severidad.
Al sector se le adjudicó “falta de construcción de un proyecto propio con respecto a ese horizonte que pueden tener los medios en Cuba, que no surja sólo en proyectos aislados, sino como estrategia inclusiva y diversa”.
Sobre la política informativa, trazada por el Partido Comunista, existió coincidencia en que genera mucha insatisfacción la manera en que “por varias razones” se reproducen las noticias y “cómo se descubre detrás una política informativa que tiene muchos lados flacos”.
El propio Raúl Castro demandó, en la sesión de clausura, “más información”.
Las ausencias de Carlos Lage
Pasada la medianoche del jueves, tras una extensa jornada de debates y discusiones en sesión plenaria, el vicepresidente Carlos Lage dijo que leyó con detenimiento todos los documentos del Congreso, incluyendo los de cada comisión.
“Y no tengo dudas en calificarlos de profundamente revolucionarios y, en consecuencia, críticos”, afirmó.
“Estoy satisfecho –acotó-- con haber dedicado unas pocas horas de mi tiempo a lo que vine, a escuchar, a aprender.
“Me ha sido útil oír ideas nuevas y otras no tan nuevas; me ha sido útil escuchar conceptos que me parecen correctos y otros que necesito más tiempo para meditarlos”, explicó.
Dijo sentirse distante del pesimismo de algunos --“dos o tres, por suerte”--, y admitió que comprende “la impaciencia de todos porque es la nuestra; me alienta la fe de muchos, la inmensa mayoría, o todos”.
Lage reconoció la situación que debió afrontar el país tras el derrumbe del bloque comunista en Europa del Este y la desaparición de la Unión Soviética, al decir:
“Venimos de una ausencia dramática de alimentos y medicamentos, de calles desoladas, de noches oscuras, de doble moneda que es como una doble bandera, con la atenuante de que ambas son nuestras.
“Venimos, y en alguna medida lo estamos, de un período histórico de casi dos décadas en que nos propusimos sostener un ideal de justicia que ya no era posible defender y que logramos, para asombro de todos y de nosotros mismos”, sentenció.
El más joven de los vicepresidentes cubanos, de 56 años de edad, dijo sentirse “sinceramente, más orgulloso que nunca de los escritores y artistas de Cuba”.
Su breve alocución, que POR ESTO! también publicó íntegra en su Sección Internacional de ayer, sábado, quedó atrapada en las mentes, según afirmaron asistentes citados por una radioemisora, de igual forma que con el contenido de una carta enviada por Fidel Castro a los delegados.
"Todo lo que fortalezca éticamente a la revolución es bueno, todo lo que la debilite es malo," escribió Castro en un giro que recordó de inmediato sus palabras en el Primer Congreso de Educación y Cultura, 40 años atrás, cuando advirtió:
"Dentro de la revolución, todo; contra la revolución, nada”. Fue el apotegma que marcó el rumbo futuro de la política cultural desde ese momento y hasta el presente Congreso de la UNEAC, devenido un parteaguas que marcará un antes y un después.
La UNEAC: Capítulo 2
El nuevo Consejo Nacional, de 150 miembros, y la Presidencia de la UNEAC, compuesta por una docena de relevantes figuras del intelecto y las artes, fueron electos mediante voto secreto. Los encabeza ahora el escritor, poeta y etnólogo Miguel Barnet.
En la relación total de integrantes de ambas instancias, se incluyen hoy narradores, dramaturgos, poetas y artistas que permanecieron en el ostracismo durante décadas, cumpliendo sanciones no escritas, por el contenido de sus obras, sus preferencias sexuales o sus creencias religiosas.
“Esto marca un nuevo capítulo porque aquí se reúne lo mejor del pensamiento y la cultura de nuestra nación”, señaló un delegado que reconoció haber aplaudido mucho “a los compañeros que nos dirigirán en lo adelante”.
El joven crítico teatral y ensayista Omar Valiño, director de la casa editorial Tablas-Alarcos, electo como uno de los vicepresidentes de la UNEAC, dijo que “están siendo rebasados los límites de una sola institución”.
“Se trata de algo globalmente imprescindible para la supervivencia de Cuba y de nuestro proyecto social”, agregó.
“A veces la gente diseña, desde un punto de vista muy cerrado y personal, cómo deberían ser los medios, y lo interesante ha sido escuchar distintos puntos de vista que han tornado más compleja la discusión.
“Son asuntos que no se resuelven con un “timonazo” hacia un lugar o hacia otro”, advirtió.
“Hay una suerte de confusión mundial sobre el estado de nuestras polémicas”, comentó y argumentó:
“En Cuba siempre se ha polemizado, se ha discutido, lo que le faltó a esos intercambios en otras etapas de la Revolución fueron espacios publicitados hacia toda la sociedad.
“Ahora –opinó-- las polémicas, que cada día ganan más amplitud pública, son de ida y vuelta; distintos sectores discuten y uno recibe diferentes ángulos en la apreciación de los problemas.
“Se habla –dijo-- cada vez con mayor libertad, lo que ofrece una mayor posibilidad de profundizar.
“Al hacerse más habitual la polémica se produce de manera más colectiva y, por tanto, más efectiva.
“No se trata de una tarea más, es una respuesta a una necesidad de incorporar al otro”, concluyó.
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