Ricardo Andrade Jardí
No deja de ser de lo más curioso, por no decir peligrosas, las incongruencias del discurso fecalista vociferado por la telecracia.
“Que si la izquierda esto…”, “que si la izquierda aquello…”, que la izquierda moderna tal cosa, que si la izquierda madura, que esto, que lo otro, pero de la verdad ni pío de lo que se juega este país donde las leyes sirven para dos cosas: para nada y para una chingada.
Mucho nos hablan las huestes fecalistas de “democracia, de tolerancia, de diálogo, de compromiso”… Pero en la práctica vemos a una inmadura conservadora derecha castrante, que una vez en el poder no ha hecho otra cosa que mostrarse aun más corrupta que el PRI. Una derecha que, incapaz de gobernar, no hace otra cosa que administrar recursos públicos a favor de intereses privados. Una derecha que ha dado paso a que, poderes de facto, empresariales y monopólicos, sean en realidad los que nos desgobiernan.
En eso radica justamente que el usurpador Fecal se importe como demócrata, pero que él junto con su partido político, se negaran al ejercicio bien, pero bien democrático del recuento de votos y al que hasta hoy no sean capaces de hacer públicas las supuestas actas electorales con las que afirman haber ganado junto con la voz “honesta” del cuñado proveedor del IFE y de esa lógica (ilógica) se desprende también la negativa nada demócrata de abrir un debate nacional sin prisas, y donde todas las voces de la sociedad tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista, a favor o en contra, de que se abra, o no, la inversión privada al sector energético. Pero esa lógica (ilógica) que pretende aprobar modificaciones constitucionales que definitivamente cambiarán el destino de México, sin dar tiempo a que las voces expertas expresen sus argumentos y en general la sociedad conozca y pueda formarse una opinión crítica al respecto, son los factores que confirman la nula vocación democrática de nuestros poderes de facto empresariales y telecráticos y de las derechas populares (monárquicas) que hoy ocupan puestos de “mando” en el usurpador desgobierno de Fecal.
No se hará esperar, nuevamente, el linchamiento mediático contra el enorme movimiento de resistencia civil pacífica que se opone a la aprobación de una reforma energética (que modifica la Constitución sin modificarla) presentada por un desgobierno sin legitimidad alguna para más de la mitad de la población, que por un lado carece hasta ahora de argumentos firmes y sostenibles para que se abra el sector energético y particularmente lo relacionado al petróleo a la “inversión” o saqueo privado (nacional y extranjero) y que por otro lado se pretende que se apruebe sin el evidente y necesario debate nacional, en el que no sólo se discuta la necesidad o no de abrir el control de nuestros recursos energéticos al capital privado, sino del que salgan nuevas alternativas energéticas menos contaminantes, así como soluciones concretas para mejorar y modernizar (sin que la maestra meta su rostro) PEMEX, hasta hoy una de las empresas más rentables del continente, pese a los 25 años de neoliberalismo que han intentado quebrarla, para luego rematarla.
Los mexicanos merecemos un verdadero debate, en el que los tiempos del neoliberalismo no impongan reformas que a futuro serán la ruina definitiva de lo poco que nos han dejado de nación.
La experiencia de la pripantización en el continente no ha dejado nada bueno, aprendamos de eso para que no nos suceda lo mismo.
Defender el debate nacional, es defender México.
¡Todos a informarnos, para que todos informemos! ¡No permitas que la TV desgobierne tu vida, mejor vívela contra-informado!
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