Julio Hernández López
1.- De aprobarse en los términos sustancialmente planteados, la iniciativa calderonista de reforma petrolera daría a sus principales promotores actuales un poder económico que no sólo aumentaría sus fortunas personales y familiares, sino que los convertiría en factores consolidados de futuras manipulaciones políticas y electorales mediante el uso de dinero “empresarial”. Si el gran negocio de la telefonía tuvo como beneficiaria a la pareja denominada Carlos and Charlie, el del petróleo instauraría el binomio Feliván y Manemilio. Tal concentración de poder económico y político convertiría a la sociedad mexicana en un ente manejable mediante farsas democráticas (en las que participaría la izquierda bien portada) convalidadas por el periodismo electrónico oficialista y a México en simple proveedor de materias primas para enriquecimiento de firmas trasnacionales.
2.- De no haberse atravesado la resistencia civil pacífica, el aparato legislativo dominado aritméticamente por los socios PRI-PAN ya habría cubierto la ruta de simulaciones que desembocaría en la aprobación “democrática” de la iniciativa felipilla. La ira de los opinantes alineados a Los Pinos y de grupos de ultraderecha, como el que patrocinó un espot fascista, son proporcionales al impacto que a sus proyectos “institucionales” causó la irrupción de un movimiento firme y decidido que obligó a posponer la aprobación numéricamente mayoritaria y a abrir un debate que entraña el peligro de que estallen nuevos escándalos de corrupción (como los del comisionado porcentual Juan Camilo Mouriño) o que sea técnicamente imposible sostener la mentira central del alegato calderónico de que el formato propuesto a las cámaras no significa privatización.
3.- En el trazo originalmente hecho por los integrantes de la hipotética nueva camada de multimillonarios se contaba con la participación de la izquierda colaboracionista encabezada por el jefe Chucho (los panistas favoritos de Palacio ya se han estado repartiendo, entre sangre y abusos, el negocio del narcotráfico, pero con el pastel del petróleo se sueñan los nuevos Alemán o Hank). Otra voz solidaria sería la de Cuauhtémoc Cárdenas, siempre dispuesto a abrir flancos de ataque a los planteamientos lopezobradoristas.
4- Los estrategas de Los Pinos esperaron a presentar su iniciativa de reapropiación petrolera luego que se realizara la elección interna del PRD que les ofrecía dos escenarios: un triunfo de Jesús Ortega, que apoyaría el proceso tramposo de debate simulado-aprobación acordada de la mencionada iniciativa (de hecho, el ahumado Graco Ramírez hizo lo previsto, al firmar un proyecto de organización de debates que rápidamente fue colocado por Los Pininos en la bolsa mexicana de medios como una demostración de que la izquierda bonita sí quiere discutir y ser moderna) o una riña electoral de escándalo que, restando autoridad moral al conjunto partidista, ayudaría a demeritar la postura del segmento contrario a la privatización.
5.- El levantamiento pacífico contra el atraco petrolero (adelitas en las calles, determinados legisladores en las tribunas camarales) obligó a los colaboracionistas a posponer o matizar sus definiciones públicas y a sobrellevar en lo posible la necesidad táctica de no escenificar rupturas inmediatas. Instalados en dos bandos, los discípulos de Jesús (Felipe del Sagrado Corazón de) mostraron reticencia y crítica a través del candidato Ortega y, al mismo tiempo, taimada cooperación con la rebeldía masiva a través de personajes como Carlos Navarrete (no se olvide que los principales personajes de esta corriente provienen de la escuela política de Rafael Aguilar Talamantes, emblema indiscutido del uso de las apariencias levantiscas para conseguir beneficios particulares o de camarilla).
6.- Hoy ya no es posible a los chuchos hacer como que navegan en dos aguas. Calderón ha cerrado tratos y ha recibido promesas de protección de Estados Unidos a través del ente de dominio subcontinental llamado Aspan y, en el plano doméstico, panistas y priístas están impacientes por pasar el trago molesto de los 70 días de “discusión” y votar como lo habrían hecho desde el primer día. El chuchismo está ayudando a instalar una coartada de represión al desmarcarse de sus presuntos compañeros de partido o ideología y contribuyendo con esos deslindes a que el calderonismo difunda como verdad la apariencia de que “el PRD” ya ha aprobado el esquema de predeterminados debates legislativos y que, por tanto, la persistencia opositora sólo sería una necedad urgida de ejemplares castigos.
7.- El servicio contratado está dispuesto (con algunas tardanzas, por imprevistos en el camino, que el cliente sabrá justificar). Por ello es que la fracción de Nueva Izquierda empuja para suspender la toma de las tribunas y se alista, con el jefe pródigo, C.C., por delante, a cumplir el rol de debatir para aprobar, de ejecutar las artes de la polémica sobre pedido para que surja, legítima, la aprobación petrolera desde siempre tan sabida. Y, para cerrar la comprobación de alianzas: Ruth hace berrinche ya no sólo con quienes desde el PRD la acusan de traición sino incluso contra un senador que es miembro del círculo íntimo de Juan Camilo Mouriño, el duranguense Rodolfo Dorador Pérez Gavilán, que ante el pleno de sus compañeros legisladores dijo que el zombi de Galicia fue quien “sentó” a Pataleta en la presidencia de la sesión alterna de la cámara de diputados del pasado 15, en un auditorio del edificio E de San Lázaro (recordarán sus astilladas mercedes que la diputada PTLT llegó extrañamente a dirigir la sesión cuando ésta ya había comenzado y la conducía el priísta vicepresidente Arnoldo Ochoa). Según el indiscreto Gavilán panista, Mouriño “sentó” a la formalmente perredista en el sitial directivo para que pudiese ser aprobada la autorización del viaje reciente a Estados Unidos de Felipe Calderón.
Y, mientras en el SNTE se viven drásticas peleas familiares por el poder, ¡hasta mañana, con Ana Guevara corriendo en contra de su arranque original que fue de apoyo a Felipe Calderón!
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