UN SALUDO A LOS QUE VAN POR EL RUMBO DE HISTORIA
El texto que transcribo enseguida, fue enviado el pasado domingo a las senadoras y senadores que tomaron la tribuna. En este mismo mensaje se extiende mi reconocimiento a las legisladoras y legisladores que se mantienen en la tribuna de la Cámara de Diputados. Hoy, miércoles 23 de abril, quiero agregar que 70 días para el debate son del todo insuficientes. Lo que está en juego es el destino de la nación y no meros cacahuates.
El texto que transcribo enseguida, fue enviado el pasado domingo a las senadoras y senadores que tomaron la tribuna. En este mismo mensaje se extiende mi reconocimiento a las legisladoras y legisladores que se mantienen en la tribuna de la Cámara de Diputados. Hoy, miércoles 23 de abril, quiero agregar que 70 días para el debate son del todo insuficientes. Lo que está en juego es el destino de la nación y no meros cacahuates.
Señoras y señores senadores:
Hitler, Mussolini, Pinochet y Victoriano Huerta, iban en contra de la historia. Ustedes, en cambio, van con la historia, por el mismo camino, por el mismo rumbo.
Los que van en contra de la historia caen necesariamente, se derrumban. Los que van con la historia, crecen. La misma historia se encarga de engrandecerlos.
Los que van en el rumbo de la historia, no se equivocan. No al menos en lo que es esencial. Más aún, cuando se va por el rumbo de la historia, los inevitables errores pueden ser considerados como pecados de poca monta, como pecados menores. La razón es simple: Tales errores no hacen mella en lo que es fundamental, en la esencia.
Ustedes no se han equivocado al tomar la tribuna. En su esencia, es un acierto esta toma. No sólo por sus objetivos. También porque es imprescindible que el pueblo mexicano y todas las fuerzas políticas perciban y vean que los caminos pacíficos son poco menos que inagotables.
Por tanto, ninguna campaña publicitaria, por fuerte, dura y ponzoñosa que sea, los debe hacer flaquear. Tampoco las incomprensiones de entrañables y nobles amigos que, confundidos, titubean frente al bombardeo de los medios. Felizmente son amigos que la derecha no puede contar entre sus filas.
Tampoco los deben hacer flaquear las defecciones de gente de izquierda que se amilana y retrocede ante la crítica feroz de la derecha antidemocrática, provocadora y belicosa. Estas defecciones deben producir el efecto contrario: Hacer política, mucha política para sumar.
De ningún modo es fácil soportar tanto veneno. Pero sólo es propaganda falaz. Las campañas que realmente desprestigian y hasta producen estragos incurables, son las basadas en la verdad. Este no es el caso.
Además, deben ustedes tener presente que se trata de una campaña hecha para alimentar la antihistoria, Por tanto, si alguna mella hace entre el pueblo mexicano, va a ser muy temporal. Más temprano que tarde se va a desinflar.
En cambio, los legisladores que defienden la base material que da sustento y viabilidad a la nación, van a ver los frutos de su lucha y van a tener el reconocimiento de la mayoría del pueblo mexicano. ¿Cuándo? Quizá no sea mañana. Pero los autores de esos spot ignoran que la historia no se hace en un día.
Ustedes están dando una lucha de carácter histórico. Tiene este carácter porque forma parte de las grandes luchas que dan viabilidad al engrandecimiento de la nación. Ustedes lo saben bien: Todos los grandes mexicanos que han dado este tipo de batallas, han sido víctimas del vituperio. Ninguno de esos gigantes ha sido objeto del aplauso fácil. El reconocimiento les ha sido otorgado mucho después.
La historia está del lado de ustedes. ¿Por qué? Porque la historia la hacen los pueblos luchando por sus necesidades. Y ustedes están dando la pelea por la necesidad --urgente y extraordinaria-- de que nadie, por poderoso que sea, clausure la viabilidad de la nación. Esta clausura es la que se pretende con la política petrolera prianista.
Si para evitar la clausura de la viabilidad de México, era una prioridad la toma de las tribunas del Senado y de la Cámara de Diputados, entonces bienvenida la clausura del Congreso. Es una clausura del todo saludable.
Lo sabemos bien: La derecha mexicana no puede hacer historia. Historia es avance, es progreso en todos los sentidos. Es esencialmente bienestar material y espiritual de toda la nación.
Pero en vez de avance, con la derecha hay retrocesos y grandes riesgos de violencia, según lo enseña la historia de nuestro país. No sabe ni puede gobernar. Tampoco sabe hacer el mejor uso de nuestros recursos naturales. Por eso ha sido y es entreguista. La derecha es, en suma, esencialmente antihistórica.
Por su carácter antihistórico la derecha va, en materia petrolera, por un camino que nada tiene que ver con las aspiraciones del pueblo mexicano. Por eso su fracaso es del todo previsible.
En cambio, los que caminan junto a las necesidades del pueblo, los que hacen de esas necesidades sus propias banderas, deben estar plenamente seguros de que van por el camino correcto, por el camino de la historia y, en consecuencia, van rumbo a la victoria.
Valgan estos puntos de vista como el sincero reconocimiento de un modesto mexicano a todas las senadoras y diputadas, lo mismo que a todos los senadores y diputados que siguen firmes en esta grandiosa lucha contra la clausura de la viabilidad de la nación.
Atentamente
José B. Oviedo Garza
Militante de izquierda de toda la vida
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