Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri
No les sale a los panistas, conservadores y, en el mejor de los casos, derechistas (cuando no santurrones) que se resisten a dar al César lo que es del César, lo de recordar a lo mejor de los mexicanos que en el terreno de lo social y la política lucharon por las causas más democráticas. Uno de ellos: Emiliano Zapata, no solamente traicionado por Carranza y los “carranclanes”, sino por el “barbas de chivo” mandado asesinar, para tratar de apagar la rebelión campesina que, con el incipiente movimiento obrero, fueron el pueblo de la Revolución, cuyo centenario es más que cenizas en el contexto de la nueva crisis social nacional.
Mejor nos enteramos del sobresaliente homenaje a Zapata, entre el oportunismo y el populismo del protagónico presidente de Venezuela, que de la casi en secreto celebración calderonista.
Fíjense, el párrafo anterior escrito por un periodista serio, de izquierda y por lo general acertado en su apreciaciones, califica de oportunista y populista al presidente de Venezuela, es decir, igualito a Fox, hasta parece que lo estoy oyendo; entonces, si alguien informado y comprometido ni cuenta se da de la influencia que la prensa mundial ha penetrado en su opinión, cómo será con aquellos que no lo están. ¡Ojo, mucho ojo! Estemos conscientes, no le crean nada a los medios masivos, rechacen de inmediato la información que les dan porque se mete como veneno sin que uno se de cuenta, mejor infórmense en diversas fuentes alternativas de quiénes verdaderamente son aquellos que son denostados por los medios, por lo general es todo lo contrario.
El inquilino de Los Pinos se sigue marginando del ejercicio político que implica su cargo y de que hay coyunturas que debe aprovechar. Nada de eso. Envió como su representante al jalisquillo, secretario de Sagarpa, el tristemente célebre “Bebeto” Cárdenas Jiménez. Es el mismo del error tras el error en su desempeño. Éste se fue para Cuautla, en lugar de para Chinameca, el lugar del crimen entonces (el 10 de abril de 1919), alentado por los hacendados que ahora son los agricultores protegidos por el TLC y las administraciones de los últimos cuatro sexenios y lo que va del actual.
El campo de los ejidatarios, de los campesinos, de las tierras comunales y hasta de los pequeños propietarios, que sobreviven y se mantienen, resistiendo todavía en sus tierras, han sido olvidados. No hay, desde la entrada en vigor del TLC una política ni agraria ni agrícola. Por eso es que se tienen que traer los granos necesarios: maíz, trigo, frijol, etc., para cubrir las necesidades básicas de los mexicanos empobrecidos, desempleados, a los que constantemente les aumentan los precios. Tenemos, con todo y los que se van a la agricultura de Canadá y sobre todo a la estadounidense, suficientes mexicanos que están apegados a la vida rural, como para un renacimiento de esa producción.
Pero Calderón no ve más allá de la exploración en aguas muy profundas del petróleo y por todas partes le han bombardeado su semiprivatización de PEMEX. Pasar por alto el día dedicado a recordar a Zapata, con un discurso insulso de su enviado, es para dar a entender que no le importa al calderonista el presente del campo ni de los campesinos que se mueren de hambre. Allá, muy por el Sur, entrenado por Milpa Alta, dicen que Zapata sigue viviendo y cabalgando. Y los mitos históricos llegan a convertirse en realidad. No se le vaya apareciendo Zapata a Calderón, como ya se le apareció a Lázaro Cárdenas.
En todo lo demás tiene razón.
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