Por María Teresa Jardí
Podemos seguir engañándonos al decir que el PRI es la cultura nacional. Podemos seguir acusando al PRI de ser la cultura nacional para lavarnos las manos. La cultura nacional somos todos. La derecha no tiene escrúpulos, pero no veo a Rajoy vendiendo España al mejor postor como hace, con el aval de los panistas, Felipe Calderón. Ni siquiera a Aznar lo veo haciendo lo anterior. Pero claro tampoco veo al pueblo español permitiéndolo.
Ni qué decir de la izquierda. La izquierda no existe como institución en México. Pensadores dispersos de esa ideología hacen lo que pueden en las universidades y en los poquísimos diarios donde los admiten todavía y en los aún menos que quedan con línea editorial de izquierda.
Los partidos aspiran a llegar al poder para convertirse en la calca del PRI. De un PRI devaluado, degenerado, corrupto, inmoral, insalvable. Pero eso es lo que quieren ser PAN y PRD y ni qué decir de la parásita chiquillada.
El país se ha venido rematando desde hace ya demasiado tiempo para que ahora se asombre nadie. Y los legisladores de “izquierda” permitieron el remate, incluso con el argumento de que las leyes siempre son perfectibles.
Sí, las leyes siempre son perfectibles. Pero en los Estados de Derecho sólo se cambian las leyes para mejorarlas nunca para empeorarlas como sucede desde ya un buen rato aquí. Por eso asesinaron a Abraham Polo Uscanga, porque denunció que la derecha se estaba creando las leyes a modo del país del que se venía apoderando para no volver a soltar el poder.
Ley Televisa es un buen ejemplo al respecto. Patético Pablo Gómez diciendo que no la habían leído y además mentiroso: les ordenaron y obedecieron, para que no golpeara esa impresentable empresa a AMLO y ya todos conocemos las consecuencias.
No sabemos ya lo que es tener una legislatura que piense en el pueblo antes que en sí misma. Y lo lamento de verdad. Pero viendo ayer la foto de los sonrientes legisladores del FAP con Javier González Garza a la cabeza en la tribuna del Congreso “tomada”, se me van las dudas con relación a una idea que me había venido dando vueltas en la cabeza desde hace unos cuantos días.
La toma de las tribunas está acordada con el PRI y el PAN para entretener al movimiento ciudadano. Mientras los legisladores del PAN y del PRI aprueban reformas que en realidad sólo legalizan lo que ya se viene haciendo. Fecal —que viaja con el aval de los legisladores, no lo olvidemos— vende al mejor postor, en el extranjero, para rematarla, los bonos de una institución que se dejó morir de inanición, pero la que resultó de tan buena pasta que no se murió. El PRD conserva los votos del movimiento ciudadano fingiendo que no aprueba, lo que claro que aprueba. Miles de páginas se podrían escribir con los ejemplos de lo que ha aprobado el PRD y que jamás abría aprobado un partido realmente de izquierda.
Un montaje perfecto en que cada uno cumple la parte que le toca. Unos distraen, otros aprueban inmorales, ilegítimas y carentes de ética reformas y el otro remata, mientras acuerda los pormenores del PLAN México que se conoce también como Iniciativa Mérida. Y ahí salta otra ley también aprobada, a pesar de ser “perfectible”, por la izquierda partidista, que no existe, porque eligió ser parte de la cultura priísta y ahí es donde entra también el impresentable Velasco Arzac con los spots, que tardíamente el IFE ordena que se quiten, luego de que la telebasura ya ha bombardeado suficiente las mentes de sus televidentes, creando el odio necesario para justificar la represión y las mentiras, que con las distracciones no cuelen.
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