Myanmar: Ayuda “a fuerzas”
La Junta Militar de Myanmar no permite la entrada de personal extranjero
México, D.F., 12 de mayo (apro).- A casi una semana del paso del huracán Nargis, la Junta Militar de Myanmar no permite la entrada de personal extranjero en brigadas humanitarias a las zonas afectadas. “El gobierno acepta los suministros y el dinero pero no a las personas”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores de Myanmar, Win Aung, mediante un comunicado publicado este viernes en el periódico oficial La Luz de Myanmar. Y añadió: “Actualmente Myanmar da prioridad a recibir suministros de emergencia y está haciendo esfuerzos extraordinarios para transportar esos bienes sin retraso con sus propios equipos a las áreas afectadas”.Cuatro vuelos que transportaban suministros del Programa Mundial de Alimentos de la ONU llegaron a Rangún el jueves 8, así como otro del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Los cargamentos fueron decomisados.En respuesta, la ONU suspendió el envío de ayuda humanitaria a Myanmar. El anuncio fue hecho por un vocero del PMA en Tailandia, quien acusó al régimen militar de apoderarse de 38 toneladas de alimentos y equipo que habían llegado el jueves al aeropuerto de la excapital birmana.Sin embargo, varias horas después los miembros del Programa Mundial de Alimentos pensaron en los damnificados y reanudaron el envío de ayuda humanitaria en tanto siguen tratando de convencer a la Junta Militar que conceda visas a los brigadistas.Este día Paul Risley, portavoz del PMA, dijo en conferencia de prensa: “Nos preocupa mucho que estos alimentos no estén llegando a las víctimas seis días después que se registró el ciclón”.La ONU no cree que los militares birmanos tengan la capacidad para lidiar solos con la devastación y hacer llegar a tiempo la ayuda a los lugares incomunicados, los que, según las fotos satelitales de la NASA, aún están bajo las aguas.Los temores de la ONU crecen debido a que ha pasado casi una semana y mucha gente no ha recibido atención médica, agua potable y alimentos.India y Tailandia enviaron suministros, los que fueron repartidos por los soldados. La televisión oficial mostró a oficiales y generales visitando a los sobrevivientes y repartiendo botellas de agua y paquetes de comida.En conferencia de prensa el director de asistencia humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas, John Colmes, dijo que hasta el 6 de mayo treinta países habían entregado ayuda por un monto de 30 millones de dólares.Un escaso número de agencias de ayuda humanitaria que operan en Birmania informan que lograron distribuir alimentos en la zona del delta de río Irrawaddy, pero asumen que sólo lograron llegar a 10% de la población en riesgo.
Cerrado de lunes a lunes
Myanmar cerró sus fronteras desde 1962, año del golpe militar contra el presidente U Nu, y prácticamente desde entonces han permanecido selladas.Son muy pocas las organizaciones humanitarias extranjeras que trabajan en ese país, entre ellas World Vision y Save The Children.Esta última ha desarrollado proyectos para la infancia desde hace 14 años y tiene 35 oficinas y centros de apoyo para los niños en todo el país. Después del paso del huracán, los militares birmanos prohibieron la entrada a la prensa extranjera.Sin embargo, mucha de la información no oficial sobre la catástrofe se conoce gracias a los activistas que se encuentran sobre el terreno. Tim Costelo, director de World Vision en Myanmar, fue una de las primeras fuentes para la prensa.Y Andrew Kirkwood, director de Save The Children Myanmar, cada día, a manera de bitácora, escribe cómo van las cosas y la BBC lo reproduce. A pesar de las prohibiciones, el reportero de la BBC Paul Danahar logró entrar al país y atestiguar el desolador panorama.Danahar advierte en sus despachos que es urgente retirar los cadáveres en estado de descomposición que se han convertido en una fuente de infección.El canciller birmano Win Aung afirmó hoy en un comunicado que “Myanmar no está lista para recibir equipos de búsqueda y rescate, así como miembros de la prensa extranjera”. El ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, sostuvo el martes que París otorgaría una contribución de 200 mil euros (poco más de 300 mil dólares). “No es mucho dinero, pues no confiamos en el uso que los ministros birmanos puedan dar al dinero”, dijo.También declaró que el gobierno francés plantearía la cerrazón del gobierno birmano ante el Consejo de Seguridad de la ONU, para que el organismo tomara cartas en el asunto. Y sugirió se hiciera llegar la ayuda humanitaria “por aire y por la fuerza”. En conferencia de prensa el 6 de mayo desde la sede de la ONU en Nueva York, el director de asistencia humanitaria, John Holmes, reconoció que los organismos internacionales enfrentan dificultades para entrar al país, pero descartó la sugerencia del canciller francés, pues consideró que eso generaría una “confrontación innecesaria”. La hipótesis de arrojar en paracaídas víveres y medicinas es una de las opciones tomadas en consideración, si continuara la prohibición de ingresar al país.La televisión estatal de Myanmar informó que los muertos ascienden a 22 mil 980.Sin embargo, la Junta Militar estimó que tan sólo en el distrito de Labutta, en el delta del río Irrawaddy, la zona más afectada, 80 mil personas habrían perdido la vida.Andrew Kirkwood, director de Save the Children en Myanmar, afirmó: “Existe una urgencia humanitaria La situación es tan grave como la del tsunami de 2004.En sus informes y reportes diarios difundidos por la BBC y plasmados en la página web de la ONG, Kirkwood alerta:“Sabemos perfectamente que la población del delta del río Irrawaddy está compuesta en 40% de niños menores de 18 años, y tememos por ellos. Hemos tenido acceso a esas comunidades a lo largo de 13 años de trabajo. Hay 41 mil personas desaparecidas y tememos que ya estén muertas”.La ONU estimó que un millón de personas perdieron su vivienda. “Temo que descubriremos otras tragedias en los próximos días”, dijo en Ginebra Pierette Vu Thi, responsable de los Programas de Emergencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).El subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, John Holmes, reportó que unos 5 mil kilómetros cuadrados del delta del Irrawady están aún bajo el agua.
Negligencia asesina
La oficina de las Naciones Unidas para Estrategias Internacionales para la Reducción de Desastres (UNISDR) responsabilizó al gobierno en Myanmar del enorme número de víctimas por no haber tomado las precauciones necesarias, por no haber advertido a tiempo a la población y por haber reaccionado tarde y mal. El gobierno de Myanmar no instaló un sistema de alarmas, indispensable en la región que está casi al nivel del mar. Tampoco invirtió un centavo en un sistema de diques, presas y compuertas, como el que preparó Bangladesh con ayuda de especialistas holandeses, expertos en ganarle terreno al mar. Para colmo, Birmania ha destruido buena parte de sus manglares, una barrera protectora natural contra tsunamis y huracanes.El exministro sueco Jens Orback estaba en la ciudad de Yangón cuando llegó el huracán. Atestiguó ante los micrófonos de la BBC la parálisis de las autoridades ante la emergencia.A principios de los sesenta Birmania era uno de los países más prósperos de Asia. En 1962 los militares perpetraron un golpe de Estado y asumieron el poder. Hoy el país está sumido en la miseria. La ONU estima que la población, de unos 50 millones de habitantes, gasta hasta 70% de sus ingresos mensuales sólo en comida.El reciente aumento del precio del combustible, resultado directo de lasreformas patrocinadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), volvió la situación insoportable para decenas de millones.Los golpistas disolvieron el Parlamento, abolieron la Constitución, desmontaron la organización municipal, acabaron con las autonomías de las diversas etnias, las sometieron con puño de hierro, acabaron con todas las libertades y garantías individuales, cerraron las fronteras, aplicaron una censura draconiana y le cambiaron de nombre al país por Myanmar.Las diversas etnias fueron condenadas a trabajos forzados, incluso los niños. Human Rights Watch ha documentado por décadas la leva, secuestro y trabajo forzado de infantes. Birmania fue una colonia inglesa (1885-1948), y los diversos grupos étnicos tuvieron una autonomía relativa, aunque con segregación racial.La Junta Militar que asumió el poder en 1962 abolió dicha autonomía.En nombre de la “unidad nacional” sometió a las etnias Karen, Shan, Rakhine, Kachin, Chin, Arkanesen y Mon. Ellas constituyen 40% de la población.Los grupos indígenas resistieron, lo que fue utilizado por la Junta Militar para justificar la represión. Después la resistencia se transformó en guerra civil. Su argumento: evitar “el desmembramiento” del país. El “estado de excepción” se volvió parte de la vida cotidiana y los horrores contra los civiles se perpetuaron.Al amparo del poder, los miembros de la Junta Militar, sus familiares y allegados multiplicaron las prácticas de corrupción que los enriquecieron. Than Shew, el comandante en jefe del Ejército, mandó construir una casa tan grande que cuenta con un campo de golf de 18 hoyos en su jardín. Las fotos satelitales de su hogar se pueden ver en Google Earth.El septuagenario general tiene una debilidad por las limosinas y cada año estrena una nueva. La boda de su hija Thandar Shwe en 2006 fue impresionante.La joven lució ese día un collar de piedras preciosas valuado en 50 millones de dólares, equivalente a tres veces el presupuesto nacional para la educación del país, según estimaciones de Burma Buro Germany. El video de la ceremonia también se puede ver en You Tube.Birmania posee riquezas naturales como gas, maderas preciosas, jade, perlas, rubís, zafiros y sobre todo es una gran productora de arroz, té, cacahuates, canela, cobre, plomo, carbón, amapola y petróleo.Pero los ingresos de sus exportaciones se quedan en la cúpula militar. El informe más reciente de Transparencia Internacional adjudica el primer lugar en corrupción a los generales birmanos en una lista de 180 países.El gas es actualmente el principal producto de exportación birmano y deja enormes ganancias. Actualmente, la mayoría de estos ingresos --entre mil y mil 500 millones de dólares por año, dependiendo de las fluctuaciones de los precios-- provienen de Tailandia.El gas de Birmania, entubado a tierra desde el Golfo de Martaban, genera aproximadamente 20% del suministro de electricidad de Bangkok.Además está en puerta la construcción de un ducto para surtir de gas a la provincia China de Yunán.Se trata de un contrato de mil millones de dólares. El profesor de economía Sean Turnell, de la Universidad Macquarie en Sydney, Australia, estima que las ganancias de Birmania por la venta de gas rondaron los mil 200 millones de dólares en el periodo 2006-2007.De manera que, dadas sus riquezas energéticas descubiertas recientemente, uno podría esperar que las finanzas públicas de Birmania fueran más bien florecientes, con excedentes en abundancia como para invertir en salud, educación y muchas otras cosas que el país tan desesperadamente necesita. Sin embargo, los ingresos por gas de Birmania prácticamente no alimentan su presupuesto. El huracán arrasó con todos los cultivos, lo que representará un golpe económico para la Junta Militar y hambruna para la población.
La Revolución Azafrán
En marzo de 1998 la insufrible situación económica y social detonó una serie de protestas y movimientos sociales que buscaban una apertura democrática.El Ejército reprimió en agosto de 1988 a los manifestantes, la mayoría estudiantes en las calles de Rangún, la capital. Sin embargo a cada embate de los uniformados, las protestas crecían. La Junta anunció elecciones “libres”.En esa coyuntura nació la Liga Nacional por la Democracia (NLD). Esta propuso como candidata a la presidencia a Aung San Suu Kyi, hija de Aung San, héroe de la independencia birmana.La NLD ganó 396 de los 485 escaños, pero la Junta no reconoció el triunfo de la oposición. Aung San Suu Kyi fue arrestada. La emblemática luchadora social recibió el Premio Nobel de la Paz en 1991, pero no se le permitió viajar a Suecia a recibirlo.La líder opositora birmana lleva 11 de los últimos 17 años bajo arresto domiciliario. Por su parte, la NLD formó un gobierno en el exilio.En septiembre del 2007, 70 mil personas salieron a la calle exigiendo democracia. Al frente de las manifestaciones había 30 mil monjes budistas.Los militantes de la NLD también participaron, aunque fueron pocos en número. Las protestas surgieron a raíz de los altos precios de los combustibles que irremediablemente produjeron el aumento del costo de todos los productos básicos.Sin embargo, la Junta reaccionó como siempre: con violencia desproporcionada.Cuando la situación parecía incontrolable, la Junta Militar hizo un anuncio: convocaría a un referéndum para preparar una nueva Constitución. La fecha prometida fue este 10 de mayo.En plena emergencia nacional por la destrucción que dejó el huracán a su paso, el comisionado para Birmania de la Unión Europea, Piero Fassino, pidió a la Junta posponer el referéndum. Los militares aceptaron recorriendo la fecha para el próximo 24 de mayo en las zonas afectadas por el ciclón, pero mantuvieron la fecha del 10 de mayo para el resto del país. Aung Naing, un analista político birmano exiliado en Tailandia, opinó que la prisa de la Junta es para no darle tiempo a la oposición de organizar una contrapropuesta. Las peores sospechas indican que la nueva Constitución estaría enfocada a perpetuar a los militares en el poder, a pesar de la promesa de “elecciones libres” para el 2010.
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