lunes, mayo 12, 2008

Periodista estadounidense advierte que Blackwater tiene en la mira a Latinoamérica
Blackwater recluta en todo el mundo y se nutre de gente con años de experiencia en contrainsurgencia; proscritos perfectamente reciclados para la ''guerra global contra el terrorismo'', advirtió el periodista Jeremy Scahill, autor del libro: Blackwater: El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo.
Blackwater es acusada de cometer más de 200 casos de asesinatos a sangre fría contra civiles inocentes en Irak.

La empresa privada de mercenarios estadounidense Blackwater, que ha hecho su fortuna prestando servicios paramilitares en Irak, tiene la vista puesta en Latinoamérica como mercado a futuro.
Así lo asegura el periodista estadounidense Jeremy Scahill, autor del libro: Blackwater: El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo, durante su presentación en España.
El libro cuenta la historia no autorizada sobre el imparable ascenso de esta empresa desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Estados Unidos, y su conversión en uno de los poderes fácticos más influyentes del complejo militar-industrial estadounidense.
Scahill revela que Blackwater ha conseguido beneficios record en los últimos dos trimestres, pero su objetivo es diversificar el negocio y América Latina no escapa a esa realidad.
"Blackwater podría terminar en América Latina", sostiene Scahill, quien señaló que el Pentágono instó a la compañía que preside Erik Prince, un ex militar rico y muy conservador, a optar por un plan antidroga, para México y Colombia, con un presupuesto de 15 mil millones de dólares.
El periodista asevera que, de esta forma, el Gobierno de Washington busca garantizar su presencia en la región "sin dejar una huella militar".
Según Scahill, un ejemplo de esto es Colombia, que recibe de Estados Unidos unos 630 millones de dólares anuales, de los cuales Bogotá destina buena parte para pagar los servicios de empresas de las mismas características que Blackwater, como DynCorp.
Carnes de cañón
Asimismo, advierte que la lógica del negocio y del mercado libre ha llevado a Blackwater, y a otras empresas mercenarias, a fijarse en la "mano de obra barata" que ofrecen países como Chile, El Salvador, Perú y Bolivia.
Frente a los 10 mil dólares que puede cobrar un mercenario de otros países por un mes de servicio en Irak, los latinoamericanos aceptan el mismo riesgo por tan solo mil dólares.
"El futuro pasa por el entrenamiento y la preparación de militares latinoamericanos, con el objetivo de tener pequeños equipos paramilitares trabajando para estas compañías en América Latina", señaló.
En ese sentido, Scahill pronostica que "veremos un incremento de estas empresas que deciden radicarse en la región".
El autor del libro afirma que "los países ricos pueden reclutar a pobres de todo el mundo y utilizarlos como carne de cañón para conquistar naciones débiles".
En el caso de Irak, Scahill sostiene que sin mercenarios "Estados Unidos no podría continuar con la ocupación", que mantiene en el país árabe desde marzo de 2003.
Blackwater recluta en todo el mundo y se nutre de gente con años de experiencia en contrainsurgencia; proscritos perfectamente reciclados para la "guerra global contra el terrorismo".
Esta empresa es acusada de cometer más de 200 casos de asesinatos a sangre fría contra civiles inocentes en Irak.

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