Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Ya en el poder, cuando quienes llegan no tienen ni un ápice de Hombres de Estado, para no ser exigentes pidiéndole “peras al olmo” de que fueran Estadistas, mujeres y hombres enseñan el cobre de sus intereses. Andan siempre predicando que sus acciones son para el mañana, para el futuro, mientras se olvidan del presente: el corto y mediano plazos, para los que debe trabajar la política.
Y como quieren perpetuarse, por sí o interpósita persona, actúan para satisfacer su apetito electorero. No es sólo el caso ahora de Calderón y el PAN, puesto que lo ha sido del resto de los ex presidentes. Y por esto se vuelven presidentes del montón, marginados de toda historia, a los que su muerte biológica es simultáneamente su final con el epitafio: “¡Aurea, mediocritas!”.
La desaceleración económica estadounidense con su desastre en Irak y la geopolítica del medio Oriente, más su proceso electoral para deshacerse del alcohólico de Bush, han provocado ya la recesión económica mexicana (más desempleo, más delincuencia, menos consumo, etc.).
Y cuando el negocio de PEMEX va en auge, los calderonistas proponen vender la empresa, mientras anuncian un plan para afrontar el desabasto alimentario para favorecer absolutamente las importaciones, en lugar de volcarse sobre el campo con programas nacionales de inversión pública y privada. Los calderonistas no resuelven problemas, que para eso están en los órganos administrativos.
Los secretarios de Gobernación, del Trabajo, de Agricultura, de Economía, de Sedesol y del Medio Ambiente están dedicados a conspirar para satisfacer su hambre de votos, en las elecciones del próximo año y dan gracias a sus dioses de la crisis alimentaria porque tienen el pretexto para comprar voluntades con los planes calderonistas para traer más productos del extranjero, cuando el campo mexicano, desde hace dos años, debió haberse preparado para hacerlo producir los granos básicos y hasta tener para exportar y para donar a los pueblos que van a sufrir más esta embestida generada por el cambio climático. Pero no. Calderón anunció a los cuatro vientos sus medidas electoreras.
Las multimillonarias ganancias petroleras, que si bien han de utilizarse en momentos de emergencia, únicamente se están destinando al pago de la alta burocracia calderonista, en lugar de canalizar gran parte a la agricultura comunal, ejidal y de los pequeños propietarios, en lo que debería se una Revolución Agrícola.
Aislado de América Latina (de Brasil hacia Chile ya sellaron una alianza) y dependiente únicamente del TLC, nuestro país requiere, al menos, una concepción política coincidente con la gravedad de nuestra crisis económica que el calderonismo trata de negar. Su plan para traer alimentos, abriendo las fronteras de par en par, solamente favorecerá a los especuladores nativos y extranjeros. Y el campo, devastado, abandonado, con sus pocos campesinos, en general, seguirá improductivo. Trayendo más granos estadounidenses.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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