Alvaro Cepeda Neri
El desempleo se ha generalizado. El presidente de la Comisión Nacional de Empresarios Jóvenes (de la Coparmex), Carlos Schultz, informa que la población más joven (en un país ya en franco envejecimiento) no tiene empleo formal por más que lo buscan en un entorno con falta de empresas, ya que tramitología y corrupción estorban su nacimiento y más ahora en el contexto de una depresión económica. Más de un millón de jóvenes están desempleados. Al respecto el INEGI tiene una versión, mientras su disidencia, en la Coalición de Trabajadores Inegistas, proporciona otra, aunque las dos concurren a fijar la falta de empleos; y a indicar el crecimiento del trabajo informal.
Las informaciones de Isabel Becerril, Mariana Otero y Arturo Robles (El Financiero: 13, 14 y 16/V/08), indican que la falta de oferta de trabajos (salvo en servicios con un salario o cuando mucho dos excepcionalmente) es la constante por todo el país y eso genera una serie de problemas y uno de ellos se soluciona con el aumento de la delincuencia tradicional (robos a casas, asaltos en las calles, secuestros exprés, robos a tiendas, etc.) y cooptación para el narcomenudeo. En el comercio informal impera la piratería de toda clase de mercancía, alimentada por el contrabando y la producción interna de productos alimenticios, bebidas alcohólicas, perfumería, impresión de libros, ropa y calzado, etc.
Lo peor es que el desempleo está canalizando a jóvenes (además del creciente suicidio) a la delincuencia en todas sus manifestaciones, ya que es un camino, con todos sus riesgos, bastante fácil para obtener rápidamente dinero en efectivo, joyas, celulares y tarjetas de crédito para maniobrar en los cajeros automáticos, con la finalidad de conseguir liquidez. De todas maneras es para sobrevivir al día, generando una mayor inseguridad y graves situaciones de pánico y delirio de persecución en la población civil que ya de por sí sufre con la información de homicidios de policías, soldados, sicarios y ciudadanos que transitan por donde se escenifican esos hechos de sangre.
Si la inseguridad ha ido creciendo a grado tal que por todo el territorio los reclamos a la autoridad también aumenta, demandando el restablecimiento de la seguridad, no hay duda de que a mayor desempleo más delincuencia. Nadie puede vivir con un salario o dos como lo ofrecen ciertos empleadores, razón por la cual si ya no hay lugar en la informalidad económica, los desempleados se dan de alta en las delincuencias que van desde el simple ladrón al sicario. Las inversiones públicas son mínimas y las privadas por igual, para así casi evitar la creación de empleos. De la población económicamente activa, ya 10 millones han perdido su trabajo. Eso significa que los mexicanos y de éstos su juventud, incluso con estudios superiores, son una mayoría desempleada y el aumento de los precios no cesa, generando una crisis social que puede desembocar en un desastre de protestas hasta llegar a enfrentamientos de toda índole.
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