María Teresa Jardí
Lo que no se “acepta” es la fiscalización de la corrupción
No nos equivoquemos otra vez. No sé, no acabo de entender de dónde sale ese afán mexicano de engañarnos a nosotros mismos, ese afán de tapar el sol con un dedo, de no querer ver lo que salta a la vista, lo que está, lo que es.
Es falso que el usurpador mexicano no haya aceptado “lo que le ofreció Bush sin pedirlo”. De rodillas ha estado pidiendo y aceptando Calderón, desde su llegada “haiga sido como haiga sido” a usurpar el cargo que no “conquistó” en las urnas, la intervención del Imperio gringo en asuntos de nuestro país. Postrados Calderón y su equipo han permitido esa intervención. Se sabe usurpador y a lo mejor hasta cree que así lo parece menos, o ni eso, tiene alma de entreguista y si se acepta a sí mismo como usurpador ¿por qué no tendría que ser un traidor?
Lo que no “acepta” Mouriño es la fiscalización a la corrupción. Lo que no acepta Mouriño es la fiscalización a su corrupción, a la corrupción de su familia y de sus amigos. El intervencionismo en asuntos soberanos de México le tiene sin cuidado al indiano. Que no nos vengan ahora, o al menos no lo aceptemos los mexicanos, con que es un acto patriota del extranjero que usurpa la Secretaría de Gobernación el declarar que no acepta, no es lo mismo declarar que actuar, que otro país fiscalice la corrupción en México, que él ejemplifica.
Al usurpador y a Mouriño, tan amigos, tan compiches, tan cercanos, les asusta que se fiscalice la corrupción que los cubre de mierda hasta el pelo. Les alarma que otro país intervenga en el plano de la corrupción --que no en otros planos que tienen que ver directamente con la soberanía perdida-- no sea que acaben por desenmascararlos.
Les asusta que se otorguen recursos a las ONGs justamente porque se les otorgan para fiscalizar la corrupción político/empresarial que en México ya alcanza niveles alarmantes hasta para el Imperio yanqui. Punto.
El Plan México va como fue en Colombia y se puede adelantar su fracaso como sucedió en Colombia y los muchos muertos que costará y la proliferación de grupos paramilitares que traerá. No nos dejemos engañar una vez más. De patriota nada tiene Juan Camilo Mouriño. De patriota con relación a México, obviamente, no con relación a España donde regresará forrado de millones de euros a recibir la bienvenida que se da a todos los indianos que regresan, luego de haberse ido “a hacer la América”, forrados de dinero. Lo que cuenta en el mundo es eso, el dinero, y lo sabe bien el indiano que hoy se sabe despreciado por millones de mexicanos, pero como la dignidad también está enterrada al lado de la ética, lo que le importa a Mouriño es el mañana donde se sabe que será alabado por los suyos lo que, a final de cuentas, es lo que cuenta.
Los gringos prometerán no meterse en la corrupción y el Plan México irá porque así está decidido y porque el usurpador y su pandilla no tienen ya ni siquiera el control de las mafias del crimen organizado, con las que ha venido pactando el PAN desde su llegada al gobierno. Baste voltear los ojos hoy a Chihuahua para entenderlo. Mouriño sabe que es un corrupto más en el país convertido en el más corrupto de la Tierra y los yanquis también lo saben y a los yanquis les interesa tratar con esa mierda para acabar de someter a los mexicanos como los esclavos destinados a ser por apátridas mexicanos, tampoco en eso tendríamos que engañarnos. Ojalá y gane Obama y ojalá y las cosas sean distintas para México. Pero entretanto no nos engañemos.
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