La fuerza del aparato del Estado no la impedirá, advierte el jefe del gobierno capitalino
Ya son más de 300 ciudades y unos 17 estados los que han pedido información al respecto
Recomienda al secretario de Gobernación leer el 26 constitucional, “porque lo trae perdido”
Ángel Bolaños Sánchez
La fuerza del aparato del Estado no impedirá que se imponga la fuerza de la razón, porque en una democracia el pueblo es el que decide, respondió el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, al secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y al presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores, Santiago Creel Miranda, quienes arremetieron en contra de su propuesta de realizar una consulta ciudadana sobre la reforma energética.
“De que va a haber consulta el 27 de julio, la va a haber”, afirmó en entrevista durante una gira de trabajo por la delegación Gustavo A. Madero, donde aprovechó para llamar a los capitalinos a participar en ese ejercicio. “No necesitamos pedir permiso para consultar al pueblo”, añadió. Aseguró que el sondeo no sólo se hará en la ciudad de México, pues ya son más de 300 ciudades y unos 17 estados los que han pedido información sobre la consulta.
Luego de que Mouriño consideró “ilegítima” la figura de la consulta ciudadana dentro de la Constitución, y de que Creel la llamó “un engaño para retardar la reforma”, el jefe de Gobierno respondió al primero –porque “lo trae perdido o no lo ha leído”– que el artículo 26 constitucional establece como facultad del Ejecutivo federal convocar a una consulta nacional sobre los temas de la planeación y el desarrollo del país, mientras que al legislador panista le recordó la época en la que promovió los instrumentos de la democracia directa, como el plebiscito y la consulta ciudadana.
Leyó enseguida un fragmento del citado artículo constitucional: “La ley faculta al Ejecutivo para que establezca los procedimientos de participación y consulta popular”, y añadió el capítulo cuarto de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, artículo 42, donde se dice que la consulta “es el instrumento a través del cual el jefe de Gobierno, las instancias de la administración pública del Distrito Federal, la Asamblea Legislativa, la Asamblea Ciudadana y/o el Comité Ciudadano, por sí o en colaboración, someten a consideración de la ciudadanía, por medio de preguntas directas, foros o cualquier otro instrumento de consulta, cualquier tema que tenga impacto trascendental en los distintos ámbitos temáticos y territoriales en el Distrito Federal”.
Por ello, Ebrard advirtió que la oposición del gobierno federal a la consulta “no es un problema de legalidad, sino de voluntad”.
–¿Cómo va a contrarrestar toda la fuerza del Estado que se está imponiendo en contra de la consulta que propuso? –se le preguntó al jefe de Gobierno.
–La consulta del Distrito Federal va a ir, y en otras ciudades, no tengo la menor duda y la razón nos asiste. Sabemos que en el gobierno federal tienen muchos instrumentos, mucho dinero, que se van a oponer, pero no lo van a poder impedir. Entonces, la fuerza de la razón va a ser más que la fuerza del aparato.
El mandatario capitalino se dijo sorprendido por la reacción del gobierno federal y acusó también la arrogancia de funcionarios de Pemex, quienes han ido a decir a los debates que realiza el Senado sobre la iniciativa de reforma energética, que el pueblo no puede opinar porque es un asunto muy complicado. “Al rato no van a querer tampoco que elijamos a nuestros gobernantes, porque es muy complicado”, advirtió.
Dijo que si el temor de consultar a la población es salir derrotados, un punto principal del sistema democrático es que siempre que se hace una propuesta se debe estar dispuesto a retirarla si no funciona y buscar otra opción.
Antes, llamó a la gente a comprometerse en la defensa del petróleo por medio de la consulta, como lo hicieron los mexicanos en 1938, al defender la expropiación petrolera, porque “si ellos no se hubieran armado de valor como lo hicieron, el país no sería lo que es hoy”.
Plebiscito, ejercicio válido
Desde el siglo XIX, en México se ha pedido la opinión de la ciudadanía sobre diversos temas por medio de mecanismos como referendo, plebiscito y consulta.
El primer referendo se llevó a cabo en 1824 para incorporar a Chiapas a la Federación. Más adelante, en 1854, Antonio López de Santa Anna realizó un plebiscito sobre la continuidad de su régimen.
Ya en este siglo, en la ciudad de México, el gobierno capitalino hizo en febrero de 2001 una consulta sobre el horario de verano, y en 2002 sobre la construcción de los segundos pisos.
De 2001 a la fecha han convocado a plebiscito las siguientes entidades: el gobierno del estado de Veracruz, sobre temas de carácter público; en la misma entidad, en Ciudad Mendoza, se hizo una consulta para la construcción de un mercado municipal; el municipio de Guasave, Sinaloa, para la elección de 12 sindicaturas y 47 comisarías, y en la ciudad de Los Mochis, para la designación de síndicos municipales del municipio de Ahome.
Por otra parte, en 2002, la alcaldesa de Mérida, Ana Rosa Payán Cervera –entonces panista–, sometió a consulta ciudadana el anteproyecto de rescate de la zona del mercado Lucas de Gálvez. En mayo de 2008, el ayuntamiento de Centro, Tabasco, realizó una consulta ciudadana sobre el paseo dominical De río a río.
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