José Agustín Ortiz Pinchetti
Si siguieran las cosas la misma trayectoria, dentro de algún tiempo podría presentarse una propuesta para vender Baja California bajo el manto de una “asociación estratégica” o algo así. Imaginemos un alegato de defensa:
“El proyecto Gran California es respuesta al atraso secular del extremo más árido y despoblado de la República. La larga península está poblada densamente sólo en su extremo norte y tiene dos o tres polos turísticos importantes en el sur, lo demás son oasis dispersos y un desierto. ¿Queremos que la península siga alejada de la civilización occidental y del propio México, o que se incorpore a la región más avanzada del mundo? Esto es lo que propone el nuevo tratado y la iniciativa de modificación a las leyes secundarias. ¡No se intenta cambiar la Constitución! Se busca unir la Baja California subdesarrollada con la hiperdesarrollada California.
“La oposición se aferra al texto constitucional. Debemos cambiar las reglas para sacar partido a nuestros recursos, no podemos seguir anclados en el nacionalismo del siglo XIX. Avancemos al XXI, y si podemos, al XXII.
“No es cierto que se intente privatizar la Baja California. No se trata de vender el territorio a Estados Unidos. Se trata de asociarnos en múltiples acuerdos, salvo el de la libre migración, y esta limitación no es muy grande, tomando en cuenta la inversión inicial de 250 mil millones de dólares que hará el gobierno estadunidense, y que los demagogos dicen que es el precio de la península.
“¿Qué se busca? Que las empresas extranjeras (y también las mexicanas) puedan explorar y desarrollar el territorio, pagar impuestos y utilizar mano de obra mexicana, lo que nos permitirá reducir el desempleo que padecemos. Las compañías marítimas turísticas, fraccionadoras y agroindustriales pesqueras traerán tecnología de punta y recursos enormes fuera de nuestro alcance; convertirán en emporio lo que ahora son paisajes desolados.
“¿Por qué no volvemos la vista a Canadá? 90 por ciento de sus inversiones son estadunidenses. Los canadienses creyeron en sí mismos y con un acto soberano se abrieron a la inversión privada extranjera. No han perdido su soberanía ni nosotros perderemos Baja California. Ganaremos un polo de desarrollo. Tenemos que ser pragmáticos, como todas las naciones-no-enteramente-desarrolladas que han decidido asociarse con las potencias mayores para la prosperidad y felicidad de todos”.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario