Carlos Fernández-Vega
Ínfimo crecimiento económico
Serenaos, mexicanos incrédulos y maledicientes, porque ya el inquilino de Los Pinos vaticinó que vendrán “tiempos mejores” en materia económica, que el alza de precios en los alimentos “es temporal”, que “vamos a salir adelante”, porque él lo dice, y que, en síntesis, lo que queda de la economía nacional sí “crecerá al ritmo previsto”, aunque, pecata minuta, eso sería al cierre del sexenio, si es que éste, políticamente hablando, concluye.
Fiel creyente de que el micrófono todo lo soluciona y que el discurso que de él emana convence hasta al incrédulo más recalcitrante, el inquilino de Los Pinos se animó a pronosticar un futuro venturoso para aquellos que aún habitan esta heroica nación: “sé que esta situación es temporal, vamos a seguir adelante, y si seguimos tomando las decisiones correctas vamos a crecer a las tasas económicas que nos hemos propuesto. Sé que hay un problema mundial en el precio de los alimentos. Pero nosotros lo hemos enfrentado apoyando a la gente, multiplicando el apoyo para la gente del campo, hasta donde ha sido el límite de los recursos del Estado, y ante estas circunstancias adversas nosotros queremos convertirlas en una oportunidad para que a través de estos precios de los productos de la gente del campo, se apoye al campo y podamos relanzar la producción nacional. Es momento de abrir la brecha al nuevo campo mexicano. Vendrán tiempos mejores”. Y se quedó tan tranquilo (por cierto, este feeling retórico del michoacano explica, en parte, la razón por la cual Eduardo Sojo no sólo fue ungido como secretario de Economía en noviembre de 2006, sino su permanencia, a lo largo de 20 meses, al frente de una de las instituciones gubernamentales más brillantes, por su ausencia, de la última década).
Nada como el micrófono para “solucionar” los problemas, pero las “decisiones correctas” aludidas por el susodicho se han traducido, entre otras gracias, en 20 meses de letargo económico, indiscriminado aumento de precios, raquítica generación de empleo, importación masiva de alimentos, un campo desolado y una tasa de “crecimiento”, en el mejor de los casos, igual de desnutrida y desangelada que la registrada desde hace 26 años. La “temporalidad”, pues, rebasa ya los cinco lustros.
Que sí, que la economía crecerá “al ritmo previsto”, pero al cierre sexenal. El michoacano comprometió un crecimiento anual promedio de 5 por ciento, pero en el primer bienio (2007-2008) de la “continuidad”, si bien va, esa tasa promediará 2.8 por ciento, estirando los indicadores lo más posible. Para el siguiente bienio (2009-2010) nada vislumbra una mejoría en este renglón, de tal suerte que si en ese periodo se concreta otro 2.8 por ciento casi casi sería una victoria. Así, queda el tercero y último bienio (2011-2012), el del futuro venturoso, en el que se alcanzaría –versión micrófono– el boom y con él el “ritmo previsto”.
Pues bien, para concretar lo anterior, y considerando una tasa anual de 2.8 por ciento para cada uno de los años del periodo 2007-20010, en el referido tercer bienio de la “continuidad” la economía mexicana tendría que reportar un crecimiento no menor a 9.4 por ciento en 2011 y otro tanto en 2012, para que el promedio sexenal arroje una tasa anual de 5 por ciento, según lo prometido por el michoacano, algo fácilmente alcanzable según el micrófono oficial.
Como referencia, vale mencionar que una tasa de crecimiento económico superior a 9 por ciento no se registra desde hace 28 años, en plena “administración de la abundancia” de José López Portillo. De hecho (cifras del INEGI), en todo el siglo XX y lo que va del XXI sólo en seis ocasiones se reportó una proporción de ese tamaño: 1941, 9.68 por ciento, con Manuel Ávila Camacho; 1950, 9.72 por ciento, con Miguel Alemán Valdés; 1954, 9.97 por ciento, con Adolfo Ruiz Cortines; 1968, 9.42 por ciento, con el genocida Gustavo Díaz Ordaz; 1979, 9.7 por ciento y 1980, 9.23 por ciento, con José López Portillo.
Después de eso, la mayor tasa reportada fue en 1997: 6.78 por ciento con Ernesto Zedillo. De allí para abajo, vertiginosamente, hasta llegar al 2.8 por ciento (si el Altísimo nos protege) del segundo año de Calderón en Los Pinos.
Y ya entrados en nostalgia, en más de un siglo de historia económica (1900-2008), sólo en cuatro ocasiones se registraron tasas de crecimiento económico mayores a 10 por ciento: en 1903 (11.04) y 1905 (10.34), con Porfirio Díaz; en 1933 (10.95), con Abelardo Rodríguez, y en 1964 (11.01) con Adolfo López Mateos.
Con base en lo anterior, y considerando que Felipe Calderón utiliza el mismo manual que sus cuatro antecesores en Los Pinos y reporta idénticos resultados, entonces ¿de dónde saca el michoacano que la economía mexicana “crecerá al ritmo previsto” y que “vamos a salir adelante”? Fácil: del micrófono.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría y la remoción, disfrazada de “promoción”, del ex escudero de Fox: “precisamente por esos índices de confianza tan bajos se dio el cambio en el INEGI. Con la entrada de Eduardo Sojo al instituto, aseguró que van a cambiar mucho los indicadores de confianza de los consumidores, la inflación va a disminuir, van a crecer los números de empleos que se crean anualmente, los índices de pobreza y analfabetismo van a disminuir, la calidad de vida de los mexicanos va a cambiar bastante, como si fuera una cosa mágica. Se me hace mucha casualidad el movimiento, ahora que empiezan las campañas para 2009. Esa película ya la vimos, yo 40 años y algunos durante 78. Y todavía el señor Sojo se avienta la puntada de decir que ‘los aumentos en las gasolinas no tendrán ningún impacto en la economía de los más pobres’. Pues qué tiene en el cerebro, si es que tiene algo. Se me olvidaba que es herencia de Fox (José Mauricio de Luna Correa, deluna69@prodigy.net.mx.net.mx)... Una más, sobre lo mismo: “parece ser que al espurio Calderón no le gustó que el INEGI diga que nos estamos muriendo de hambre; era un secreto, por lo que tomó la iniciativa, ¡brillante!, de mover a su foxiano secretario de Economía Eduardo Sojo para que nos arregle las cifras del INEGI, para poder hacer espots a la medida de nosotros los crédulos mexicanos” (Martha León, martha.leon@maximus-int.com.mx-int.com.mx)... Hoy a las 18 horas en el Club de Periodistas de México el XVI Foro “Transparencia, Corrupción y Excedentes Petroleros”. Participan el colega Jorge Meléndez Preciado, Benito Valerdi y Rocío Moreno. Además, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, presentará denuncias documentadas sobre la corrupción sindical en Pemex. Coordina y modera Celeste Sáenz de Miera y Aguiar. Se va a poner bueno.
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