María Teresa Jardí
Mientras se nos entretiene con el homicidio de Fernando Martí. Mientras, como en película de horror, exigen la pena de muerte para otros, para los inocentes, para los pobres, los que merecen esa pena. En los políticos tendrían que buscar los padres a los homicidas de su hijo. Es obvio que lo mataron porque el infante conocía, al menos, a uno de sus captores. Y si el escolta está vivo debería empezar por él la investigación que tanto parece divertir al usurpador que la usa sin recato para encubrir la responsabilidad de los panistas, por lo que toca a la inseguridad convertida en regla cobijada por la impunidad necesaria para mejor robar a la nación los pocos recursos que le quedan.
A espaldas de la decisión ciudadana, en lo oscurito, de madrugada, entrando por la puerta de atrás, en los sótanos, sin dar la cara, escondidos de la luz del sol, que la ética ilumina, se ponen de acuerdo los líderes del PRD, Guadalupe Acosta; del PRI, Beatriz Paredes y el del PAN Germán Martínez.
Con la cobardía que define a Calderón, característica fundamental de la usurpación PRIANNI fecalista, negocian a espaldas de la decisión ciudadana y de la Constitución, una mujer que no manda en el PRI y de un gris que espanta. Ni la fortuna que se cuelga en la ropa que usa, que ya se sabe lo mal que se paga, verdaderas obras de arte que manos indígenas bordan, le añaden color a su mandato al frente del PRI que otros, desde el Poder Legislativo y algunos gobiernos estatales, manejan. Un espurio, tan usurpador como Calderón, colado por el fraude chuchista, a costa de dar al traste con el PRD como opción de cambio. Y ¡ojo! cancelando la esperanza necesaria para que el pueblo siga apostando por la vía pacífica para defender lo que le perteneces por derecho propio. Para hacer cumplir el 39 constitucional, pues. Ni más ni menos. Mostrando el desprecio que sienten los que van por la vida reconociendo a usurpadores, como Huerta, con el pueril argumento de que son patos, porque a ellos le parecen “patos”. Y el que amenaza, y cumple, con guanajuatizar el país. El asesinato de Fernando Martí tiene que ver con eso, con la guanajuatización del país, que han hecho impresentables delincuentes como Fox, Acosta, Calderón, Martínez, Marín, Ruiz, Beltrones y Gamboa Patrón, por señalar a unos cuantos de la lista de servidores públicos, que no tenemos, como era obvio, desde ya tanto tiempo, que no tenemos policía. Y quien no lo crea que se lo pregunte a la familia Martí. Digo, porque a los padres de los otros niños asesinados nadie los pela. Como no ameritan la menor de las repuestas los miles de ejecutados impunemente a pesar de que salta a la vista que generan a su alrededor futuras generaciones de familias resentidas condenando al país al ajuste de cuentas, esos sí, cobrando las venganzas que la impunidad propicia. El país está en manos de delincuentes, que en oscuro negocian sus traiciones a la Patria.
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