Petróleo: arma de doble filo
Foto: antonio palacios
LONDRES, 1 de agosto (apro).- La dependencia de las exportaciones de gas y petróleo está creando un mundo cada vez más dividido entre ricos y pobres. Tal tendencia no logra generar sustentabilidad económica para los países exportadores, la mayoría de los cuales enfrenta graves desafíos por el consumo interno, los gastos para el desarrollo y los niveles de crecimiento económico. Esas son algunos de las conclusiones de un extenso informe del influyente organismo Chatham House de Londres titulado El fin de la dependencia: Opciones difíciles para los países exportadores de petróleo.Según el documento, publicado el 21 de julio en la capital británica, desde 2003 las naciones cuyas economías dependían de las exportaciones de gas y petróleo han registrado masivas ganancias como consecuencia de los aumentos en el precio del combustible, “pero esto ha sido un arma de doble filo, y le ha generado muchos desafíos al mundo, especialmente en materia de divisiones sociales y estratos económicos”.El documento de 42 páginas --elaborado por los profesores John V. Mitchell (Universidad de Oxford) y Paul Stevens (Universidad de Dundee), ambos expertos en políticas energéticas e investigadores miembro de Chatham House-- estima que los países exportadores tienen problemas muy graves respecto de las perspectivas de crecimiento e inversión social, y están generando más desigualdades económicas a escala global, principalmente por su falta de visión y sus gobiernos corruptos.
Límites de la dependencia
El estudio indica que el desarrollo económico basado en la exportación de hidrocarburos presenta “cada vez más serios desafíos”.“A corto plazo, gastar las ganancias que llegan de las exportaciones de gas y petróleo puede causar inflación y estimular un gasto estatal sostenido a partir de los subsidios”, subraya el texto.A largo plazo, la merma de las reservas de hidrocarburos “limitará al sector y afectará la economía” de dichos países exportadores.Sin embargo, el documento destaca que la explotación exagerada de las reservas energéticas podría provocar la búsqueda de otros recursos no derivados del petróleo o el gas --como la energía solar, eólica o de otras fuentes-- para mantener a flote las economías. Chatham House pide a los países exportadores de hidrocarburos que realicen un cambio radical en sus políticas y señala que dichas reformas deben llevarse a cabo de inmediato. Los precios del petróleo desde 2005 han excedido con creces aquellos de la década de los setenta y comienzos de los ochenta, una señal clara sobre el final de la capacidad de generación de crudo, que impacta día a día en las economías del mundo en desarrollo, desde el transporte hasta el sector industrial. El organismo londinense considera que dicho problema debe entenderse dentro de un contexto más amplio de crecimiento económico sostenido a largo plazo, que no dependerá para su funcionamiento de los hidrocarburos.“Esta tarea es extremadamente difícil por la incertidumbre sobre el futuro ante la falta de gas y petróleo en el planeta y el aumento sin precedente de los precios (de combustibles)”, agrega.Algunos países, como Arabia Saudita, evalúan evitar o demorar la inversión para incrementar más la producción, que podría contribuir a un exceso de ingresos financieros, pero no necesariamente al desarrollo de sectores económicos no relacionados con los hidrocarburos.Por otro lado, mejorar las inversiones extranjeras podría proveer de una protección estratégica contra las incertidumbres de las reservas futuras y los precios, algo que los expertos británicos consideran “crucial” en los cambios de políticas energéticas.El Chatham House explica que, al menos que se presente una recesión económica global, los altos precios del petróleo continuarán en los próximos años, pero cuánto aumentarán “es imposible de predecir”, debido a la volatilidad de recursos y a la falta de políticas comunes entre los países. “Por tal razón, el poder de los exportadores para ponerle precio al crudo disminuirá, al tiempo que cae la demanda energética mundial. Dentro del mercado del combustible líquido, las tecnologías alternativas de demandas y los suministros de combustible mantendrán los precios hasta cierto punto”, continua.
El agotamiento
El documento destaca que debido a sus instituciones, estructura democrática y acceso a recursos naturales y técnicos, varía mucho la dependencia de las naciones exportadoras respecto de los hidrocarburos. Dependen mucho también de la forma en que logran diversificar sus economías a futuro, según la habilidad que tienen para reemplazar las ganancias de impuestos al petróleo y de los ingresos por los tipos de cambio de las monedas extranjeras. Según la investigación, los países “muy cerca de ser sustentables” son Indonesia, Malasia y Noruega, aquellos “en transición” son Argelia y Nigeria, en “dependencia temprana” Angola, Azerbaiján, Kazajistán y Timor-Leste, en tanto que los “dependientes a largo plazo” son Arabia Saudita, Kuwait e Irán.“Aunque todos estos grupos de países enfrentan con distintos niveles de urgencia los desafíos por el agotamiento de recursos, este reporte concluye que ninguna nación cuya economía ahora dependa de las exportaciones de petróleo y gas puede escapar de la transición eventual a una dependencia menor por los hidrocarburos”, sostiene el informe.Dicha dependencia menor deberá involucrar, según Chatham House, una combinación de políticas energéticas domésticas para frenar el crecimiento de consumo y alentar el desarrollo de otros combustibles; un crecimiento más rápido de sectores no basados en hidrocarburos para pagar impuestos y generar exportaciones (o reducir importaciones) y disminuir los objetivos de su crecimiento económico.En ese sentido, revela que ese desafío “podría existir incluso en Arabia Saudita”, que en 30 años dejaría de producir los planeados 12.5 millones de barriles de crudo por día, si continúa el aumento de consumo.Pero para otros países como Argelia, Malasia e Indonesia, cuya producción de crudo está cayendo o declina paulatinamente, la transición a otras políticas energéticas “comenzará muy pronto”.Por tal motivo, el organismo londinense exhorta a realizar cambios globales a nivel humano, institucional y de infraestructura, “aunque –advierte-- éstos llevarán tiempo y dinero e implican una coordinación por parte de los gobiernos, los empresarios, profesionales y el sector educativo”.Añade: “Prácticamente todas las soluciones a este flagelo requieren de una combinación de reformas internas y esfuerzos para frenar los recursos globales de tecnología y empresas”. Según Chatham House, “pocos gobiernos están resolviendo ahora estos problemas a largo plazo”, y ello “llevará a una catástrofe energética y económica a escala mundial”.De todas maneras, explica, la habilidad de los países para desarrollar políticas no vinculadas a los hidrocarburos dependerá en gran medida del acceso a otros recursos energéticos y de la inversión financiera en la capacitación humana, como lo demuestran Noruega, Malasia e Indonesia, donde esta última ha avanzado en gran medida.Por el contrario, naciones como Argelia, Kuwait, Nigeria y Arabia Saudita enfrentan el problema de escasez de capital humano, que a su vez impacta en sus economías.En Nigeria, por ejemplo, existe un bajo nivel de expertos técnicos y una baja cultura empresarial, como también un retroceso en la calidad de educación y alfabetización en su población, factores que tienen consecuencias graves en las políticas energéticas del país y en la economía nacional.El documento destaca además que la presencia de recursos naturales no es una condición necesaria para la promoción de la diversificación económica, como lo demuestran Suiza y Japón, aunque sí un buen liderazgo de gobierno y elites políticas, “clave para el desarrollo de la economía”.“Específicamente, la habilidad de manejar el agotamiento de recursos petrolíferos y promover el desarrollo de una economía no vinculada a los hidrocarburos, dependerá de la calidad de las instituciones democráticas y de gobierno”, aclara. En ese sentido, señala que aquellas naciones más corruptas y que a su vez dependen de los hidrocarburos son las que están enfrentando mayores desafíos, principalmente países como Kazajistán, Irán, Nigeria, y Argelia. Venezuela también se contaría en ese grupo.Otro de los factores mencionados por Chatham House para alcanzar una diversificación de la economía exportadora es la inversión externa. “Uno de los problemas más comunes en los países dependientes de los hidrocarburos es que las enormes ganancias por los recursos energéticos hace que el gobierno termine tomando un mayor control de la economía local, y vea con mucha sospecha la inversión extranjera. Esto puede llevar a equivocaciones”, agregó. En cuanto al agotamiento de los recursos petrolíferos, subraya que la producción de petróleo alcanzará un estancamiento en Indonesia, Malasia y Noruega para 2010, y en Arabia Saudita y Kazajistán aproximadamente para 2020. Después de ese periodo, la producción de hidrocarburos declinará en todos los países a excepción de Arabia donde, según Chatham House, podría continuar una producción sostenida de crudo hasta 2040 o 2050.En Irán y Kuwait, el estancamiento podría seguir más allá de 2050, y por ello Estados Unidos estaría interesado particularmente en mantener ambos sitios asegurados para su consumo interno. Además, indica que la mitad de los países exportadores de petróleo se verán obligados a dejar de vender más allá de 2030, como consecuencia del agotamiento de recursos naturales de energía.Subraya que mientras tanto, con el precio promedio del barril a cien dólares, Argelia y Angola registrarán déficit fiscales antes de 2020, Irán y Nigeria antes de 2025 y Arabia Saudita en 2030.“Para corregir esto habrá que realizar ajustes importantes. Es decir, obtener entre 20 y 30% del PIB de recursos no dependientes de hidrocarburos”, destaca el documento.Sin embargo, los expertos de Chatham House se muestran pesimistas acerca de la factibilidad de dichos cambios, ya que sostienen que en la mayoría de los países exportadores de crudo y gas se registra desde hace años una pobre gobernabilidad, mala actuación del sector privado y un inadecuado programa de reformas políticas y económicas, algo que “muy improbablemente cambie a corto plazo”.Además, subraya que la dependencia de dichas naciones de las ganancias por los altos precios del petróleo “no les deja ver los problemas gravísimos por la falta de suministro para un futuro que no es muy lejano”.Advierte: “Los desafíos son de largo plazo y requieren un liderazgo y apoyo político a futuro para las estrategias apropiadas de cada país. En muchas naciones, programas de reformas políticas y económicas necesarias, como la apertura de sectores no dependientes de hidrocarburos, la promoción de la competitividad, la regulación del papel del Estado y el aumento de los precios de energía internos, han sido resistidos por grupos de interés movilizados en muchos casos a través de procesos parlamentarios y democráticos”. Más: “La diversificación de las economías no vinculadas a los hidrocarburos dependerá del acceso a los mercados internacionales, al capital de empresarios, y a la tecnología global”.El tiempo, y no sólo el petróleo, “se están agotando”.Y concluye: “Los países necesitarán acelerar estos procesos de cambios fuera del sector de hidrocarburos si quieren sobrevivir a la eventual caída en las ganancias del petróleo y el gas, y evitar sucumbir ante este alarmante flagelo”.
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