Por Dr. Eugenio R. Balari
Recuerdo que prácticamente desde el año 1959 en que triunfó la revolución en Cuba, el país y la sociedad tuvieron que comenzar a organizar sus primeras movilizaciones.
Ya no se trataba de las espontáneas muestras de júbilo y entusiasmo popular ante el triunfo de la revolución, ni para recibir a los barbudos rebeldes de las sierras o escuchar los primeros discursos de los líderes revolucionarios.
Desde el mismo primer año de la revolución hubo que movilizarse por Ike.
No nos equivoquemos, que no se trata de un viejo pariente del peligroso ciclón Ike que ahora con furia ha comenzado a hacer estragos a lo largo de todo el país y que ha obligado nuevamente al pueblo cubano a movilizarse para preservar la vida de las personas, evitar muertes y las menores destrucciones posibles.
El primer Ike al que tuvimos que enfrentarnos fue el Presidente de EEUU de Norteamérica de aquellos años; Ike, Dwigth, Isenhower, que desde el propio triunfo de la revolución enfiló sus cañones contra el gobierno revolucionario y la victoria popular del pueblo cubano, pero aquellas primeras movilizaciones, si mal no recuerdo, fueron de carácter militar.
O sea, que pronto supimos apreciar y movilizarnos para lo que significarían en Cuba los Ike.
Curiosa semejanza ¿verdad?
A partir de entonces y a lo largo de medio siglo, el pueblo cubano ha vivido de movilización en movilización, casi no ha habido tregua.
Cuando no ha sido por razones políticas, lo ha sido por cuestiones climatológicas y viceversa.
La peculiar ubicación geográfica de Cuba en el Caribe, ruta de frecuentes tormentas y ciclones, su cercanía geográfica con USA, con sus habituales presiones político militares y agresiones contra Cuba, han sido dos factores que se han complementado y que han marchado casi al unísono para propiciar la organización de la sociedad cubana, tanto civil como militarmente.
Si el país creó y desarrolló potentes fuerzas armadas y organizó militarmente al pueblo alrededor de las milicias nacionales revolucionarias, también, y en paralelo, fue organizando y desarrollando métodos eficientes y masivos para garantizar la defensa civil de la ciudadanía ante cualquiera que fueran las circunstancias.
A ello contribuyó el primer Ike y aunque por puras coincidencias ésta tormenta lleve igualmente su nombre, lo cierto es que pasados 50 años del primero, el pueblo cubano da muestras de una significativa organización y solidaridad, difícil de encontrar en ningún lugar del mundo ante tan terribles embates de la naturaleza y otros aspectos sociales.
Veremos los destrozos y terribles impactos que con seguridad dejará éste huracán y apreciaremos, una vez que el mismo se retire y de inmediato, la voluntad indomable y febril del pueblo cubano para recuperar lo perdido y avanzar mucho más.
Entre aquel primer Ike y éste, existe un gran salto cualitativo socialmente y por tanto un pueblo más previsor, consciente y organizado.
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