martes, septiembre 09, 2008

El mito de la transparencia para negar información

Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri

La palabra -concepto: mito, tiene su origen en mitología que es la “historia de los personajes divinos del politeísmo” (varios autores: Diccionario de la civilización griega; ediciones Destino). Y mito es una cosa inventada –nos ilustra doña María Moliner, en su magnífico diccionario–, que intenta hacerse pasar por verdad, o cosa que no existe más que en la fantasía de alguien.
Y así, cuando la adición al Art. 6 constitucional, de que “el derecho a la información será garantizado por el Estado”, a pesar de los pesares (pues la “gata no era arisca”) se abrió una ventana de esperanza para que nosotros los simples ciudadanos, al fin, pudiéramos asomarnos a los archivos de los actos y omisiones de nuestros gobernantes.

Durante los últimos 30 años (y los dos que lleva el actual sexenio) se promulgaron las leyes reglamentarias de ese artículo, en lo que hace a su jurisdicción federal. Y en las entidades, poco a poco, pero muy poco a poco, casi a la fuerza, también se adicionaron sus constituciones y, consecuentemente, se han ido expidiendo las famosas Leyes de Transparencia y Acceso a la Información, casi todas copiadas a imagen y semejanza de la federal.
Famosas porque tras el escándalo de que con ellas los poderes y sus titulares con el resto de la burocracia, serían como casas de cristal, no han pasado del clásico principio que trajeron los colonizadores hace más de seis siglos: del “obedézcase, pero no se cumpla”.
En días pasados los congresos de Zacatecas y Puebla expidieron y pusieron en vigencia esas normas jurídicas. Los poblanos recibieron la nueva ley con protestas, ya que los legisladores priístas impusieron, a su modo, la transparencia y acceso a la información.
Los zacatecanos (que acaban de sufrir devastadores consecuencias por las lluvias generadas por el cambio de clima) en cambio, establecieron esa legislación con votos de sus diputados del Verde Ecologista, Convergencia, PRI y PRD; lo cual resultó un poquitín más plural.
Sean esas tales leyes obra conjunta o aislada de los partidos, tienen la misma finalidad: sus procedimientos para hacerlas valer están presos de marrullerías para impedir que los ciudadanos tengan, incluso, una mínima información.
En Sonora, este columnista ha interpuesto más de 350 solicitudes, con todas las de la ley, y el aparato administrativo me ha dado respuestas amañadas y niega la mayoría escudándose en las trampas de la ley.
Igual pasa en el resto de las entidades y del gobierno federal. Es un triunfo obtener la mínima información. No hay transparencia. Los gobernadores con sus empleados en los órganos de acceso, como el IFAI de competencia federal, obstaculizan las solicitudes. Son tapaderas de los funcionarios.
Es, pues, un mito lo de que los ciudadanos tenemos la posibilidad de saber lo que ocultan, tras sus decisiones y manejo de recursos económicos, el “señor presidente”, por ejemplo, en PEMEX; y lo que hacen y deshacen arbitrariamente los señores desgobernadores. No hay transparencia y, lógicamente, no hay información.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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