martes, septiembre 09, 2008

Washington, el más devastador huracán sufrido por Cuba

Patricio Montesinos

El régimen del presidente Goerge W. Bush volvió a insistir en que no levantará el bloqueo impuesto a Cuba desde hace casi 50 años, pese a una nueva demanda de la Isla, tras ser azotada por el terrible huracán Gustav, y en momentos que se preparaba para enfrentar a Ike, otro aterrador ciclón que en las últimas horas atraviesa la mayor de las Antillas.

Ante la reiterada petición de Cuba, contenida en una declaración de su Ministerio de Relaciones Exteriores, la Casa Blanca respondió con su acostumbrado cinismo de que no consideraba sabio suspender la cruel guerra económica, financiera y comercial que aplica a la nación caribeña desde el mismo triunfo de su Revolución, en 1959.

En declaraciones a la prensa, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, justificó la conducta de su gobierno alegando que nada indica que en Cuba se hayan escenificado supuestos cambios democráticos que hagan variar la postura hostil de Washington.

Muestra de la maldad incubada en el gobierno de los Estados Unidos y una de las razones por las que ese país se ha convertido en el más odiado del planeta y eso será por muchos años.

Una vez más el régimen de Estados Unidos, que se autotitula el mayor defensor de los derechos humanos en el mundo, demostró su crueldad hacia Cuba, e hizo caso omiso a la voluntad casi unánime de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que cada año exige el fin del bloqueo contra la Isla.

Ni siquiera Washington fue persuadido por el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, quien solicitó también una suspensión, por no menos de 90 días, de las restricciones a los viajes y al envío de remesas y ayuda a sus familiares en la nación latinoamericana de los cubanos residentes en territorio norteamericano.

Evidentemente al régimen de Bush, como a las anteriores administraciones estadounidenses, le interesa poco lo que le ocurra a los cubanos, y sigue apostando por rendir por hambre a la mayor de las Antillas.

En esta ocasión los huracanes Gustav e Ike han sido buenos aliados de Estados Unidos, pero nunca serán tan devastadores como las constantes agresiones y el bloqueo impuesto a Cuba por las sucesivas administraciones de la Casa Blanca.

La agresividad de Washington le ha costado miles de vidas a la isla caribeña, mientras las pérdidas por la guerra económica, comercial y financiera nunca podrán ser superadas por los ciclones que cada año se empeñan en azotarla.

Gracias a la preparación de Cuba, Gustav no ocasionó muertes a su paso por la Isla, y así de seguro ocurrirá con Ike. El bloqueo tampoco conseguirá, como hasta ahora, doblegar por hambre a los cubanos.

Aunque ya se sabe que a causa de Ike, cuatro personas han perdido la vida, los cubanos de la isla han demostrado con su trabajo y su dignidad ser la población más elevada en el aspecto ético y humano, así que se levantarán de esta tragedia con nuevos bríos de lucha. Es el deber moral de todos los pueblos de la tierra ayudarlos en esta labor a quienes son ejemplo de los pueblos que quieren ser libres y dignos.

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