Max Lesnik
Cuba vive en estos momentos tiempos difíciles. Nunca antes en la historia de la isla, ni en los lejanos tiempos del descubrimiento por el almirante Colón en 1492, la furia de los elementos había azotado las tierras de la “Perla del Caribe” con tanta arrolladora devastación como lo han hecho estos dos monstruosos huracanes que han padecido los cubanos. La administración republicana del presidente Bush, ni siquiera ante la gran tragedia que sufre el pueblo de Cuba en estos momentos, ha sido capaz de aflojar las tuercas del bloqueo para permitir que el gobierno cubano tenga la oportunidad, mediante el comercio normal entre naciones, de adquirir los artículos de primera necesidad que se hacen imprescindibles para reconstruir en gran medida los graves daños ocasionados por tamaño desastre natural.El bloqueo a Cuba por parte de Estados Unidos se mantiene en pie. No sólo es por la voluntad de la Casa Blanca que actúa con saña digna de mejor causa, sino porque así lo han solicitado ante el Presidente los tres congresistas cubano-americanos de Miami, así también como por el senador federal de este Estado, Melquíades Martínez, quien al igual que sus colegas de la Cámara de Representantes se han constituido en muro de infamia ante todo intento por cambiar para bien de los cubanos, la política de Estados Unidos hacia la isla. Que nadie se llame a engaño. En su inmensa y abrumadora mayoría los cubanos residentes en el exterior de nuestro país quieren ayudar generosamentea sus compatriotas de la isla.Eso bien que lo saben todos. Como saben también que si se abrieran las compuertas que tienen cerradas por el Bloqueo de Estados Unidos a Cuba, la situación del país sería aliviada en gran medida en estos momentos de tragedia nacional.Fue José Martí quien dijo que los hombres se dividen en dos bandos, los que aman y construyen y los que odian y destruyen. Ya sabemos en qué bando estamos los unos y los otros.
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