Fox, solo y mudo
El Prozac de MIERDA
MEXICO, D.F., 18 de septiembre (apro).- Propenso habitualmente a opinar sobre cualquier tema, aun en su carácter de expresidente de la República, Vicente Fox enmudeció ante el atentado con granadas que dejó siete muertos y más de cien heridos en Morelia, Michoacán.
Impertérrito, y aun hostil, Fox se refugió en el silencio ante las preguntas que le formularon periodistas que lo vieron cruzar, solitario --sin escoltas ni Marta Sahagún, su mujer-- el vestíbulo del Partido Acción Nacional (PAN), que ayer conmemoró el 69 aniversario de su fundación.
--¿Qué opina sobre los hechos de Morelia?
--Al rato hablamos.
--¿Pero cuál es su opinión?
--Buenas noches.
--¿Es la herencia que usted le dejó a Calderón?
Nada respondió Fox. Siguió su paso hacia el elevador, que tardó en abrirse mientras era rodeado de reporteros y curiosos, extrañados de que nadie, ni un ujier y menos el presidente del PAN, Germán Martínez, haya salido a recibirlo.
Fox tampoco contó con acceso al estacionamiento subterráneo de gigantesco edificio del PAN, privilegio del que sí gozaron otros invitados especiales a la sombría conmemoración de otro aniversario del partido de la derecha, cuyo líder máximo, Felipe Calderón, pronunció el discurso estelar, precedido del de Martínez.
El "estimado Vicente Fox, expresidente de la República", como le llamó Calderón, no estuvo acompañado por su mujer Marta Sahagún ni tampoco contó con el arropamiento, como es habitual, de Manuel Espino, el expresidente del PAN que estuvo ausente también de la celebración.
El portavoz de ese partido, Homero Niño de Rivera, aseguró que sí fue invitado, pero su contraparte de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) que preside Espino, Liliana López Ruelas, informó que jamás se recibió invitación formal.
Así, solo, Fox tuvo que descender de un automóvil sobre la avenida Coyoacán y caminó hacia la entrada del edificio del PAN, donde el Estado Mayor Presidencial (EMP) instaló un arco detector de metales, como parte de un operativo de seguridad que abarcó vasta zonas de la colonia Del Valle y que incluyó a granaderos y vallas metálicas de la Policía Federal.
Ya dentro del edificio, convertido en una hermética guarida, el expresidente de México y copresidente de la Organización Demócrata de Centro (ODC), que agrupa a los partidos derechistas del mundo, trató de escabullirse de los periodistas.
--¿Puede responder dos preguntas?
--¡No!
--¿Tiene algún mensaje a los deudos de Morelia?
--¡No! Buenas noches, buenas noches, muy buenas noches, muy buenas noches, buenas noches.
--¿Ni un mensaje al pueblo de México, señor?
Fox, otra vez, guardó silencio y esquivó la mirada y las preguntas sobre la violencia del crimen que padece el país.
--¿Esta es su herencia?
El rostro de Fox se endureció mientras se cerraban las puertas del elevador.
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