Ricardo Andrade Jardí
Pero esta vez el imperio no la tiene fácil, el total de los presidentes sudamericanos, apoyados por importantes sectores sociales, cierran filas en defensa no sólo de su colega andino Evo Morales, sino con la razón de transitar hacia un destino propio, hacia la construcción de nuevas y mejores formas de vida y de justicia social. Mandatarios que responden a las lógicas por las que mayoritariamente han sido electos y no ya a las lógicas de la dictadura empresarial que marcan los rumbos del “traspatio” de la América del Norte. En la Bolivia de Evo Morales se juega el destino de todo un continente y proporcionalmente ese destino está ligado al freno de la política intervencionista, de mierda, del imperialismo yanqui, la derrota de Morales significará la derrota de toda esperanza de cambio por las vías “legales” de la burguesía decadente, por los cauces, pues, de la “Democracia Corporation S.A.”. Su victoria en cambio abrirá las puertas hacia la construcción de un mundo más justo, que erradique poco a poco los privilegios de los menos sobre la explotación inhumana de los muchos, de ahí que nazcan los nuevos constituyentes (Ecuador y Bolivia), una nueva justicia no puede ser edificada sobre la (in)justicia burguesa de las sociedades precapitalistas y capitalistas, en las cuales se enmarca la “legalidad” de casi todo el continente. La derrota de Evo Morales será en cambio la confirmación de que la lucha por la justicia en América Latina tendrá que ser por otras vías, menos preferibles y sumamente dolorosas; pero la lucha por todos los frentes es contra dos objetivos enemigos identificables, la inercia mediocre de las burguesías conservadoras locales y las políticas intervencionistas del imperio, y tendrá que ser la tarea urgente en la construcción de nuevas formas de convivencia social. La impunidad corrupta impuesta en las nacientes burguesías desde el colonialismo español y mantenida actualmente por las políticas intervencionistas del soborno sobre los imaginarios enajenados de las clases (oligarcas) hasta hace poco gobernantes en el continente, han hecho para el imperialismo un paraíso de saqueo y explotación. Eso es lo que perderá el imperialismo con el triunfo de Evo Morales, la patente de corso para seguir actuando sobre los destinos económicos y sociales de millones de personas, perderá también los “beneficios absolutos” por la extracción de recursos naturales que tendrá, como todo el mundo, que pagar en las condiciones que cada soberanía determine. La derrota de Evo Morales, significa la permanencia de la injusticia y el saqueo contra todo el continente, derrotar a Evo Morales es un objetivo claro del imperialismo, pero no sólo pretende derrotarlo militarmente, al contrario, la cruzada de hacer la guerra en Bolivia es una campaña de largo plazo, el objetivo real e inmediato es reventar políticamente a todo aquel que se atreva a hablar de justicia social, a todo aquel que desvíe el discurso fuera de los términos impuestos por la Casa Blanca. La sociedad continental no puede cruzar las manos y esperar que pase lo que pase, debemos de todas las formas posibles empezar la defensa de Bolivia que será y es también nuestra defensa, la responsabilidad es común a todo el continente, de la presión y el boicot internacional al imperialismo, dependerá nuestra suerte. Bolivia somos todos; defendamos nuestra dignidad y soberanía, demos el ejemplo y la esperanza de lucha a las futuras generaciones.
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