Rubén Durán Cachón
Resulta que ahora, Felipe Calderón, junto con Guillermo Ortiz, presidente del Banco de México, y Agustín Carstens, titular de la SHCP , se quejan amargamente y señalan a los empresarios que se llevaron los 9 mil 600 millones de dólares de las reservas de nuestro país para especular. Los pronunciamientos de estos personajes nos recuerdan la época del ex presidente José López Portillo, cuando ante las cámaras de televisión a nivel nacional exclamó: “Nos saquearon otra vez los saqueadores, pero eso nunca se volverá a repetir”, rubricando su actuación con lágrimas en los ojos, digna de las mejores series de telenovelas a las que estamos acostumbrados. Eso pasó en tiempos del gobierno del PRI, y ahora se repite con el PAN.
Aunque se ubica a las empresas Comercial Mexicana, Alfa, Grupo Industrial Saltillo y Cemex y otras más, entre las que saquearan las reservas mexicanas con fines especulativos, debemos ser claros en algo, estas empresas tomaron simplemente lo que se les permitió.
Hace algunas semanas Calderón Hinojosa declaró que en apoyo a las empresas sin liquidez, y para evitar la devaluación del peso inyectaría al mercado nacional con parte de las reservas en dólares con que cuenta el Banco de México. El 8 de octubre publicó una convocatoria de la subasta de dólares del tesoro nacional, a partir de allí, en unas horas despareció el 10% de las reservas en dólares del Banco de México. Un día después, tanto presidente del Banco de México como el propio Calderón y Agustín Carstens acusaron a las empresas que compraron dólares, de especuladores y causantes de la devaluación del peso.
Sin embargo, resulta interesante que entre las cláusulas de la Convocatoria para la venta de dólares emitida por el BM se estipula que esta institución “se reserva el derecho de rechazar o declarar desierta la transacción si a su juicio pudieran producir efectos “inconvenientes” en el estado cambiario o el en mercado económico del país”. Además, se establece que a partir de la fecha de la solicitud, el BM pondrá las cantidades subastadas en dólares dos días después de la misma.
Entonces nos preguntamos: ¿Por qué ni el BM, ni la SHCP ni mucho menos Felipe Calderón, que fueron informados al día siguiente por los medios periodísticos de las intensiones especulativas de los empresarios no pararon la transacción si estaban en tiempo y forma? ¿Por qué no fueron debidamente investigadas las empresas que solicitaron dólares para saber la verdad de sus estados financieros?
Señalar ahora de culpables a los empresarios del saqueo de las reservas nacionales es tan sólo una burda acción de lavarse las manos por parte de Calderón, Carstens y Guillermo Ortiz. Ellos subastaron, los otros compraron. Si al caso, a las empresas especuladoras se les puede acusar de cómplices como siempre lo han sido. La cuestión es que Felipe Calderón paga con el dinero del pueblo las facturas que le endosaron los empresarios que le compraron la silla presidencial. Sólo le falta que, como López Portillo, se ponga a llorar ante el pueblo diciendo: ¡Nos saquearon otra vez los saqueadores, esto no volverá a pasar! Pero en México la historia siempre se repite dr_rubenduran@hotmail.com
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario