Acuden miles a la asamblea informativa convocada con día y medio de anticipación
Por ningún motivo se permitirá la privatización de la paraestatal, advierte López Obrador
Jaime Avilés
Respuesta de seguidores de Andrés Manuel López Obrador a la convocatoria para la defensa pacífica de Petróleos Mexicanos. Foto: José Carlo González
Un anciano con un pastel, una niña con su muñeca de trapo a la espalda, un joven de piernas largas apoyado en sus muletas, una guapa estudiante de bata blanca, una señora encorvada y diminuta, y como todas estas personas, adosadas al muro de Relaciones Exteriores, miles y miles más, codo a codo en el Hemiciclo y la avenida Juárez, cantaban anoche el Himno Nacional, con el brazo en alto y la “V” de la victoria, al término de un mitin convocado en apenas día y medio, para inaugurar la etapa más difícil de las movilizaciones populares en defensa del petróleo.
Aunque a sugerencia de Claudia Sheinbaum el gentío se retiró a sus casas “a trabajar”, también se llevó la certeza de que hoy mismo, o durante el fin de semana, o quizá la semana próxima, acudirán a donde les indique Andrés Manuel López Obrador, usando el sistema de organización que se puso en marcha el pasado lunes al caer la tarde.
Activación ciudadana
Ese día, en cuanto el “presidente legítimo” expidió una carta pública para convocar a una asamblea urgente “el miércoles a las 5 pm”, se activaron miles de teléfonos celulares que estuvieron mandando mensajes toda esa noche, a lo largo del martes e incluso la mañana de ayer.
Por eso acudieron puntuales al llamado las 38 brigadas masculinas y las 22 de adelitas, y muchísimas personas más, de modo que cuando doña Rosario Ibarra inició el acto con unas palabras de aliento, algunos peatones, que sólo pasaban por ahí, ya no pudieron seguir su camino, ni para atrás ni para adelante.
Arriba, en el templete, junto a López Obrador, además de doña Rosario había muchos senadores: Rosalinda López Hernández, Pablo Gómez, Carlos Navarrete, Arturo Núñez, Yeidckol Polevnsky y Dante Delgado, entre otros. Había asimismo integrantes del “gobierno legítimo”, como Bernardo Bátiz, Laura Itzel Castillo, Luis Linares Zapata y Sheinbaum, así como Julia Aranaut, que al final entonaría el himno.
Pablo Gómez habló en nombre de los legisladores del Frente Amplio Progresita (FAP) que están discutiendo en el Senado de la República los anteproyectos de dictámenes para la “reforma energética”, y le explicó a la muchedumbre lo que ha logrado el movimiento obradorista y lo que no está dispuesto a permitir. La gente ovacionaba lo primero, coreaba con fuerza el “¡ni un paso atrás!” ante lo segundo y rechiflaba a la sola mención de los nombres de los personajes del régimen que venían al caso.
Sin corbata, con una chamarra del color de la tierra, López Obrador subrayó la “ineptitud” del gobierno federal, que “en casi dos años no ha pegado un ladrillo”, y afirmó que “si no nos hubieran robado las elecciones ya estaríamos acabando las refinerías que faltan para que dejemos de importar gasolina”, antes de asegurar, con gran vehemencia, que “más temprano que tarde este movimiento sacará de la pobreza al país”, y “por ningún motivo”, así lo dijo varias veces, “por ningún motivo se permitirá la privatización” de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Fue más que explícito al pedir a los legisladores del Frente Amplio que cuando “se conozca el contenido definitivo de los dictámenes en materia energética, y si van orientados a privatizar la industria petrolera, de inmediato comiencen las protestas al interior de las cámaras, que nosotros los apoyaremos, al mismo tiempo, llamando a la movilización” en todo el país.
Esto podría ocurrir quizá esta tarde, mañana mismo, el fin de semana o el martes próximo. No en balde, López Obrador canceló la gira que tenía planeada de hoy hasta el domingo. Pero si el mensaje calentó los corazones, lo que indignó a la gente fue la denuncia de que Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), estrechamente vinculado con Carlos Salinas de Gortari, es quien está “amarrando las alianzas entre el PRI y el PAN” para consumar la privatización de Pemex. “¡Ni un paso atrás, ni un paso atrás!”, volvió a escucharse, coreado por miles y miles de gargantas.
¿Qué se ha logrado, según lo que informaron López Obrador y Pablo Gómez? No pocas cosas: a) que se construya una refinería; b) que se descongelen los fondos del superávit de Pemex, que no se usaban desde el sexenio de Fox para reinvertirlos en la paraestatal; c) que los Pidiregas pasen a la deuda pública y dejen de sangrar a la paraestatal y, d) que la empresa no se convierta en entidad autónoma.
Lo que sigue
¿Qué falta para evitar por completo la privatización? Aunque todavía no hay nada firmado al respecto, ya existe un acuerdo verbal acerca de que los inversionistas privados no intervendrán en las áreas de transporte, almacenamiento y transformación del petróleo (por eso la refinería será construida por Pemex). En cambio, panistas y priístas insisten en que por medio de contratos, los particulares realicen las obras de exploración y extracción.
Sin embargo ayer, a última hora, los del blanquiazul reventaron la negociación del dictamen que decía: “las remuneraciones deberán establecerse a la firma del contrato”, al añadir las palabras “en función de los resultados del proyecto”, que el PRI rechazó.
Una fuente del Senado aseguró que si el Partido Acción Nacional no retira esas palabras, el tricolor se opondrá del todo a los contratos, como ya se opuso, añadió el informante, a la creación de nuevas empresas filiales, o sea, a que Pemex se divida en más subsidiarias si éstas son “financiadas con fondos privados”. Los priístas quieren que “se financien exclusivamente con fondos públicos”, y si no, abortan el punto.
Esto era en suma el estado que guardaban anoche las negociaciones, pero que podría variar si panistas y priístas limaran hoy sus diferencias, como ya lo hicieron al concertar que Petróleos Mexicanos se someta a tribunales internacionales y su sindicato tenga seis sillas en el consejo de administración de la empresa y no cuatro, como pide el FAP. Todo está en veremos…
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