Juan R. Menéndez Rodríguez
Línea ágata
“En estas grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”.- Honorato de Balzac
La crisis, cada día más visible, empieza a mostrar que el impacto no será exclusivamente en el campo económico, sino que debemos anticipar cambios culturales en el arte, la ciencia, la moral, la política, pues en general transformará los valores instituidos de la época, tal como ha sucedido a lo largo de la historia.
Se habla de la quiebra moral de las instituciones y élites capitalistas al llevar sus intereses más allá de los límites de una lógica pragmática, y los escenarios comienzan a resquebrajarse y a poner de manifiesto la ideología de los grupos conservadores en Estados Unidos y en el mundo quienes se han visto imposibilitados para controlar los procesos globalizadores.
A la par del desmoronamiento de empresas que implementaron un liberalismo económico extremo, se estableció un retroceso moral ejercido desde la Casa Blanca en un intento por dominar las formas de pensar de la sociedad: interrupción de la enseñanza de la teoría de la evolución a favor del creacionismo, la prohibición de investigar las células madre en embriones, la legitimación de la tortura, los delirios divinos de hablar por mandato de Dios. Discursos que comprueban las grandes hipocresías envueltas en el eje del mal, ensombreciendo un mensaje emancipador para los pueblos.
No dudamos de que los historiadores del futuro interpretarán estos tiempos como oscuros y contradictorios, en los que los grandes avances científicos y tecnológicos contrastan frente a las relaciones de poder de las iglesias y los fundamentalismos que refuerzan la represión y falta de libertad.
Entre todas las problemáticas agravadas por la crisis destaca el envejecimiento de la población, pues se observa no sólo una dificultad económica, sino demográfica a nivel mundial, en la cual además del incremento de la pobreza, de las pensiones y ahorros que han perdido su valor original, aparecen otros síntomas.
Los países ricos envejecen con rapidez y los promedios de pensionados y jubilados se incrementan. En Gran Bretaña, en el 2008, por primera vez hay más pensionados que niños. De acuerdo con un estudio del Banco Mundial, la fuerza laboral en Europa empezará a declinar y será mayor el porcentaje de trabajadores que se jubilan que los jóvenes que tomarán sus puestos. En este momento, en Europa existe un promedio de 3.8 personas trabajando por cada pensionado, pero en 20 años bajará el promedio a 2.4.
Como respuesta a estos declives se propone aumentar la edad de la jubilación y utilizar más la experiencia de las personas mayores. En Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, los adultos de 60 años se mantienen en sus trabajos, y en Europa, si bien los estímulos de las pensiones incentivaban al retiro, las políticas han cambiado: países como España ofrecen beneficios para que permanezcan laborando hasta los 70 años.
Así, algunas de las transformaciones culturales tendrán relación con el incremento de la edad del retiro, la valoración de la experiencia, la protección del Estado en materia de salud y bienestar para estos grupos, la economía vinculada a la justicia social.
Otro de estos cambios futuros serán en torno a las decisiones del bien morir y a una muerte sin dolor para los viejos, no abusando de los tratamientos médicos y la prolongación de la vida sin futuro, al igual que la consolidación de las organizaciones dedicadas a ayudar a las personas a morir, lo cual siempre es más humanitario que verlas agonizar durante años o en estado de coma permanente.
Recientemente, el Senado aprobó una reforma a la Ley General de Salud para apoyar la eutanasia pasiva, mediante la cual el enfermo podrá solicitar la interrupción voluntaria del tratamiento curativo cuando le sea dictaminada una expectativa de vida menor a seis meses, para evitar prolongar la agonía.
Movimientos en estos y otros temas darán testimonio a futuro de que la recesión económica internacional intensificó la creación de paradigmas sociales y científicos capaces de interpretar e innovar la realidad.
Hoy se vislumbran diversas atmósferas culturales por venir. Las garantías de la verdad absoluta han desaparecido y las tesis de la incertidumbre y posibilidad de nuestros conocimientos toman fuerza en todos los campos del saber. Así, la teoría del caos funciona científicamente oponiéndose a las ideologías dominantes que desean seguir manteniendo el statu quo sin impulsar el pensamiento cuestionador y crítico.
Toda crisis brinda, amable y estimado lector, la oportunidad de replantearnos los sistemas que permiten vislumbrar la existencia de universos reveladores para la humanidad.
E-mail: jrmenrod@hotmail.com
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