12 febrero 2009
"El Estado es la única entidad que queda con los recursos para devolverle la vida a la economía".
Barack Obama.
I
En el foro ocurrente en el Congreso de la Unión con el tema de "¿Cómo crecer?", los ponentes en general y salvo excepciones han soslayado la causa del decrecimiento de la economía mexicana en los últimos 27 años.
Empero, en las excepciones --notablemente la de la académica Denisse Dresser-- no han habido alusiones amplias, explícitas, coherentes, de la causa del decrecimiento de la economía y su lamentable estado recesivo actual.
Algunos economistas ponentes se han remitido con cortedad al origen de la crisis económica y, ergo, social y, como se verá el día de la elección venidera, también política, con un costo enorme para el gobierno en turno.
Señálese que ese gobierno --conformado por el Partido (de) Acción Nacional-- es la rama ejecutiva del poder político del Estado, constituido por otras vertientes constituciionales: la legislativa y la judicial.
Mas ese poder político del Estado --a cuya morfología concurren además del PAN, los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática y otros sin convocatoria mayor-- ha mostrado su vera naturaleza.
Y esa vera naturaleza es la de servirse a sí mismo, desestimando bajo omisión su deber constitucional de servir al elemento constitutivo más importante del Estado, el pueblo. Sólo sirve al interés de sus personeros.
II
Ese interés, adviértese no sin elocuente nitidez, se traduce en prácticas corruptas --cesión de potestades rectoras, planificadoras y reguladoras del Estado a particulares-- que definen un quehacer hamponil.
Y no en vano Andrés Manuel López Obrador y sus millones de seguidores -- no tan invisibles pese al bloqueo mediático-- define a esos personeros priístas y panistas y no pocos del PRD como el "hampa de la política".
Tal omisión ha sido --y continúa siendo-- criminógerna, como bien lo enunció alguna vez el jurista tapatío Andrés Amador Mena, tipificando la comisión presunta de delitos de traición al pueblo. Traición a la patria.
Y aunque esa comisión presunta sería un juicio de valor pese a su discernimiento objetivo, sus secuelas son dramáticas, lacerantes --dolorosas-- y traumáticas y dan cuerpo a verismos insoslayables.
Esos verismos se emblematizan y representan en la crisis generalos y sus manifestaciones particulares y peculiares. La crisis estruja a los mexicanos, al poder político del Estado mexicano y a éste mismo.
Ese Estado exhibe descomposición que ya está deviniendo, inexorablemente, en desintegración, como lo confirmaría la experiencia histórica de la humanidad y los mexicanos. En el caso de México, el fenómeno es espectacular, evidentísimo.
III
Esa espectacularidad del fenómeno de la descomposición reside en su propio dinamismo, el cual ha ido de menos a mas. Esa velocidad ha alcanzado en los últimos ocho años un vértice crispante de clímax/anticlímax y frustración social.
En efecto. La frustración social adviértese creciente. El fenómeno ha adquirido hoy tal rapidez que rebasa la capacidad de comprensión de los mexicanos acerca de su naturaleza, sus manifestaciones y sus desenlaces.
Los sucedidos cotidianos nos abruman. Mas ello no le impide a la ciudadanía discernir que los personeros del poder político del Estado --desde el Presidente hasta los gobernadores y legisladores federales y locales-- son causantes de ésta debacle.
Así es. En éstos 27 años --desde el sexenio de Miguel de la Madrid-- esos personeros, movidos por ineptitud, corrupción, ambiciones personales y de facción e insertos en la cultura del poder por el poder mismo, han fallado.
Nos han traicionado. Y llevado al Estado mexicano --no tan exitoso después del sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-40)-- a una condición inviable y, por lo mismo, fallido, indiferente a sus deberes de servir al pueblo.
Al cambiar en 1982 el Estado mexicano el modelo económico, se acentuó la desigualdad --la pobreza--, la injusticia social y convirtió al poder político en inicuo. Ésto conduce sin atajos a las causas de la crisis que nos ahorca.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Barack Obama.
I
En el foro ocurrente en el Congreso de la Unión con el tema de "¿Cómo crecer?", los ponentes en general y salvo excepciones han soslayado la causa del decrecimiento de la economía mexicana en los últimos 27 años.
Empero, en las excepciones --notablemente la de la académica Denisse Dresser-- no han habido alusiones amplias, explícitas, coherentes, de la causa del decrecimiento de la economía y su lamentable estado recesivo actual.
Algunos economistas ponentes se han remitido con cortedad al origen de la crisis económica y, ergo, social y, como se verá el día de la elección venidera, también política, con un costo enorme para el gobierno en turno.
Señálese que ese gobierno --conformado por el Partido (de) Acción Nacional-- es la rama ejecutiva del poder político del Estado, constituido por otras vertientes constituciionales: la legislativa y la judicial.
Mas ese poder político del Estado --a cuya morfología concurren además del PAN, los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática y otros sin convocatoria mayor-- ha mostrado su vera naturaleza.
Y esa vera naturaleza es la de servirse a sí mismo, desestimando bajo omisión su deber constitucional de servir al elemento constitutivo más importante del Estado, el pueblo. Sólo sirve al interés de sus personeros.
II
Ese interés, adviértese no sin elocuente nitidez, se traduce en prácticas corruptas --cesión de potestades rectoras, planificadoras y reguladoras del Estado a particulares-- que definen un quehacer hamponil.
Y no en vano Andrés Manuel López Obrador y sus millones de seguidores -- no tan invisibles pese al bloqueo mediático-- define a esos personeros priístas y panistas y no pocos del PRD como el "hampa de la política".
Tal omisión ha sido --y continúa siendo-- criminógerna, como bien lo enunció alguna vez el jurista tapatío Andrés Amador Mena, tipificando la comisión presunta de delitos de traición al pueblo. Traición a la patria.
Y aunque esa comisión presunta sería un juicio de valor pese a su discernimiento objetivo, sus secuelas son dramáticas, lacerantes --dolorosas-- y traumáticas y dan cuerpo a verismos insoslayables.
Esos verismos se emblematizan y representan en la crisis generalos y sus manifestaciones particulares y peculiares. La crisis estruja a los mexicanos, al poder político del Estado mexicano y a éste mismo.
Ese Estado exhibe descomposición que ya está deviniendo, inexorablemente, en desintegración, como lo confirmaría la experiencia histórica de la humanidad y los mexicanos. En el caso de México, el fenómeno es espectacular, evidentísimo.
III
Esa espectacularidad del fenómeno de la descomposición reside en su propio dinamismo, el cual ha ido de menos a mas. Esa velocidad ha alcanzado en los últimos ocho años un vértice crispante de clímax/anticlímax y frustración social.
En efecto. La frustración social adviértese creciente. El fenómeno ha adquirido hoy tal rapidez que rebasa la capacidad de comprensión de los mexicanos acerca de su naturaleza, sus manifestaciones y sus desenlaces.
Los sucedidos cotidianos nos abruman. Mas ello no le impide a la ciudadanía discernir que los personeros del poder político del Estado --desde el Presidente hasta los gobernadores y legisladores federales y locales-- son causantes de ésta debacle.
Así es. En éstos 27 años --desde el sexenio de Miguel de la Madrid-- esos personeros, movidos por ineptitud, corrupción, ambiciones personales y de facción e insertos en la cultura del poder por el poder mismo, han fallado.
Nos han traicionado. Y llevado al Estado mexicano --no tan exitoso después del sexenio de Lázaro Cárdenas (1934-40)-- a una condición inviable y, por lo mismo, fallido, indiferente a sus deberes de servir al pueblo.
Al cambiar en 1982 el Estado mexicano el modelo económico, se acentuó la desigualdad --la pobreza--, la injusticia social y convirtió al poder político en inicuo. Ésto conduce sin atajos a las causas de la crisis que nos ahorca.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Anticlímax: contrario despues del clímax. Gradación retórica descendiente.
Clímax: culminación de un proceso. Punto más alto de un fenómeno.
Modelo económico: forma de organización económica. Llámasele modelo por conveniencia retórica. Un modelo en términos generales debe ser la imagen fiel de aquello que pretende representar. Para la economía, un modelo se puede definir como la representación simplificada, pero completa, de la realidad económica de una sociedad durante un determinado periodo.
Vértice: punto en el que concurre4n los dos lados de un ángulo. Cúspide. Concurrencia de dode o mas planos.
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