jueves, febrero 12, 2009

Estado Fallido, Presidente Fallido, Seleccion Fallida

Asimetrías

Slimiana: Nacionalismo Económico

Fausto Fernández Ponte

"Exhorto a mis conciudadanos a consumir productos estadunidenses".
- Barack Obama. -

I
¿Por qué Carlos Slim, el hombre de mayor fortuna personal en el mundo, cuestiona al personero emblemático del poder político del Estado mexicano? Dicho de otro jaez, ¿por qué el señor Slim pone en duda la aptitud y eficacia de la actuación de Felipe Calderón?
Don Carlos denuncia y, a la vez, propone. Si se leen detenidamente sus discursos desde fines de 2008 al lunes pasado (9/II/2009) en el Congreso de la Unión acerca de qué hacer para que la economía crezca, denuncia realidades e ineptitudes y sugiere soluciones.
De hecho, con sus denuncias acerca de lo que está ocurriendo propone específicamente que el poder político del Estado mexicano --las ramas ejecutiva y legislativa-- diseñen y apliquen políticas que privilegien un nacionalismo económico en el consumo.
Nótese que eso es, precisamente, lo que el Presidente Obama ha propuesto y se apresta a instrumentar: los estadunidenses deberán consumir bienes y servicios propios, no importados, como una de las tácticas para enfrentar la recesión.
Esa propuesta bien pudiere ser blasfemia --y, ergo, anatema--- para la tecnocracia dogmática atrincherada a piedra y lodo y más neoliberal y globalifíca que los propios progenitores del neoliberalismo y la globalización en Washington.
Los operadores del neoliberalismo globalifílico en México sustentan la filosofía de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo de que mientras más bienes y servicios importados existan en México, la población tendrá la sensación de mayor bienestar y más satisfactores.
II
Pero la tesis es sofista y, por tanto, falaz. El señor Salinas solía decir que mientras mas satisfactores importados --sobre todo innecesarios-- hubiese en México, los mexicanos tendrían más opciones de consumo y hacerlos sentir en el Primer Mundo.
A esa tesis, abanderada también por Vicente Fox y, sin duda, por el señor Calderón, se le supone impecable e irrefutable por aquellos personeros del poder político del Estado de vena afín. Suponen también que que es compartida por todos, ciudadanía y empresariado.
Yerro craso. Bajo esa premisa los personeros del poder político del Estado y adherentes en la sociedad no se explican por qué el señor Slim denuncia lo denunciado y propone esa guisa de nacionalismo económico en el consumo. Propone volver a lo básico.
La respuesta a ese por qué es variopinta, con fundamentación en la vivencia personal y experiencia como empresario del señor Slim: sus negocios sufren los efectos de lo que para él es resultado de inepcia de los personeros del poder político del Estado.
A partir de sus propias vivencias y experiencias, el señor Slim ha estado planteando privadamente --al propio don Felipe y sus secretarios de despacho-- y públicamente (en foros de pares e impares) lo que dijo en el Congreso de la Unión. Le han ignorado. Desoido.
En los primeros días de diciembre, en el despegue de la temporada de compras navideñas, don Carlos dijo que las tasas de interés que los bancos cobran por consumo vía tarjetas de crédito "son impagables": 14 veces más altas que el interés interbancario.
III
Ello, predeciblemente, irritó a los operadores de los grandes bancos --en su mayoría españoles, estadunidenses, ingleses y canadienses-- y a las casas bancarias menores que abarcan desde una televisora, la Azteca, hasta Wal-Mart y otros consorcios comerciales.
Nótese que el empresario Slim hablaba no sólo como proveedor comercial de bienes y servicios de primer piso, sino también como vendedor de dinero --abastecedor de crédito al consumo por sus empresas financieras y bursátiles-- y como banquero.
Las interrogantes que se formulan no pocos en los círculos del poder político del Estado y en los cenáculos del poder del dinero (y en los de la academia) no tienen nada que ver si don Carlos tiene razón o no. Para aquellos, éste empresario no tiene razón.
Y le responden con descalificaciones y evaden la miga de las denuncias; se cierran a sus propuestas. Para los personeros del poder del dinero --el poder real, el que instaló al señor Calderón como inquilino de Los Pinos--, al señor Slim sí le asiste la razón.
Sus denuncias y propuestas refuerzan la percepción de los empresarios acerca de la ineptitud gubernamental para lidiar con la crisis, cuya sola mención mueve a los personeros del poder político a lanzar acusaciones de "catastrofistas".
¿Qué fue lo qué denunció el señor Slim? Denunció que hay desempleo, cierre de empresas, inflación y escasez de dinero y crédito. "No quiero ser catastrofista", advirtió, "pero todavía viene lo peor". Y ese empeoramiento se deberá a la inacción gubernamental.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Globalifílico: partidario de la globalización, calificativo acuñado por Ernesto Zedillo para refeirirse a los promotores de la globalización; a los opuestos a ésta los llamó globalifóbicos.
Inepcia: ineptitud.
Neoliberealismo: teoría política que tiende a reducir al mínimo las potestades del Estado en la rectoría, planificación y regulación de la economía.
Sofista: que se vale de sofismas. Razón o argumento apareente con el que se le quiere defender o persuadir lo que es falso.

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