Carlos Fernández-Vega
Ni el más excéntrico y disparatado de los magos hubiera logrado lo que Felipe Calderón y Eduardo Sojo, con su equipo de estadística, consiguieron con un solo comunicado de prensa: sacarse de la manga la friolera de 243 mil empleos virtuales, con lo que redujeron la tasa oficial de desempleo abierto en el país de 5.3 por ciento en febrero a 4.76 por ciento de la población económicamente activa en marzo de 2009 (sin duda un logro marca Fox, porque hasta los más optimistas pronosticaron exactamente lo contrario).
Apenas nueve días atrás el inquilino de Los Pinos festejaba, también al estilo Fox, la creación neta de casi 4 mil empleos formales, registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social en marzo de 2009, pero ayer esa cifra la multiplicó, con la ayuda de Sojo, por casi 62: ya no fueron 4 mil los empleos generados en el tercer mes del presente año, sino alrededor de 243 mil, según ellos.
¿Qué sucedió en esos nueve trascendentales días que permitió al inquilino de Los Pinos multiplicar los puestos de trabajo como si fueran panes bíblicos? Debió ser algo divino, porque incluso Felipe Calderón no alcanzó a presumirlo como parte de los signos alentadores en nuestra economía que dice haber visto allá por el pasado 13 de abril, cuando celebraba aquello de los 4 mil empleos. Sin duda, algunos mal pensados (también los bien pensados) cavilarán que el único resorte real que mueve al michoacano para sacarse de la manga 243 mil empleos virtuales es el electoral, toda vez que no pocos mexicanos no dejan de pensar en el presidente del empleo, aunque no exactamente en los términos que el directamente involucrado y los panistas suponen.
Tras seis meses al hilo de incremento en la tasa oficial de desempleo abierto, ¿de dónde sacó el inquilino de Los Pinos 243 mil puestos de trabajo en sólo nueve días? Aun en el lejanísimo caso de que fueran reales, ¿qué sectores, cuáles empresarios, generan 8 mil 200 empleos cada 24 horas en el país, como asegura el Inegi? Para dar una idea de qué se trata, ese ritmo (virtual) de creación de plazas laborales haría un acumulado en el año cercano a 3 millones, o lo que es lo mismo 2.5 veces más de la demanda real anual, la cual, dicho sea de paso, hace muchísimo tiempo que ni de lejos se cubre.
Con los multicitados 243 mil empleos que según el gobierno calderonista se crearon en marzo, Calderón y Sojo dicen haber recuperado de un plumazo todas las plazas oficialmente canceladas en el país durante el primer trimestre de 2009 y, generosos que son, todavía regalan a los mexicanos un pilón cercano a 110 mil puestos de trabajo. Lástima que sean buenas noticias virtuales.
Algo falla, porque las propias cifras oficiales en materia de empleo (Inegi, IMSS, Secretaría del Trabajo) documentan que en marzo de 2009 los puestos de trabajo registrados en el IMSS sumaron 3 mil 630 en las principales áreas urbanas (estadística del Seguro Social) y 14 mil 325 en todo el país (ídem de la STPS). De cualquier suerte, esos mismos indicadores detallan que en el primer trimestre del presente año se cancelaron 181 mil 675 plazas laborales urbanas, o 138 mil 291 en todo el país. Y ya en el masoquismo, indican que de noviembre de 2008 a marzo de 2009 la pérdida suma 595 mil empleos urbanos, o 525 mil a nivel nacional.
Muchas cifras que sólo llevan a un resultado: en caso de ser real, lo que desde luego se duda, en el mejor de los casos la reducción en la tasa oficial de desempleo abierto en el país habría sido de entre 0.009 y 0.03 por ciento, de tal suerte que de 5.3 en febrero pasó a 5.291/5.27 por ciento en marzo de 2009. Eso sí, salvo en la manga de Calderón y Sojo, por ninguna parte aparecen los 243 mil empleos, un volumen que, con crisis o sin ella, no se registra en ninguno de los 28 meses de inquilinaje calderonista en Los Pinos. Es la magia electoral: en los hechos crece la cancelación de plazas laborales, pero en el discurso baja la desocupación.
Por muchos polvos mágicos que esparzan, el desempleo no se reduce por decreto, porque según la citada estadística gubernamental, la tasa oficial de desempleo abierto creció de 3.56 por ciento el primer día de diciembre de 2006, a 5.3 por ciento el último de febrero de 2009 (es decir durante la presidencia del empleo), periodo en el que casi 800 mil mexicanos obligadamente se sumaron al desempleo, o lo que es lo mismo, al de por sí voluminoso ejército de reserva.
El optimismo gubernamental resulta tan falso como la supuesta recuperación del empleo y la economía, y de ello da cuenta el FMI, cercano amigo del inquilino de Los Pinos: de acuerdo con su más reciente estimación, divulgada ayer, el PIB mexicano registraría una caída de 3.7 por ciento (y contando) en términos reales durante 2009, una cálculo que muy lejos está de avalar los signos alentadores que dice ver Calderón. Tal desplome resultaría casi 2.5 veces mayor al promedio de América Latina (-1.5 por ciento) y alrededor de tres veces superior al de Brasil (-1.3), según la misma proyección. Lo bueno es que la Secretaría de Hacienda asegura que sólo será de 2.8 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Vía correo electrónico llega una propuesta de los mineros de Cananea para solucionar el conflicto: “si Grupo México y su dueño Germán Larrea argumentan en la Junta Federal de Conciliación que debe cerrarse la mina y la planta de Cananea, porque eso es de ‘fuerza mayor’ y ya es inoperante, lo más lógico es que ese consorcio renuncie a la concesión que el gobierno federal le ha dado para explotar y administrar este centro de trabajo, o el gobierno quitársela, y que pase a las manos de los trabajadores para su correcta explotación económica y adecuada administración. Ya buscaremos la alianza con empresarios socialmente responsables que sepan hacer bien el trabajo, que organicen empresas rentables, que no exploten ni humillen a los trabajadores, y que respeten la autonomía y la libertad sindical, así como los demás derechos obreros. Sin adelantarnos, podría ser en un sistema o modelo de cogestión obrero-empresarial. Lo decimos en serio. Es el momento de grandes y graves decisiones. Un conflicto como el minero, que ha permanecido ya tres años sin solución, demuestra la incapacidad, ineptitud e irresponsabilidad con que Grupo México, con la complicidad del gobierno empresarial, utiliza un bien que la nación le otorgó para su debido manejo, no para su desmedido lucro, ni para aplastar la dignidad de sus trabajadores”.
jueves, abril 23, 2009
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