martes, agosto 25, 2009

Columna Asimetrías. El Dilema ChicanoMexicano

Por Fausto Fernández Ponte






25 agosto 2009


"En lo que respecta a la historia de México, en el nuevo Libro de Texto Gratuito han desaparecido la Conquista y la Colonia".
Olac Fuentes.

I

DALLAS, Texas (Tejaztlán para los chicanos).--El Movimiento Chicano/Mexicano, cuyo cuadragésimo aniversario se celebró el fin de semana pasado con la participación de no pocos de sus activistas históricos y la nueva generación de estafetarios, tiene ante sí desafíos filósoficos y prácticas para trascender.

Con el propósito de dicho aniversario se realizó la Convención nacional del activismo chicano del siglo XXI, desarrollado simultáneamente a otro de alcance cultural, el de la música tejana como expresión, precisamente, de la comunidad . Esa música tiene incluso iconos transfronterizos.

Durante la Convención se presentaron exposiciones fotográficas, fílmicas, musicales, teatrales, etc., del Movimiento. El cineasta Chuy Treviño y el autor-cantor de corridos Chuy Negrete ofrecieron conciertos. En las mesas redondas, varios intelectuales chicanos --como Rudy Acuña-- disertaron acerca del tema.

Más volvamos a los retos enunciados. Entre los desafíos filosóficos, el principal es el de la razón de ser del Movimiento, a partir de un discernimiento objetivo de sus causales históricas y ocurrentes --actuales-- y las secuelas de una imposponible exégesis asépticamente historicista de dichas causales.

Y entre los desafíos prácticos, el de adquirir conciencia del aislamiento e insularidad étnico-cultural-identitaria --más allá del apellido hispánico en la taxonomía censal-- es el que mayor obstáculo ofrece. La psique de los jóvenes chicanos es impactada por las fuerzas organizadas del estereotipo negativo.

El Movimiento está estratificado, si no es que languideciente, confinado a los cenáculos académicos en universidades y otros centros de educación superior. Hay muchos estudios acerca del Movimiento que antójanse post-mortem de una etapa, pero sin avizorarse una nueva en el horizonte.

Un intelectual chicano de nota decía aquí: "El Movimiento Chicano se acabó cuando los chicanos empezaron a ingresar a las universidades; se dedicaron a estudiarlo, pero no a continuarlo o reactivarlo, pese a que sus causas persisten todavía, agudizadas: desigualdad, injusticia, racismo, violencia económica.

II

"Barck Obama nos ha quitado la bandera", decía. "Con su llegada a la Casa Blanca, los chicanos debemos prepararnos para que uno de los nuestros llegue hasta allá. Pero no nos estamos organizando ni estamos ,como Movimiento, sumándonos a la lucha por la reforma migratoria".

Ese intelectual también señalaba: "Mira el periódico de Dallas: los chicanos somos invisibles, aunque el 48 por ciento de la población de ésta urbe es de origen y ascendencia mexicana. Nada se publica acerca de su existencia, excepto para denigrarlos". Tampoco parecerían existir para el Consulado de México.

Y es que, en efecto, a la Convención no asistieron representantes del Consulado, aunque hubo una mesa informativa de consejeros chicanos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, es esperpento burocrático creado por el gobierno de México cuyo papel es, obviamente, el de mediatizar, sin plantear soluciones.

Otro intelectual chicano, dedicado éste también al activismo, decía: "Los gringos están haciendo lo mismo con los mexicanos de México: les dan becas para prepararlos para gobernar con arreglo a los intereses estadunidenses". Mencionó apellidos: De la Madrid, Salinas, Zedillo, etc.

Tocante al tema de la estratificación del Movimiento cabría ponderar propuestas acerca de una revisión de la interpretación de las causales a la luz de las ciencias sociales que reconozcan el papel representado por los vectores históricos: la emigración mexicana hacia Estados Unidos.

El fenómeno de la emigración tiene dos vertientes: una, su génesis en México; y, otra, su más visible manifestación demográfica, cultural, económica y política e incluso societal propiamente: los inmigrados, cuyo total numérico es hoy superior al de los chicanos propiamente.

Y es que si hacemos esa división demográfico-cultural, la suma de mexicanos inmigrados "legales" --usufructuarios del "visto bueno" del "Tío Sam"-- e "ilegales" (los que carecen de la "green card") es de unos 18 ó 20 millones, en un universo de personas con apellidos hispános de 30 a 33 millones.

Ello llevaría a suponer que ese nutrimento cualitativo/cuantitativo, filosófico, ideológico, político y cultural del Movimiento ha enriquecido su conceptualidad y práctica. Empero, no es hoy así, por causales atribuidas al propio Movimiento y sus contradicciones. De allí su estratificación.

III

El Movimiento entró en latencia por varias causas --incluyendo las estructurales y las superestructurales de la sociedad estadunidense y sus efectos--, al dejar de abrevar en la emigración y en la cultura del inmigrado. Al parecer, los traslapes culturales y entreveramientos políticos son una gran barrera.

Y esa barrera afecta más a los estafetarios jóvenes del Movimiento que a los activistas históricos. Los chicanos jóvners en el Movimiento no comprenden el idioma castellano que se habla en México y que ofrece variados acentos, coloquialismos locales y estilos que denotan una cosmovisión inasible a aquellos.

Por añadidura, un grueso importante de mexicanos que emigran y que han inmigrado es de indígenas cono desconomiento del castellano o, diríase, sin dominio de la lengua. Como ocurre en México, los migrantes indígenas son invisibles por el mero hecho de que no se les quiere ver.

Los estadunidenses de ascendencia mexicana son, antropológica y jurídicamente, mexicanos. De hecho, el Estado mexicano así los considera. Y en la psique mexicana, al sur de la frontera, prevalece la noción de que los chicanos son mexicanos, con todos los derechos correspondientes incluso.

De ello habló, preciso es subrayarlo, el diputadoi Federal José Jacques Medina, quien representa a los migrantes mexicanos en el Congreso de la Unión en México. El legislador habló de las leyes acerca de la doble nacionalidad y los derechos políticos y las iniciativas por él presentadas para ampliarlos.

Pero los estafetarios jóvenes del Movimiento no saben que son mexicanos. Tampoco saben que la bilingüalidad es una gran ventaja práctica. Ignoran que su identidad no sólo étnica, sino también antropológica es el vector más importante para cincelar su identidad.

Lo aquí descrito tiene registro variopinto; cada quien las ve según sus propios prismas vivenciales, desconocimientos, prejuicios e influencias del contexto y trasfondos culturales. El Movimiento Chicano es parte orgánica de las luchas históricas de los pueblos mexicanos; su actual estado afecta a éstos.

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:
Estafetarios: que porta estafetas.
Latencia: de latente.

Lecturas recomendadas:
Dinámica política de México: el Vector Indio, de José López Portilloi. Planeta.
Ensayos para una teoría política dela Constitución, de Adalberto Saldaña Harklow. Asociación nacional de Abvogados Democráticos.

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