Ricardo Andrade Jardí
Mientras son calificados de “finísimas personas”, por el clero, los empresarios FOBAPROA y otros insignificantes actores políticos, los asesinos de 49 niños, dueños de la guardería ABC, ubicada en Sonora, convertida para la historia nacional en una sucursal más de la corrupción y la IMPUNIDAD con las que las oligarquías nacionales hacen rentables negocios, donde la dignidad humana es lo que menos importa; el nuevo ciclo escolar, para los alumnos de primara, inicia con la imposición de lo que tanto le critican a Chávez, en ese caso, por su reforma educativa en la que se plantea una educación socialista para Venezuela, en el México fecalista y de “la maestra” Gordillo imponen la visión neoliberal a los cada vez más deseducados infantes, imposición neoliberal deseducativa que no recibirá ni una sola crítica de la telecracia pues la reforma educativa fue pactada a modo de la televisión comercial, aval siempre de las peores causas.
Cancelan la historia de México para dar paso al nuevo proyecto educativo con el que, entre otras cosas, queda fuera la conquista y la colonia, no sea que algún despistado alumno de primaria piense o sueñe, gracias al conocimiento de la historia, en la posibilidad de insurgencias independentistas; el neoliberalismo mexicano no soporta tanto. Haciendo uso del manual de adiestramiento y buenas costumbres de los organismos financieros mundiales, nuestros domados políticos han decidido no sólo sostener, sino imponer la mentira como la norma institucional de la educación básica, donde no sólo no se contempla la conquista de Cortés ni tampoco el tropezón del navegante Cristóbal Colón con nuestra América, sino que en el renglón de matemáticas los errores son garrafales, imprecisos y carentes de rigor científico, no sea que los niños de primaria aprendan a dividir la ganancia, antes de entender “que el que suma y multiplica es el que vive de él”.
En fin, la derecha continental avanza poderosamente rápido, ante izquierdas institucionalizadas que son incapaces de oponerse a ella. “Izquierdas modernas” y a modo que viven también cómodamente de la mentira y de la corrupción.
Corrupción vitalicia de líderes charros en el magisterio convierten la educación pública en un show al estilo y modo que les dicta la televisión, o más finamente dicho: la telebasura comercial de México.
La pulmonía económica apenas comienza pese a la demagogia del desgobierno usurpador por ocultarla y la enfermedad de la mediocridad corrupta recorre ya las venas de la educación desde su nivel más primario. Se trata de hacer técnicos maquiladores, autómatas enajenados, ignorantes sometidos…
Bajo ninguna circunstancia se debe permitir ya la capacidad crítica del pensamiento, principio elemental en la construcción de verdaderas democracias; no sea que el día de mañana tengan a cientos de miles en las calles como le ha sucedido a la inmunda oligarquía hondureña que con toda su mentira y su afán represivo y con todo y la base militar gringa (posible orquestadora del golpe militar) no ha podido parar el repudio popular de una incansable resistencia civil, que hoy como nunca recuerda la historia de quienes, como ellos, en otros tiempos, se lo jugaron todo por la conquista de la libertad.
Pero la visión neoliberal de la educación, impuesta por la decadencia del sistema, nos obligará también, a los ciudadanos, a ir creando un proceso educativo de contra Estado, de contra educación. Obligados estamos desde ahora a educar a nuestros hijos en lugares sin el control del desgobierno, donde nacerán nuevas y mejores formas, no sólo de garantizar una buena educación, sino de socialización de conocimientos que nos ayudarán a organizarnos popularmente contra la sistematización de sus mentiras. Nacerán, así, círculos de estudio que suplirían a las huestes de Elba Ester Gordillo, por ciudadanos mejor capacitados en las diversas materias de su particular conocimiento, formas humanistas que privilegiarán la cooperación comunitaria, en oposición a su nuevo plan de sometimiento educativo. Una educación ciudadana que responda a las necesidades de cada región, de cada localidad y grupo social organizado y no a las necesidades de los administradores del neoliberalismo, en la que se han convertido los usurpadores del poder, desde la imposición del chupacabras mayor, padrino y creador de “la maestra”.
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