martes, agosto 25, 2009

¿Por qué creerles ahora?

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes…

Como la crisis económica y social ha pegado muy duro a la gran mayoría de la población, ahora los defensores de la oligarquía quieren disociarse de ésta y para ello pretenden impulsar como suyas propuestas de la sociedad civil. Así lo deja ver la agenda legislativa del PAN dada a conocer el domingo 23, en la que destaca la afirmación de la coordinadora del blanquiazul en la 61 legislatura, Josefina Vázquez Mota, de que asumirán “medidas muy severas” en materia fiscal y que impulsarán “una profunda austeridad en el sector público”. Cabe preguntarse porqué se les ha de creer cuando han tenido, los panistas, nueve años para haber demostrado con hechos su voluntad de apoyar medidas necesarias para impulsar el desarrollo.
La verdad es que no lo han hecho, como tampoco los tecnócratas del PRI, porque carecen de voluntad política para promover un proyecto de nación que no es el suyo. En cambio, han favorecido una estrategia económica orientada a enriquecer a una minoría voraz cuya sed insaciable de riqueza y poder es la culpable de que la actual recesión sea la peor desde 1929, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado. Es cierto que el pueblo mexicano padece un gran atraso educativo que no le permite comprender los fenómenos sociales en sus causas y sus efectos, pero no lo es que se encuentre en niveles de retardo mental para tratar de engañarlo tan torpemente.
Con semejante nivel de demagogia es impensable que el PAN retome el sitio al que llegó gracias a las componendas de Ernesto Zedillo con la Casa Blanca y la elite financiera del país. No es fácil comprender porqué los nuevos legisladores panistas habrían de actuar de manera diferente a como lo hicieron sus antecesores. Si bien es verdad que ahora la urgencia es mayor para obrar conforme al imperativo de superar la crisis, también lo es que hace dos años se tenía muy claro, en las altas esferas del poder, que sobrevendrían problemas muy graves en materia económica, y sin embargo no se hizo nada para paliar esa gravedad.
Era muy claro que entre las prioridades de Felipe Calderón, y por tanto de sus legisladores en el Congreso, no estaba la obligatoriedad de hacer modificaciones de fondo en el sistema económico, sino todo lo contrario, como lo demostraron los hechos. Tan es así que el mexicano es el gobierno que presenta el más alto índice de gasto corriente entre las naciones de América Latina. La cúpula burocrática federal es la que tiene los más elevados beneficios también a nivel regional, a extremos que resultan verdaderamente escandalosos, como los sueldos de 600 mil pesos mensuales que devengan los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Por eso se antoja muy difícil que deje de ser letra muerta la recién decretada ley de salarios máximos, aun cuando haya una estrecha vigilancia sobre su cabal cumplimiento, teniendo en cuenta que la experiencia histórica nos muestra la enorme capacidad imaginativa de la alta burocracia para hallar mecanismos que le permitan seguir lucrando a costa del erario. Pero, brindando el derecho a la duda a los legisladores que liderará Josefina Vázquez Mota, esperemos que pongan el ejemplo y sean ellos los primeros en demostrar con hechos su novísima voluntad de impulsar “una profunda austeridad en el sector público”.
Estos nueve años en que el PAN ha estado en lo más alto de la pirámide política del país, han sido de jauja para la oligarquía y de tragedias inenarrables para el pueblo mexicano. Esto lo saben muy bien los escasos políticos con que cuenta la extrema derecha y ahora tratan de frenar esta situación. No lo habrán de lograr, desde luego, con demagogia barata como la que utilizó la líder de la bancada en la legislatura que se estrena el próximo lunes. Sin embargo, no les queda otra opción que hacer uso de tan nefando mecanismo, pues no tienen, ni los panistas ni los tecnócratas, un proyecto de nación acorde con la necesidad urgente de revertir el neoliberalismo.
Hasta hoy lunes 24, el PRI no ha designado aún al dirigente de su bancada en la Cámara de Diputados. Todo hace suponer que lo será Francisco Rojas Gutiérrez, un incondicional de Carlos Salinas de Gortari. Si tal fuera el caso, el PAN no tendrá problemas para negociar con Rojas cuanto le venga en gana, lo que hará más difícil que puedan encauzarse, en el recinto camaral, iniciativas progresistas, menos si una parte de la izquierda sigue cooptada por la oligarquía, como así está demostrado por la realidad. No quedaría otro camino que impulsar por fuera una mayor organización popular que sirva de contrapeso al poder de la ultraderecha.
gmofavela@hotmail.com

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