Agrocombustibles: deforestación, desplazamiento forzado, explotación laboral, cambio climático
Los mal llamados biocombustibles son anunciados por las autoridades europeas y norteamericanas como solución para hacer frente al cambio climático y la creciente escasez de los hidrocarburos. Detrás de este engaño masivo –cada vez se publican más informes que dan prueba de ello– están las grandes multinacionales del sector automovilístico, petroquímica y agroindustria que han encontrado la forma de seguir con sus actividades lucrativas en términos capitalistas, pero destructivas en términos del medio ambiente, incluido el ser humano. La Comisión Europea, junto con los políticos de la Casa Blanca, desde hace mucho defienden los intereses de las multinacionales, y para ello no desestiman esfuerzo alguno. Lo que está en juego es todo el modelo económico capitalista basado en el crecimiento de los beneficios financieros, un modelo totalmente insostenible y destructor, pero al cual no se quiere renunciar. Existen muchas alternativas para combatir el cambio climático, como son el ahorro energético, la promoción de la agricultura ecológica local y de escala pequeña a mediana (perfectamente capaz de producir todos los alimentos necesarios), dejar de promover los medios de transporte menos eficaces (como son los aviones para distancias cortas y los trenes de alta velocidad), promover el transporte público, dejar de promover el consumismo, acabar con los paraísos fiscales, la introducción de una ecotasa para los productos más contaminantes, etc. Pero todo ello son alternativas demasiadas eficientes: acabarían con beneficios de unos pocos, para redistribuirlos para muchos.El engaño empieza ya con el nombre utilizado: ‘bio’, significa vida, cuando en realidad lo que se está provocando con los biocombustibles es la muerte masiva de biodiversidad, la destrucción de formas de vida indígenas y campesinas, hasta cobrar de forma directa miles de vidas humanas. Además, la palabra ‘bio’, también es un término protegido legalmente para hablar de productos ecológicos (biológicos u orgánicos) y tiene en el público en general una connotación positiva. Hablar de biocombustibles por parte de las autoridades y las grandes empresas beneficiadas es un engaño nada inocente. Aunque sería más exacto hablar de necrocombustibles, tal como lo sugiera Frei Betto, una palabra más acertada podría ser agrocombustibles, o incluso se podría hablar de agroindustria-combustibles. Los efectos nocivos de los agrocombustibles son diversos y profundos, y en muchos casos provocan hasta más gases de efecto invernadero que los tradicionales hidrocarburos. Las millonarias subvenciones otorgadas por las autoridades a las grandes multinacionales tienen un efecto perverso en el sistema ecológico de la tierra, además de provocar más miseria en diferentes partes del mundo. El aumento espectacular de la demanda provocado por las medidas impuestas por las autoridades europeas y norteamericanas, está causando deforestación, erosión, incendios forestales, aumento del modelo agroindustrial (más consumo de hidrocarburos por la maquinaria y el transporte), aumento del uso de pesticidas, fungicidas, herbicidas y abonos químicos, concentración de tierras, desplazamiento forzoso, aumento de violencia contra población indígena y campesina, represión sindical, aumento del uso de semillas genéticamente manipuladas, aumento de trabajo precario, más hambre, aumento del consumo de agua y menos tierras dedicadas a la producción de alimentos. Si tomamos en cuenta que dos de los principales causantes del cambio climático son el transporte y la agroindustria, está claro que los agrocombustibles no son ninguna solución. Al contrario, varios estudios demuestran que la producción del aceite de palma incluso produce más gases de efecto invernadero que la de petróleo.En este momento se está promoviendo la producción de agrocombustibles de forma masiva y se prevén ganancias espectaculares para los inversores. En el Estado Español, actualmente hay una docena de fábricas de agrocombustibles en funcionamiento, otras tantas en construcción y otra decena en planificación. También se aprobó una ley que establece la obligatoriedad para el uso de las mezclas de los agrocombustibles para el año 2009. La Comisión Europea emitió una directiva en el 2003 que impone a los Estados miembros la obligación de adoptar la legislación y de tomar las medidas necesarias para que, a partir de 2005, los agrocarburantes representasen un porcentaje mínimo de los combustibles comercializados en su territorio. En el 2005, el promedio del porcentaje de agrocombustible debería haber sido el 2%, llegando al 5,75% en el 2010. No se alcanzó este porcentaje en el 2005 (se quedó en la mitad, el 1%), ni se llegará al 5,75 en el 2010, pero la Comisión quiere imponer la obligación de alcanzar el 10% en el 2020. ¿Qué son los agrocombustibles?En el sector del transporte se habla de ‘biodiesel’ y de ‘bioetanol’. El llamado ‘biodiesel’ o agrodiesel se obtiene a partir del procesamiento de aceites vegetales obtenidos de cultivos como colza, girasol, soja, maíz o palma africana. El agrodiesel en principio se podría utilizar sin adaptar los motores (actuales) obteniendo rendimientos muy similares con una menor contaminación. En EEUU se comercializa el llamado ‘B20’, una mezcla del 20% de agrodiesel y el 80% de diesel normal. (El ‘B100’ significa agrodiesel al 100% sin mezcla alguna.)El ‘bioetanol’ o etanol es un alcohol producido a partir del azúcar de la remolacha o de la caña o a partir del almidón de maíz, cebada o trigo. Se mezcla con gasolina en diferentes proporciones. La ‘E5’, 5% de etanol y 95% de gasolina, es la mezcla actualmente propuesta por la UE. Se prevé el aumento hasta el ‘E10’ (la utilizada en EEUU), dado que no sería necesario ningún cambio en los motores. En EEUU se comercializan también los motores adaptados para funcionar con el ‘E85’ (85% de etanol) y en Brasil los ‘E95’ y ‘E100’ son utilizados desde hace muchos años. En algunos países se comercializan los llamados vehículos con motores Flexifuel, FFV (Flexible Fuel Vehicles), o Vehículos de Combustibles Flexibles, con motores adaptados que permiten una variedad de mezclas.Los agrocombustibles pueden producir incluso más gases con efecto invernadero.La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima que, para sustituir el 10% de la demanda actual de combustibles de la UE, habría que dedicar el 70% de la superficie agrícola europea. (El grupo BIOFRAC, en un informe publicado por la Comisión Europea, aboga por llegar al 25% de agrocombustibles en el sector de transporte para el año 2030.) Alemania es el mayor productor del agrodiesel (de colza y girasol) en Europa, produciendo casi 2.000 millones de litros, y cubre con ello apenas el 2% del consumo de diesel en su territorio. Para ello dedica ya el 10% del área total cultivado. La gran necesidad en Europa (y en EEUU) implica la importación de agrocombustibles de países del tercer mundo como son Colombia e Indonesia. Como en Europa el consumo de diesel es mayor que el de gasolina, se trata sobre todo de importación de agrocombustibles ‘biodiesel’ como el aceite de la palma africana. Este cultivo tiene un impacto devastador en los países productores. Holanda, líder europeo en el uso del llamado ‘energía verde’ ha suspendido las subvenciones al aceite de palma. Varios estudios demostraron que la producción masiva de aceite de palma ha catapultado Indonesia como uno de los 5 principales emisores de gases con efecto invernadero, sobre todo por la conversión masiva de bosque tropical en monocultivos de palma, los gigantes incendios para despejar los terrenos y el uso intensivo de abonos químicos. (Incluso se está pidiendo que Holanda, como uno de los principales causantes del auge en la demanda, indemnice a Indonesia por el daño causado.)Otras investigaciones también ponen serías dudas en cuanto al uso de los agrocombustibles como herramienta contra el cambio climático. La producción de etanol a partir del aceite de girasol, por ejemplo, requiere un 118% más de energía fósil que la de un combustible normal.Si miramos las cifras de los principales causantes de las emisiones de los gases con efecto invernadero tenemos el siguiente panorama: (% de las emisiones causados.)- El 18% se relaciona con el cambio del uso del suelo (sobre todo la conversión de bosque en tierras de uso agrícola). Los grandes responsables son las regiones tropicales: el 55% es producido en el Asia tropical, el 30% en América tropical y el 20% en África tropical.- El 14% se relaciona con la agricultura, de ello, el 38% debido al uso de los fertilizantes.- La industria es responsable del 14 % (del 20% si incluimos el uso de la energía).- El transporte también del 14% (de ello, el 76% por el transporte por tierra, el 12% en avión).- El 8 % se relaciona con sector de la construcción (del 20% si incluimos el uso de la energía).- La generación de energía (eléctrica) causa el 24% de las emisiones.Analizando estas cifras, vemos que el auge en la demanda de los agrocombustibles causa sobre todo un cambio de uso del suelo, segundo responsable de las emisiones, y además es producida por grandes monocultivos (agroindustria) con un uso intensivo de fertilizantes (y otros productos petroquímicos), también líderes en producción de gases con efecto invernadero. Incluimos en el modelo también el transporte (desde las zonas tropicales del planeta hasta las instalaciones de producción en Europa), llegamos a la conclusión de que nada se está haciendo para combatir el cambio climático. Efectos ‘colaterales’ de los agrocombustibles.- explotación laboralLos agrocombustibles se producen en grandes extensiones de monocultivos, en manos de pocos terratenientes o directamente propiedad de las multinacionales, que explotan la mano de obra de forma brutal: mal pagada, condiciones precarias, por temporadas, sin medidas de seguridad (contra los productos químicos), ni seguridad social, etc. Según la OIT, Organización Internacional del Trabajo, los trabajadores de las plantaciones poseen uno de los más altos índices de pobreza del sector agrícola que a su vez es uno de los sectores con más pobreza.- violenciaLa expansión de estos monocultivos en todos los países tropicales está afectando de manera violenta a los pueblos nativos de estas zonas. (Un buen resumen de los efectos de los cultivos de palma sobre las comunidades nativas a cuyos territorios los mismos llegan, en todos los países tropicales, se puede leer en "El amargo fruto de la palma aceitera: despojo y deforestación", del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, disponible en su web www.wrm.org ) En Colombia los grupos paramilitares, junto con el ejército, y en muchas ocasiones directamente pagados por las multinacionales, se encargan de ‘despejar’ las zonas de poblaciones molestas (con masacres, amenazas, bloqueos económicos, etc.). Lo mismo ocurre en Brasil, Indonesia y otros países. - contaminación y degradación del sueloLa agroindustria provoca una degradación del suelo y erosión (que a su vez contribuye al cambio climático). Según la FAO, hasta 500 millones de hectáreas de tierras arables desaparecerán en el tercer mundo a causa de estas prácticas. La agroindustria utiliza de forma masiva los fertilizantes, los pesticidas y los herbicidas, productos químicos (derivados del petróleo) que causan contaminación y perjudican a la salud. (Todo ello forma parte de otra fábula: la fumigación con insecticidas se ha multiplicado por veinte desde 1948, pero ahora los insectos devoran el 13% de las cosechas, mientras que entonces se perdía tan solo el 7%.) - desgaste de energía y agua dulceLa agroindustria también es un gran consumidor de energía. La población humana se ha cuadruplicado en el último siglo, pasando de 1.500 millones de habitantes a 6.300 millones, mientras la cantidad de energía dedicada a la producción de alimentos se ha multiplicado por 80. Ahora se gasta 80 veces más energía en alimentar a una población cuatro veces mayor.
.......Para leer ARTICULO completo! (se los recomiendo, esta buensisimo).
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