Carlos Fernández-Vega
Pidiregas, a punto de explotar
Pagos por $825 mil millones
Deuda social pendiente
Pues nada, que la "solución definitiva" (Zedillo dixit) a la escasa inversión en infraestructura energética (léase Pidiregas) nunca fue tal y que, por el contrario, el mecanismo financiero utilizado está a punto de explotar.
El costo de los Pidiregas, como se ha comentado en este espacio, es una bomba de tiempo con mecha cada vez más corta y, según el calendario de pagos, al presente sexenio (resultara quien resultara en las urnas) le toca la parte más peligrosa de la deuda contratada por los dos anteriores (Zedillo, el "inventor" de la "solución definitiva", y Fox, que con este mecanismo se sirvió con la cuchara grande), porque de 2007 a 2012 deberá erogar alrededor de 825 mil millones de pesos (a precios de 2006) por amortización e intereses (por éstos últimos 240 mil millones).
La cresta de este delicado asunto se registra entre 2007 y 2010 (cerca de 500 mil millones de pesos, a precios de 2005, lo que no quiere decir que en años posteriores la situación sea llevadera), con las erogaciones más voluminosas, y en este sentido el Banco de México subraya que el gobierno federal deberá erogar en 2008 un monto equivalente a 200 mil millones de pesos para cubrir la amortización de capital y pago de intereses de los Pidiregas contratados en los dos sexenios anteriores (sin considerar lo que en este renglón acumule la "continuidad"). Tales obligaciones equivalen a dos terceras partes de los 300 mil millones de pesos en que el gobierno federal espera aumentar la recaudación con la propuesta de "reforma" fiscal presentada en junio pasado (La Jornada, Roberto González y Antonio Castellanos), monto que -aseguran en Los Pinos- se destinaría "al pago de la deuda social".
En efecto, se destinaría al pago de deuda, pero obvio es que no a la social, porque en el presente sexenio por concepto de Pidiregas (capital e intereses) se involucran erogaciones cercanas a un Fobaproa (80 mil y 120 mil millones de dólares, respectivamente), con el agravante de que el plazo se limita a seis años, y no de 30 como el original "rescate" bancario, aunque de cualquier suerte los recursos salen del mismo sitio, los bolsillos de los mexicanos.
Era previsible el estallido, pero, como es costumbre, nuestros gobernantes, en el mejor de los casos, y sólo en el mejor, desechan lo preventivo porque les fascina recoger la pedacería tras la explosión. Por ello, vale la pena un paseo por esta corta cuan costosísima historia: el "invento" zedillista, los Pidiregas (aplicables para Pemex y la CFE) se echaron a caminar en 1996 y en los siguientes cuatro años ese gobierno erogó 12 mil 340 millones de pesos por amortización e intereses. En 1996, este mecanismo representó menos de 0.1 por ciento del PIB; en 2005 se acercó al 2 por ciento, un incremento de mil 900 por ciento en el periodo. Comparados con la inversión presupuestaria, avanzaron de 0.5 a 50.5 del valor total de la inversión impulsada por el sector público en le periodo citado.
A la administración Zedillo le fue bien comparada con la del "cambio", porque a la del presidente Fox le significó erogaciones cercanas a 260 mil millones de pesos (71 mil de ellos en 2006), 2 mil por ciento más que en la anterior. De ese monto, 40 por ciento correspondió al pago de intereses. Entre 2001 y 2006 el pago de intereses por el concepto referido se incrementó alrededor de mil 400 por ciento (de 6 mil 937 millones de pesos en 2001 a 102 mil 421 millones en 2006).
Tiempo atrás se comentó en este espacio que el adeudo por Pidiregas ha crecido geométricamente, pero la bomba podría explotarle en la cara al gobierno de la "continuidad". En su periodo constitucional, si lo libra, deberá hacer pagos por Pidiregas (amortización e intereses) cercanos a 825 mil millones de pesos, un monto más de tres veces superior al cubierto por la administración foxista y casi 7 mil por ciento mayor al pagado durante el zedillato. Originalmente, esta fórmula fue presentada por el gobierno zedillista como "la solución definitiva" a la prácticamente nula inversión en infraestructura energética. Diez años después, la bomba de tiempo estallaría justo a mediados del presente sexenio; a precios de 2005 acumulan un billón 544 mil 378.5 millones de pesos (80 por ciento en Pemex y 20 por ciento en la CFE), más 511 mil 382.3 millones de pesos por intereses, lo que suma 2 billones 55 mil 760.7 millones, que deberán pagarse en un horizonte que concluye en 2044.
La mecha, pues, cada vez más corta, y de acuerdo con información de la Cámara de Diputados se pueden prever las necesidades de flujo presupuestal para los próximos años: de cumplirse las metas programadas, existirán mayores presiones de recursos fiscales para los próximos siete años, por un monto medio anual de 134 mil 526.8 millones de pesos de 2005.
Es previsible hacia dónde irían los recursos de la eventual "reforma fiscal", porque el pago de la deuda social se mantendrá en reserva.
Las rebanadas del pastel
No es para entristecerse, porque la buena noticia es que al sucesor del gobierno actual (que bien podría ser el del "cambio", con "continuidad" y "persistencia") sólo le tocará pagar 680 mil millones de pesos en su sexenio (a precios de 2006) por los Pidiregas de Zedillo y Fox (los contratados por Calderón se contabilizan aparte). Lo mejor del caso es que quien esté sentado en Los Pinos allá por el año 2044 cubrirá una bicoca: apenas 199 millones de pesos (ídem). Tal vez entonces, y sólo tal vez, podría darse el primer abono para cubrir la deuda social, si México no estalla antes.
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