Columna: Editorialín
Iglesia Impúdica
Desnuda su interés partidista.
por Eddy Torzón
Por fin se encueró la Iglesia católica mexicana.
Sin pudor se despojó de sus recatos y hoy se exhibe como lo que siempre se supo que era, pero no se repetía para no ofender la fe popular: parte muy interesada y activa en el fraude político electoral que armaron Los Pinos, empresarios y medios de comunicación (incluidos los púlpitos), para ignorar la voluntad ciudadana y arrebatar un poder que, en estricto derecho —humano y divino—, no les corresponde.
Quienes en nombre de la fe católica quieren seguir imponiendo su interesado punto de vista y no vacilan en arremeter contra quienes, en tibia justificación del cargo que ostentan tratan de responder a las mínimas expectativas sociales, no miden las consecuencias de sus actos y palabras altamente partidizados y politizados, ni las repercusiones que pueden tener sus actitudes absolutistas en mentes calientes que esperan el mínimo pretexto para exterminar a quienes no piensan igual.
Grave responsabilidad de quienes se dicen "pastores de almas y promotores de la paz". En una sociedad ya dividida y resentida, lanzan diatribas y denuestos tendenciosos contra los "representantes populares", al tiempo que convocan a una unidad parcializada, a un diálogo monologado, a la unicidad regida por el fanatismo y el dogma, lo mismo político que religioso.
Debe estar muy desesperado el aparato mafioso gubernamental, para que la Iglesia haya dejado su tradicional e hipócrita mesura y saltara, de plano, a la arena política a intercambiar golpes y descalificaciones contra los legisladores que intentan rescatar algo de la perdida respetabilidad de las instituciones electorales.
Los fanáticos usurpadores empujan cada vez con más violencia al rompimiento total.
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