En 1519, cientos de españoles entre los que sin duda había árabes, africanos, judíos renegados etc., iniciaban su recorrido de la tierra desconocida que posteriormente se llamaría América en honor a Américo Vespucci, cartógrafo, quien dio a conocer una aproximación gráfica de estos lugares en Europa y antes que nadie.
A su paso, según lo relata Bernal Díaz del Castillo, los peninsulares se dedicaron a asaltar, arrasar y asesinar poblaciones ayudados por la superioridad de su armamento. En uno de tantos poblados, en lo que ahora es la península de Yucatán, se dice que recibieron como regalo del mandamás de ese lugar a un grupo de mujeres entre las cuales había una mujer llamada Malintzi. Malintzi, cuya habilidad políglota ayudó al jefe de los violentos invasores de apellido Cortés en la posterior conquista de las civilizaciones más avanzadas del altiplano del Anáhuac: el valle de México.
Y así como los tlaxtcaltecas y otras naciones indígenas llevaron a cabo la conquista y se la atribuyen a los peninsulares, Malintzi se lleva hasta la fecha el título de traidora que es como en ocasión se usa la palabra malinche en el castellano de México. Lo irónico es que siendo Malintzi mujer del Yucatán no traicionó a persona alguna o a nación alguna, pues los suyos eran los de su tierra y el mismo Cortés.
Ya en 1964 el maestro Daniel Castillo, visionario de la historia, reivindicaba la figura de la Malintzi mujer políglota, esposa de Cortés, madre de algunos de los primeros mestizos e invaluable consejera del más alto rango.
Arq. Eduardo Bistráin
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