Crónica de una marcha por la libertad de los presos políticos mapuche
Lucía Sepúlveda Ruiz
Rebelión
Hasta el sol, tan esquivo esta primavera, se unió el 15 de octubre a la marcha realizada en Santiago por la autodeterminación de los pueblos indígenas y la libertad de los presos políticos mapuche, encarcelados en recintos de Angol, Temuco, Traiguén, Concepción (El Manzano), Santiago (Cárcel de Alta Seguridad), Victoria, Lautaro y Nueva Imperial. La juventud de los participantes fue la nota distintiva de la movilización, que reunió alegremente a alrededor de 4.000 personas de los pueblos mapuche y aymara junto a algunos chilenos solidarios. La mayoría portaba algún lienzo, una bandera, un cultrun, una pifilca, una flauta, un pincuyo, o un distintivo en su ropa acogiendo las demandas de los pueblos originarios.
Encabezaban la marcha los ancianos y autoridades tradicionales mapuche, pero a continuación bailaban y gritaban consignas (“Tierra, cultura, justicia y libertad”) jóvenes y niños de no más de 12 años de edad. En seguida venían los aymara que no cesaron de danzar y cantar a lo largo de todo el recorrido. Jóvenes madres cargaban a sus guaguas o las llevaban en un coche, mientras que dos hermanitos llevaban un lienzo con los rostros de dos infantes mapuche en el que se leía “Exigimos respeto por los derechos del niño mapuche”, cartel que alude a una denuncia sobre la represión a los niños de la comunidad de Temucuicui formulada el 12 de octubre ante los representantes de UNICEF en Chile, según se informa en http://meli.mapuches.org/article.php3?id_article=524
Solidaridad aymara
Los aymara daban más colorido y alegría a la movilización, con sus trajes encendidos y brillantes, sus altos sombreros adornados con plumas y sus bandas, cuyo ritmo guiaba el baile de los conjuntos presentes. Una danzarina aymara llevaba prendida a su espalda una cartulina con la leyenda: “Terminen con los allanamientos crueles a las comunidades”.
A lo largo del trayecto entre la Plaza Italia y el cerro Welén (Santa Lucía) fueron quedando huellas de las demandas sobre la libertad de los presos políticos: consignas alusivas a la huelga de hambre indefinida iniciada cinco días atrás en la cárcel de Angol por Patricia Troncoso, José (Juan) Millalen, Héctor Llaitul, José Huenchunao y Jaime Marileo, a la que se agregó Iván Llanquileo en la cárcel de El Manzano. Las demandas fueron estampadas –entre otros- en los muros del edificio Diego Portales que alguna vez albergara la Junta Militar. “Concertación, vergüenza nacional, reprime a los mapuche y defiende al forestal” fue otra de las consignas voceadas por los manifestantes. Los huelguistas, que cuentan con el apoyo de sus comunidades de origen, exigen la desmilitarización de las zonas en conflicto y la libertad de todos los presos políticos mapuche.
La organización convocante fue Meli Wixan Mapu junto al centro de comunicación Jufken Mapu y las comunidades Mapuche de Temucuicui y Lleulleu, estas últimas, víctimas de la represión y el hostigamiento.
Detenidos en regiones
La movilización se desarrolló sin incidentes ya que esta vez no hubo provocación de parte de la siempre presente fuerza policial. Así, la Presidenta Bachelet no se vio obligada a responder en su actual viaje a Italia, preguntas sobre por qué se reprime en Santiago las movilizaciones urbanas por la libertad de los presos políticos mapuche. Sin embargo, en Concepción y Temuco, la movilización desarrollada el 12 de octubre con los mismos objetivos, registró 25 detenidos, entre ellos varios menores de edad y en Temuco, un ciudadano argentino, Liber Seoane Torres. También hubo cortes de caminos en Huentelolén y Temuco.
La Presidenta tendrá cada vez más dificultades para seguir negando la condición de presos políticos a los comuneros y comuneras encarceladas. El ex juez Juan Guzmán –una figura que goza de prestigio a nivel internacional por haber procesado a Augusto Pinochet - reconoció la calidad de presos políticos a la lonko Juana Calfunao y otros comuneros encarcelados, en declaraciones al Canal 2 de televisión de Temuco, reiteradas en la columna “Presos Políticos” que publicó el domingo 14 de octubre en el diario La Nación. ( ver http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/edic/2007_10_14_1/port-impresadom/fk_dom_columnistas.html ) Ello motivó a la lonko Calfunao a deponer la huelga de hambre que mantuvo junto a su hermana Luisa en la Cárcel de Temuco por más de 67 días, considerando alcanzado ese objetivo, al tiempo que comenzaba en Angol la huelga de hambre de los mapuche encarcelados allí.
Paralelamente, en estos días se ha informado del inicio de nuevas acciones de recuperación de tierra en la octava región por parte de las comunidades Juana Millahual (Rucañanco), Segundo Yevilao, María Colipi (Lleu Lleu) y en la Novena región, por comunidades lafkenche de la comuna de Teodoro Schmidt. Todas han debido encarar una enconada represión policial. En el desalojo del fundo ocupado por los lafkenche, carabineros detuvo a 39 mapuche y al ciudadano español Alvaro Briales Canseco, un estudiante de sicología que apoyaba la acción.
El cacique Llanquileo, la caciquilla Millahual y el lonko preso
En la localidad de Rucañanco, ubicada en la ribera del Lago LleuLleu, a 26 km de la comuna de Contulmo (provincia de Arauco, octava Región), esta toma de tierras ha sido llevada a cabo casi exclusivamente por las mujeres de la comunidad Juana Millahual, jefas de hogar. Ellas anunciaron su voluntad de recuperar el fundo Las Playas, de Huillinco, en el marco de una demanda por el territorio ancestral que poseía anteriormente la caciquilla Juana Millahual. Con micros, tanquetas y trasladándose en botes zodiac, carabineros cercó la zona y reprimió la acción de la comunidad. Su lonko, Iván Llanquileo, dirigente de la Coordinadora Arauco Malleco de Comunidades en Conflicto, está detenido desde el pasado 31 de agosto, cuando se llevó a cabo un operativo policial de carabineros, fuerzas especiales, y personal de Infantería de Marina.
El cacique original de ese territorio, Juan Ignacio Llanquileo –de quién Iván Llanquileo es descendiente directo - fue enrolado a la fuerza en el ejército chileno en 1879, y así fue como las 10.000 hectáreas que habían sido de su propiedad pasaron a manos de la caciquilla Juana Millahual hasta el período mal llamado "Pacificación de la Araucanía" en el que se inició el despojo.
El territorio que ocupó la caciquilla Juana corresponde actualmente a los sectores Rukañanco, Huallipen y Huillinco, entre otros. La primera demanda judicial por usurpación de su tierra, fue realizada por la comunidad en 1930, y reiterada en 1984, sin resultados positivos. En 1998 el sector Rukañanco, usurpado por Forestal Mininco, que había comprado los terrenos a otros chilenos, fue recuperado por la comunidad Juana Millahual, que inició su explotación productiva. Ello hizo posible al mismo tiempo la recuperación de sus prácticas religiosas y culturales, tales como la realización del nguillatun (rogativa) o el mingako (trabajo en colectivo).
La comunidad busca asimismo asegurar un uso sustentable de estas tierras y el lago, parajes aislados y de gran belleza que se han mantenido hasta ahora libres de contaminación pero están en la mira de poderosas empresas mineras. Los comuneros son férreos opositores a los proyectos empresariales de Jaime Troncoso Sáez, Benedicto Melín y Leonardo Farkas Klein, este último dueño de la minera Santa Bárbara.
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