Inquietudes y Crisis
Una conferencia en la Universidad Veracruzana sirvió a nuestro colaborador Fausto Fernández Ponte para comprobar descontentos y frustraciones de los jóvenes, causales del paso de la pasividad al activismo social, para resolver problemas que los aquejan.
por Fausto Fernández Ponte
A Elías Pimentel, damnificado
de nuestra crisis social, la de México.
I
En reciente conferencia impartida por este escribidor a estudiantes de la Universidad Veracruzana, algunos en el público le formularon ciertas preguntas conturbadoras, porque denotan frustración que bien antojaríase epicénica o común o genérica.
Pregunta 1: ¿Cuál considera uted que es el problema mayor o principal de México y si desde su perspectiva tiene solución en el corto plazo, para sacar al país de su entrampamiento al que lo han llevado el Estado mexicano o el Gobierno?
Pregunta 2: ¿Por qué sostiene usted que la solución de los grandes problemas de México está en nuestras manos --los de los propios mexicanos--, si ya hemos visto que el Estado y el Gobierno poseen los medios de control político y social?
Pregunta 3: ¿Cómo podemos nosotros mismos obligar al Estado mexicano, a todo el Estado, como usted dice, si las elecciones son mapacheadas --amañadas-- o fraudulentas, como lo vimos el 2 de julio del año pasado y lo vimos aquí en Veracruz hace dos meses?
II
Hubo otras preguntas --antes y después del coloquio con universitarios-- pues el estilo conferenciante del escribidor es empezar, por un lado, inquiriendo al auditorio y, por otro, concluir atendiendo interrogantes acerca del tema del encuentro.
El método es increíblemente efectivo. Permite registrar y, luego, dimensionar el sentir general del público y hacer posible crear condiciones de identificación simbiótica y conexión intelectual entre el conferenciador y su público.
La técnica, empero, no es novedosa. Le fue aprendida por el escribidor a Hubert H. Humphrey, antes de que éste llegara a ser vicepresidente de Estados Unidos. La utilizó un discípulo de aquél, Walter Mondale, quien también fue vicepresidente de EU.
El señor Mondale también impartía cátedra en la carrera de Filosofía de la Historia en la Universidad de Minnesota. Ambos --don Hubert y don Walter-- daban una clase, asaz interesante por cierto, de la filosofía de la ciencia política.
Más volvamos al tema, caro leyente (ya habrá oportunidad posterior de hablar acerca de los maestros de este escribidor en Minnesota). Las preguntas del auditorio tienen, a nuestro ver, una vinculación dialéctica. Están relacionadas entre sí.
III
O, por lo menos, las respuestas pensadas con arreglo a las premisas y silogismos propios de la experiencia del conferenciante --es decir, este escribidor-- pues todas tienen un origen, como ya se dijo, epiceno.
De estas interrogantes --entresacadas por ser, pensaríase, las más representativas-- se desprenden moralejas: interés y, desde luego, preocupación obvia por el estado de cosas prevaleciente en México; y búsqueda, si se quiere implícita, de soluciones.
Pero también muestran esas interrogantes la subyacencia de descontentos y frustraciones, causales de la transición de la pasividad social al activismo para resolver por propia mano lo que sus mayores no pueden, no quieren o no saben superar.
Millones de jóvenes --con escolaridad o sin ella-- viven en un contexto de degradante incertidumbre y ante horizontes pétreos y estratificados de desarrollo personal y social. Otros millones piensan que las cosas están bien o son óptimas en México.
Y muchos más --quienes también suman millones-- son víctimas de la indiferencia, la apatía y el conformismo tanto individual como sociocultural, a la espera de golpes de azar o de suerte que les otorgue significados materiales, crematísticos, a sus vidas.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Epicénica: de epiceno. Común, general.
Estratificados: perteneciente o relativo a estratos. Metáfora usada para describir inamovilidad.
Optimas: excelentes.
Pétreos: cosas cuya narturaleza o apariencia es de piedra.
Simbiótica: que se aprovecham mutuamente.
Una conferencia en la Universidad Veracruzana sirvió a nuestro colaborador Fausto Fernández Ponte para comprobar descontentos y frustraciones de los jóvenes, causales del paso de la pasividad al activismo social, para resolver problemas que los aquejan.
por Fausto Fernández Ponte
A Elías Pimentel, damnificado
de nuestra crisis social, la de México.
I
En reciente conferencia impartida por este escribidor a estudiantes de la Universidad Veracruzana, algunos en el público le formularon ciertas preguntas conturbadoras, porque denotan frustración que bien antojaríase epicénica o común o genérica.
Pregunta 1: ¿Cuál considera uted que es el problema mayor o principal de México y si desde su perspectiva tiene solución en el corto plazo, para sacar al país de su entrampamiento al que lo han llevado el Estado mexicano o el Gobierno?
Pregunta 2: ¿Por qué sostiene usted que la solución de los grandes problemas de México está en nuestras manos --los de los propios mexicanos--, si ya hemos visto que el Estado y el Gobierno poseen los medios de control político y social?
Pregunta 3: ¿Cómo podemos nosotros mismos obligar al Estado mexicano, a todo el Estado, como usted dice, si las elecciones son mapacheadas --amañadas-- o fraudulentas, como lo vimos el 2 de julio del año pasado y lo vimos aquí en Veracruz hace dos meses?
II
Hubo otras preguntas --antes y después del coloquio con universitarios-- pues el estilo conferenciante del escribidor es empezar, por un lado, inquiriendo al auditorio y, por otro, concluir atendiendo interrogantes acerca del tema del encuentro.
El método es increíblemente efectivo. Permite registrar y, luego, dimensionar el sentir general del público y hacer posible crear condiciones de identificación simbiótica y conexión intelectual entre el conferenciador y su público.
La técnica, empero, no es novedosa. Le fue aprendida por el escribidor a Hubert H. Humphrey, antes de que éste llegara a ser vicepresidente de Estados Unidos. La utilizó un discípulo de aquél, Walter Mondale, quien también fue vicepresidente de EU.
El señor Mondale también impartía cátedra en la carrera de Filosofía de la Historia en la Universidad de Minnesota. Ambos --don Hubert y don Walter-- daban una clase, asaz interesante por cierto, de la filosofía de la ciencia política.
Más volvamos al tema, caro leyente (ya habrá oportunidad posterior de hablar acerca de los maestros de este escribidor en Minnesota). Las preguntas del auditorio tienen, a nuestro ver, una vinculación dialéctica. Están relacionadas entre sí.
III
O, por lo menos, las respuestas pensadas con arreglo a las premisas y silogismos propios de la experiencia del conferenciante --es decir, este escribidor-- pues todas tienen un origen, como ya se dijo, epiceno.
De estas interrogantes --entresacadas por ser, pensaríase, las más representativas-- se desprenden moralejas: interés y, desde luego, preocupación obvia por el estado de cosas prevaleciente en México; y búsqueda, si se quiere implícita, de soluciones.
Pero también muestran esas interrogantes la subyacencia de descontentos y frustraciones, causales de la transición de la pasividad social al activismo para resolver por propia mano lo que sus mayores no pueden, no quieren o no saben superar.
Millones de jóvenes --con escolaridad o sin ella-- viven en un contexto de degradante incertidumbre y ante horizontes pétreos y estratificados de desarrollo personal y social. Otros millones piensan que las cosas están bien o son óptimas en México.
Y muchos más --quienes también suman millones-- son víctimas de la indiferencia, la apatía y el conformismo tanto individual como sociocultural, a la espera de golpes de azar o de suerte que les otorgue significados materiales, crematísticos, a sus vidas.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Epicénica: de epiceno. Común, general.
Estratificados: perteneciente o relativo a estratos. Metáfora usada para describir inamovilidad.
Optimas: excelentes.
Pétreos: cosas cuya narturaleza o apariencia es de piedra.
Simbiótica: que se aprovecham mutuamente.
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