A DIEZ AÑOS DE ACTEAL
El sacerdote francés Miguel Chanteau fue expulsado de México en febrero de 1998
Dice no ver muchas posibilidades de solución; el gobierno apuesta al olvido, advierte
Elio Henríquez (Corresponsal)
San Cristóbal de las Casas, Chis., 6 de noviembre. “La matanza de Acteal fue planeada por el gobierno para acabar con las bases de apoyo de los zapatistas”, afirmó el sacerdote Miguel Chanteau, quien era párroco en Chenalhó en diciembre de 1997, cuando ocurrieron los hechos, y quien dos meses después fue expulsado a Francia, su país natal.
“A punto de cumplirse 10 años de los hechos yo no veo muchas posibilidades de solución de parte del gobierno; más bien la estrategia es dejar que pase el tiempo y se olviden, pero no se olvidarán”, agregó.
Entrevistado en esta ciudad, el sacerdote opinó que para que se haga justicia plena y la matanza no quede impune, “tiene que haber presión internacional que obligue a que se haga una investigación profunda e imparcial”. Según Chanteau, entre los 87 indígenas detenidos por la Procuraduría General de la República (PGR) y presos en el penal de El Amate, poco después de los asesinatos, “hay culpables y algunos inocentes, porque fue una redada”.
El religioso de origen francés, designado párroco de Chenalhó el 28 de junio de 1965, fue expulsado por el gobierno mexicano el 23 de febrero de 1998, dos meses después de la muerte de los 45 indígenas tzotziles. Un día antes de su expulsión, recordó, había concedido una entrevista a una televisora nacional, en la cual aseguró que el responsable de los hechos era el gobierno.
Varios meses permaneció en su país, pero gracias a la intervención del obispo emérito Samuel Ruiz García fue recibido en la diócesis de San Marcos, Guatemala, por su titular, Álvaro Ramaxini.
En 2001 se le autorizó ingresar a México nuevamente. “Si hubiera ganado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) nunca más hubiera podido regresar, pero como hubo cambio de gobierno, que no ha servido a México pero a mí sí, pude volver”, manifestó el religioso, quien está asignado a la orden de los padres dominicos en esta ciudad y vive en una casa de su paisano, el extinto Andrés Aubry.
Casi una década después del asesinato de las 21 mujeres, 15 niños y nueve hombres, sostiene su dicho: “Fue un plan del gobierno para acabar con las bases de apoyo de los zapatistas, porque el pueblo es a la guerrilla como el agua al pez, y sabemos que desde el 12 de enero de 1995 había una tregua entre el gobierno y los zapatistas en el plan militar y no podían atacar a los rebeldes directamente, por eso se aplicó la guerra de baja intensidad”.
Sostuvo que la estrategia se puso en marcha en Chenalhó, porque en febrero de 1995 una parte del municipio se declaró autónoma. “Fue cuando el gobierno decidió traer el problema que había en el norte”. Recordó que en mayo de 1997, el alcalde priísta Jacinto Arias Cruz, actualmente preso en El Amate, “provocó una agresión a habitantes de Yaxgemel, utilizando a pobladores de la colonia Puebla, de donde es originario. En esos hechos fue asesinado Cristóbal Pérez Medio –base de apoyo del EZLN–, lo que provocó los primeros desplazamientos en el paraje de Poconichim”.
Los culpables
Esos acontecimiento, aseveró, fueron “el pretexto para que a finales de mayo de 1997 el gobierno mandara 50 policías a la colonia Puebla, y ahí empezó la formación de los grupos paramilitares”, cuyo primer ataque ocurrió el 16 de septiembre de 1997 contra simpatizantes zapatistas de Los Chorros, donde quemaron 60 casas. A partir de ahí, subrayó, “hubo muchos ataques que culminaron con la masacre en Acteal”, hechos acerca de los cuales “no se ha hecho justicia, porque los autores intelectuales y materiales siguen libres, empezando por el ex presidente Ernesto Zedillo, el ex secretario de Gobernación Emilio Chuayffet y el ex gobernador Julio César Ruiz Ferro”, quienes “no sólo sabían, sino que armaron todo el contexto, por atrás, por supuesto”.
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