Julio Hernández López
“Tabasco, saqueada durante décadas por pandillas priístas, de entre las que destaca la encabezada por Roberto Madrazo, recibe atención menguada del gobierno federal panista porque éste sólo atina a aparentar ante medios de comunicación que puede y sabe conducir el aparato institucional pero no tiene ni oficio ni sensibilidad políticos” Foto: Francisco Olvera
Tabasco es un ejemplo de la manera como la corrupción y la politiquería han agotado la capacidad de respuesta del Estado mexicano a las necesidades apremiantes de su población. Saqueada durante décadas por pandillas priístas, de entre las que destaca la encabezada por el maratonista Roberto Madrazo, la entidad sureña hoy recibe atención menguada del gobierno federal panista porque éste sólo atina a aparentar ante medios de comunicación que puede y sabe conducir el aparato institucional pero no tiene ni oficio ni sensibilidad políticos, aparte de que sus recursos disponibles, como los de ayuda militar a los damnificados, están aplicados a otras tareas, como la protección excesiva de un presidente formal de la República que se traslada en medio de batallones y la falsa guerra contra el narcotráfico que sólo ha sido usada desde Los Pinos para “justificar” planes anexionistas que sirvan a Estados Unidos para proteger sus intereses en materia de terrorismo, migración y energéticos.
Cierto es que, a diferencia de la tardanza de George W. Bush en atender la catástrofe de Nueva Orleáns en agosto de 2005, el ocupante del cargo presidencial mexicano ha llegado con rapidez a la zona de desastre y ha producido de inmediato las gráficas que lo muestran ocupado en la atención física del problema: de las botas vaqueras del deslenguado Vicente a las botas jardineras de hule, del llenado de bolsas de dinero con que los caricaturistas muestran a Fox como beneficiario de un sexenio al llenado de bolsas con tierra para elaborar diques provisionales. Felipe y Margarita presentes en el lugar de los hechos, dispuestos a colaborar hombro con hombro con los damnificados (al menos mientras son tomadas las fotografías y los videos del caso).
Perdón, pero según el Universal la "rapidez" fue de 17 horas después de que el peligro era inminente y su "ocupación" de ponerse diez minutos a cargar costales no es la propia de un dizque "presidente" que lo que tiene que hacer es dar las órdenes del plan que ha de seguirse para enfrentar el desastre como era enviar 20,000 militares efectivos en vez de 5,000 y mucho menos regañar a la población para que ayude.
Pero el problema de fondo es que las diferentes administraciones sexenales han desvalijado el aparato de respuesta a estas contingencias. Durante el foxiato la oficina de protección civil, a cargo de Carmen Segura Rangel, fue acusada de desviar mil 200 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales. Por esas travesuras, fue multada e inhabilitada para ocupar cargos gubernamentales pero, oh, la ex colaboradora del ahora combativo Santiago Creel encontró otros caminos para seguir sirviendo a la nación: es diputada capitalina por el PAN y en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal comparte trinchera con su hijo, José Antonio Zepeda Segura. Así está lleno el país de funcionarios de distintos niveles y de todos los partidos que toman el erario y las facultades institucionales como fuente de enriquecimiento personal (véase la historia de gánsters panistas que se ha descubierto en Tonalá, Jalisco, con funcionarios municipales protectores del narcotráfico y extorsionadores de negocios de máquinas tragamonedas, un funcionario asesinado por denunciar esas andanzas y la sospecha de que el propio presidente municipal habría sido parte de un acuerdo criminal para eliminar al denunciante y atentar contra un regidor molesto).
Con la impunidad y la corrupción como distintivos, poco pueden esperar los mexicanos de los asomos propagandísticos de sus autoridades a las zonas de desastre. Es usual que haya revoloteo mediático para luego dejar todo a las inercias del burocratismo que acaba manipulando facturas e informes para hacer como que a la población necesitada se entrega ayuda que en realidad acaba en almacenes para ser revendida a comerciantes silenciosos o usada para campañas electorales. El Nuevo Orleáns mexicano sabe que no tiene quién le ayude institucionalmente y que, cuando mucho, recibe migajas de consolación, promesas de cara a los medios de comunicación e, incluso, regaños de presidentes formales.
Astillas
Un trabajador de contratistas petroleros de Campeche asegura que “la gente no va a denunciar las cosas tan fácilmente, ya que las compañías amenazan con el despido, pero las condiciones de seguridad en las plataformas son deficientes: las mentadas ‘mandarinas’ nunca se debieron haber roto, pues se supone que están diseñadas para soportar esas tormentas”. El anónimo corresponsal petrolero afirma que “las condiciones laborales y de salario de quienes están en las plataformas son una grave violación a la Ley Federal del Trabajo”, además de que “también hay una cantidad considerable de extranjeros en la compañía que tienen años laborando aquí y las prestaciones para ellos son superiores, de hecho se pueden contar con los dedos los jefes que son mexicanos: todos son extranjeros; tan sólo en los meses recientes ha llegado gente de Rusia, Estados Unidos, Rumania y varios países que son gente de nuevo ingreso y sin ningún conocimiento sobre el petróleo, y ¿qué pasa con nuestros cientos de estudiantes ansiosos de una oportunidad?, ¿quién regula esto?, ¿de quién es Pemex o a quién beneficia?, ¿a los extranjeros? Y debo dejarte claro que no es discriminación, sólo es injusticia, el pueblo demanda empleos y no los hay, ya que ningún mexicano tiene oportunidad de trabajar en Pemex si no es familiar de alguno que tiene ese privilegio, y si lo que queda es trabajar con los contratistas, ellos te explotan al máximo y las prestaciones comparadas con las de la parestatal son humillantemente inferiores, y por último las vacantes las ocupan los extranjeros”… Por cierto, en Ciudad del Carmen, Campeche, se han publicado fotografías (www.carmenhoy.com en la nota titulada “Mandarinas encontradas en Nuevo Campechito y Emiliano Zapata”) en las que se ven las famosas lanchas de evacuación, llamadas “mandarinas”, siendo “reparadas” por pescadores que supuestamente habrían sido contratados para esos efectos cosméticos por personal de Pemex. Las pruebas y evidencias del accidente son manipuladas, pero las autoridades federales dicen que harán investigaciones “a fondo” y “caiga quien caiga” para precisar responsabilidades y establecer castigos… Y, mientras Felipe González declina, para que Germán Martínez quede como candidato oficial único, ¡hasta mañana, ¿con Josefina Vázquez Mota dispuesta a abrir la llave de la información de las maniobras y los arreglos sindicales de Gordillo con el foxismo?!
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