martes, noviembre 13, 2007

Tapabocas

Julio Hernández López

¿Por qué no se callan (los comerciales)?

Leonel cárdeno en posición Hinojosa

Preciosos carros completos priístas

El concesionario oficial de El privilegio de posar se ha hecho grabar nuevamente en Tabasco, pero ahora con una adecuada mascarilla desechable que le pone a salvo de agentes patógenos o tóxicos y, ¡desde luego!, de malos olores, insoportablemente putrefactos. La delicada ola blanquiazul de tapabocas (militares, policías, funcionarios y demás nube protectora y aislante llevan esos protectores) recorre algunos puntos de la geografía tropical devastada y establece la necesaria distancia entre el sufrir en directo y sin atenuantes de los subordinados y la protección respiratoria (y, desde luego, olfativa) de los gobernantes (no en vano, secretarios diversos del gabinete felipista, como los de Gobernación y Salud, se hospedan en hoteles de cinco estrellas y firman cuentas caras de consumo de alimentos de calidad indemne). Tal uso preventivo de barreras higiénicas en la zona parlante de los viajeros de lujo permite sugerir al licenciado Calderón que se aplique un tapabocas propagandístico para evitar que sus piadosos esfuerzos, y militarizados cumplimientos mínimos del deber, parezcan más bien una ansiosa búsqueda de legitimación política mediante el aprovechamiento nada virtuoso de una desgracia colectiva (lo que las urnas no dan, Villahermosa tampoco). Porque ha de saber el desenfrenado actor de comerciales múltiples que el hostigamiento auditivo y visual que ha impuesto a los mexicanos mediante una catarata de anuncios a su favor (el tecleador ha escuchado cuatro veces el mismo estribillo calderónico cascado en un solo corte en una estación radiofónica) opera en su contra, dado que a nadie gusta atestiguar oportunismos a costa de catástrofes ni elogios en boca propia, disfrazados de exhortos combativos y logros y avances que no son sino demagogia clásica y, además, porque un simple cálculo de lo que gasta el precarista de Los Pinos en esos esfuerzos de incienso electrónico hace ver que lo que le importa no es destinar dinero público a ayudar a los damnificados, tanto como hacerlo a favor de su propia causa quebrantada de origen. En todo caso, y aprovechando el uso providencial del tapabocas médico, convendría preguntarle al científico michoacano (lo mismo dictamina gastritis crónicas que culpas climáticas y lunas llenas asesinas) si no será tiempo de que se recete la fórmula borbónica de moda: ¿por qué no se calla?

El panista que soñaba con ser El Salvador michoacano se ha aplicado un gradual contenedor verbal. De entrada, faltaba más, reconoce que Leonel Godoy le ganó y, nomás por decir algo, se declara como una especie de gobernador legítimo en retiro casi nonato: velará por que el velador cuauhtemista gobierne bien, entiéndase con esto lo que se quiera entender. Lo importante para Chava López Orduña es que, haiga sido como haiga sido, él debe hacerse a un lado y abrir paso al arribo de quien desde semanas atrás era mencionado como inevitable triunfador no de las elecciones michoacanas en sí (eso no es más que un trámite menor y, desde luego, eludible, acomodable), sino de las nuevas concertacesiones palaciegas al estilo salinista, esta vez entre Los Pinos necesitados de aliados en la estrategia de convalidación desde el PRD (¡Jesús, María (Ruth) y (Cuauhtémoc) José!) y la familia encargada de administrar tierras negociables. La “victoria” arreglada sirve a los adversarios de López Obrador para demostrar que sus giras electorales tienen resultados proporcionalmente adversos al entusiasmo mostrado por el viajero frecuente: a Michoacán no fue porque no quiso o porque le cerraron el paso, y allí la franquicia llamada sol azteca triunfó, mientras en otros lugares recorridos con pasión peregrina por el tabasqueño que credencializa el partido de colores negro y amarillo nomás no pintó. Por lo pronto, y a reserva de mejorar el punto, el toro michoacano cárdeno, al igual que sus compañeros de dehesa Hinojosa, con calculada excepción del novillo camachista llamado Marcelo, se ha apresurado a reconocer (de hinojos institucionales) que el diestro Felipe es la figura mandona de la plaza, el ruedo y la faena. ¡Ole, Cuau!

El héroe precioso de la República del Coñac también cree haber puesto un tapabocas a sus enemigos. Se llevó la tarde electoral con un nostálgico carro completo en el Congreso local (26 triunfos de 26 posibles en curules de mayoría relativa), ganó la presidencia de la capital y las de muchos otros municipios y demostró que los presuntos muertos políticos como él y Ulises Ruiz gozan de salud cabal (¿cabal? ¿no será mejor el uso de otra locución, remilgoso tecleador: por ejemplo, hablar de salud a fe calderónica?). Con tan buenos resultados oficiales ha de reconocerse que el prócer Marín es un precandidato natural a la Presidencia de la República (con Kamel Nacif en Hacienda o Economía y Succar Kuri en Turismo). Igual monopolio del poder (diría el panista ya clásico) ejerció Eugenio Hernández Flores en Tamaulipas, donde hizo ganar al PRI todas las diputaciones locales de mayoría en disputa y los principales municipios. En tanto, en Tlaxcala fue el neopanista Héctor Ortiz quien, con cifras disparejas (¡lástima, no tuvo carro completo!), confirmó que el uso del erario en tareas electorales da satisfacciones a los gobernadores. ¡Ah, la sublimación de la democracia, para tapar bocas a críticos, resentidos y desesperados!

Datos: el doctor José Narro fue miembro del patronato de la Fundación SNTE para la Cultura del Maestro, bajo la batuta de Elba Esther Gordillo. Sealtiel Alatriste promovió recientemente un desplegado de intelectuales en favor de Narro y, además de ocupar la dirección de literatura de la UNAM, fue instalado el pasado 26 de diciembre en la dirección del Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, en una ceremonia en la que Rafael Ochoa Guzmán enfatizó que ese nombramiento tenía como marco el “nuevo modelo sindical impulsado y encabezado” por la profesora Gordillo. Pregunta: ¿la sucesión arreglada en la UNAM abre camino a Elba Esther en la persona del delfín de la fuente que siempre ha tenido una relación políticamente deferente con la coleccionista de resquicios ampliables? ¡Hasta mañana!

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