David Brooks (Corresponsal)
Washington, 1º de diciembre. El gobierno y los principales medios estadunidenses han tomado partido o al menos se han declarado árbitros en el proceso interno venezolano al participar, opinar y criticar el referendo sobre la reforma constitucional.
En noviembre aparecieron al menos 15 editoriales en los principales periódicos, sin contar los publicados hoy, una serie de artículos de opinión y comentarios en los principales medios estadunidenses. El gobierno de George W. Bush no esconde su participación en el debate venezolano, y expertos reconocidos en transparencia, derechos humanos y otros elementos claves de procesos democráticos, como el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, ofrecen su sabiduría.
El aparente consenso editorial y político aquí es que la consulta representa no sólo un intento del presidente Hugo Chávez por concentrar el poder, sino también por debilitar y hasta anular la democracia de ese país.
Hoy, The New York Times, el periódico más influyente de esta nación, publicó el editorial “Diciéndole no a Chávez”, en el cual insta al pueblo venezolano a votar contra las reformas constitucionales. Argumentando que Chávez se ha dedicado a la acumulación de poder “explotando la riqueza petrolera de su país para comprar el apoyo popular”, indica que hay señales “esperanzadoras” de que el electorado podría rechazar “su plan para convertirse en presidente vitalicio. Opositores están convocando a un voto masivo del no. Por el bien de la democracia golpeada de Venezuela, los votantes deberían responder a ese llamado”, concluye.
Hace un par de días, Los Angeles Times advirtió que el referéndum sobre las 69 enmiendas constitucionales “cambiaría al gobierno de una democracia en algo que se parece mucho más a una dictadura estilo cubana”. Opinó en su editorial: “un triunfo para Chávez sería una derrota para América Latina, Estados Unidos y, sobre todo, Venezuela”. Concluyó: “No hay nada que Estados Unidos pueda o deba hacer para prevenir todo esto; el destino de Venezuela está en manos de los venezolanos. Pero pagarán caro si toman la decisión errónea el domingo”.
El Washington Post, hace un par de semanas, también publicó su opinión editorial resumiéndola en el titular: “El golpe del Sr. Chávez”, y afirmó que las modificaciones constitucionales completarían la transformación de Venezuela en “una dictadura”. Afirmó que es alentador que tanta gente en ese país no esté dispuesta “a ceder su libertad sin una lucha”.
De hecho, hasta pequeños periódicos en lugares como Evansville, Indiana, decidieron publicar su opinión sobre el asunto. “Salvando a Venezuela” es la cabeza del editorial que caracteriza el voto como uno que efectivamente decidirá si ese país se convierte en “dictadura tipo cubana” con “Chávez en el papel de Castro”. Concluye: “por el bien de todos, particularmente para el de ellos, esperemos que los venezolanos voten no el domingo”, opina el Evansville Courier.
Varios articulistas y columnistas han abordado el tema, la mayoría con el mismo tono. Por ejemplo, el columnista del New York Times Roger Cohen escribió esta semana desde Venezuela que “el caudillo decorado de petróleo de América Latina se está poniendo serio sobre gobernar de por vida, igualito que Franco y Castro”. Frente a esto, dice, este domingo los venezolanos deberían seguir el ejemplo del rey Juan Carlos de España y decir a Chávez que se calle.
Tal vez la voz más sorprendente –simplemente porque se retiró en silencio, por el desastroso resultado de sus políticas y críticas a su manejo posiblemente violatorio de la Constitución y la ley internacional– es la del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien en el Washington Post de este domingo decidió ofrecer una serie de recetas para enfrentar las “amenazas” hoy día.
En un artículo titulado “La manera inteligente de derrotar a tiranos como Chávez”, Rumsfeld deplora que “el mundo está diciendo poco y haciendo menos mientras el presidente Hugo Chávez desmantela la Constitución de Venezuela, silencia sus medios independientes y confisca la propiedad privada”, y advierte que representa una amenaza más allá de sus fronteras.
Vale recordar –como no hicieron estos rotativos al opinar ahora– que en el golpe contra Chávez, en 2002, casi todos celebraron el hecho. La organización independiente Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) recuerda que el 13 de abril de ese año el New York Times declaró que la “renuncia” de Chávez implicaba “que la democracia venezolana ya no estaba amenazada por un casi dictador”. El Chicago Tribune, esa misma semana, comentó: “no todos los días la democracia se beneficia de la intervención militar para expulsar un presidente electo”. Aunque Los Angeles Times sí reprobó el golpe unos días después, afirmó que Venezuela “será beneficiada” si el golpe educa a Chávez a ser más plural. Ambos, el Post y el New York Times, declararon en esos días que Washington no había tenido mano en el golpe, aunque aún no se contaba con detalles, y desde entonces sus reporteros han informado lo opuesto.
Mientras tanto, el gobierno de Bush no ha ocultado su “preocupación” por el proceso político venezolano. El viernes, Sean McCormack, vocero del Departamento de Estado, aseveró que “uno espera que el conteo del voto actualmente refleje la voluntad del pueblo venezolano”. Expresó su preocupación porque “no habrán observadores” en el terreno. “Entonces, el mundo exterior verdaderamente no tendrá mucha información sobre los procedimientos que son implementados no sólo el día del voto, sino también el conteo del sufragio”.
Sin embargo, la embajada de Venezuela aquí recordó en un comunicado que 39 países enviarán misiones y habrá cientos de observadores internacionales y nacionales. Argumentó que, “a diferencia de la elecciones en Estados Unidos, los venezolanos hemos contado con un amplio sistema de auditorías y con la verificación inmediata del voto a través de la papeleta electoral”.
A la vez, los medios han otorgado amplia cobertura a las manifestaciones de los opositores (algunas, pero mucho menos, a las que están en favor) en Venezuela, mientras algunos conductores de noticiarios no ven por qué ocultar sus comentarios “de que esperan” que gane el no.
Al parecer, la vitalidad del debate venezolano está contagiando a algunos políticos y medios aquí, y tal vez eso es una señal esperanzadora de que aplicarán ese mismo entusiasmo en defender una democracia que ha sufrido un deterioro en su credibilidad, participación y transparencia: la de aquí.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario