domingo, diciembre 02, 2007

UNAM, los desafíos IV


(Cuarta de cinco partes)IV
--Como ningún otro rector, en la historia reciente de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente terminó su gestión en medio del aplauso generalizado. Dentro y fuera del país logró un reconocimiento como pocos. ¿Qué balance hace de su gestión?“Si hubiera que resumirla, diría que fue una administración de claroscuros; de claros muy significativos y de oscuros muy importantes.“Recordemos que Juan Ramón llega a la UNAM y su administración inicia prácticamente con la entrada de la policía. Un acto a todas luces reprobable, cuyos altos costos –al igual que los de la huelga-- todavía están presentes: en la polarización, en el desánimo, en la frustración de los universitarios respecto de sus posibilidades de incidir en la toma de decisiones. “La entrada de la policía a la UNAM se construyó con un referéndum, donde por supuesto no se votaba por la entrada de la policía; se votaba por la realización de un Congreso Universitario, que era una aspiración de los universitarios de hacer una transformación profunda de la UNAM en muchos ámbitos, a través de un mecanismo participativo, que nos diera a los sectores académicos la capacidad de debatir y decidir el rumbo de la UNAM. Pero no hubo Congreso”.Destaca que “la aspiración de cambiar a la universidad a profundidad, y de hacerlo a través de un mecanismo de enorme participación de todos los universitarios, es una deuda de la administración de Juan Ramón de la Fuente. Fue una administración que llegó a tener tanta fuerza dentro y fuera de la UNAM, que pudo haber encabezado una transformación consensuada de los universitarios, que llegara incluso hasta el cambio de la Ley Orgánica en el Congreso de la Unión. Esos dos son los oscuros más oscuros de la administración de De la Fuente”.Y él mismo se pregunta, “¿cuáles son los brillantes? De la Fuente recibió una UNAM dividida, polarizada, pero sobre todo denostada, vituperada por los grupos dominantes del país: los empresarios, la jerarquía católica y las elites políticas. Incluso la sociedad en su conjunto recibió por muchos medios de comunicación una universidad despreciada por grandes sectores de la población”.Sin embargo, reconoce, “Juan Ramón fue capaz de darle realce al trabajo de los universitarios y al peso de la institución frente a la sociedad. Y lo hizo muy bien. Asumiendo, frente a un gobierno extremadamente conservador, adversario de la educación pública, una postura de defensa de la Universidad Nacional, como el más alto exponente de la educación superior pública del país.“Y con ello logró un reposicionamiento de la UNAM frente a la sociedad mexicana –que es lo que más importa--, incluso frente a políticos, empresarios y todos los sectores en donde la UNAM aparecía como hundida para siempre. Y eso no es poca cosa”.Destaca que “debe quedar claro ante todo el país que la universidad más importante de México es la UNAM, por más esfuerzos que hagan algunos diarios nacionales, con sus encuestas propias, por decir lo contrario”.--Aunque también ahí hubo un sesgo mediático de Juan Ramón de la Fuente, de inflar la posición de la UNAM en los ranking internacionales… “El problema de esto es que generó al interior de la administración universitaria una enorme complacencia. Este reposicionamiento, que fue una cosa correcta de Juan Ramón… Permíteme un paréntesis: otra cosa correcta que hizo fue la recuperación financiera de la institución: él leyó muy bien la circunstancia política del país; el significado de la diversidad de fuerzas en el Congreso, para operar sobre el propio Congreso de la Unión, y lograr la recuperación financiera a un nivel sin precedente en la historia de la institución en términos de presupuestos reales”.Retoma el hilo de su reflexión: “El reposicionamiento de la UNAM se construyó con rasgos de autocomplacencia peligrosa y con una serie de elementos que hoy resultan peligrosos y que hemos visto en los últimos días. Por ejemplo, en el reposicionamiento de la UNAM se utilizaron mucho los ranqueos internacionales, como el del suplemento de educación superior del periódico Times de Gran Bretaña, y los rankings internacionales que saca una universidad de Shanghai. “Estos ranqueos están construidos sobre la lógica de un modelo universitario completamente ajeno al mexicano. Un modelo de universidades centrado fundamentalmente en la investigación, medidas a través de publicaciones en inglés, contadas en bases de datos internacionales, que excluyen muchas de las cosas mejores que hacen universidades en todo el mundo, pero en particular que hacen universidades como la UNAM”.Prosigue: “Entonces, gran parte del argumento de la buena calidad de la UNAM se construyó sobre estos ranqueos internacionales, y como esos ranqueos apuntaban al sector de la investigación, la política de la administración de De la Fuente continuó una política que viene desde finales de los setenta, de fortalecer el sector de investigación de la universidad, mientras que los sectores de la docencia, formación, enseñanza profesional y enseñanza de las disciplinas y las artes y humanidades se iban debilitando en mucha áreas de la UNAM. Y se iba debilitando por la presencia cada vez más grande de profesores por horas, por la falta de recursos y de atención en la universidad; también por la pérdida de centralidad de los estudiantes: los estudiantes dejaron de ser el tema importante de la universidad. Y esta es una universidad, no un centro de investigación. No es el Cinvestav. Es la Universidad Nacional. Y todo el sector de formación, de docencia, de enseñanza fue colocado en un segundo plano”. Destaca que “los grandes problemas de la UNAM se concentran ahí fundamentalmente. Y frente a ellos, como no contaban en los ranqueos internacionales, entonces había poca sensibilidad; había complacencia. Resulta que el suplemento del Times cambia su metodología de un año para otro y la UNAM cae del lugar 74 al 120 y tantos. No significa que la UNAM en un año empeoró 50 lugares, significa que aquellos cambiaron su metodología. Pero al hacernos eco nosotros de los ranqueos nacionales, los hemos validado como una medida exterior”.--Y así lo lee la gente: la calidad de la UNAM cayó dramáticamente, retrocedió 50 lugares… “Así es, pero nadie mide otras cosas que hace la UNAM, y que hace muy bien. Por ejemplo, cómo medimos el impacto histórico de esta universidad en la formación del sistema de salud mexicano. De dónde ha salido la mayoría de los médicos que llenaron los hospitales públicos del país, entre otras cosas. Qué pasa cuando vas al pueblo más recóndito del país y lees: ‘Médico general, licencia UNAM número tal y tal…’ Es que la UNAM ha hecho la medicina mexicana. La UNAM ha hecho el sistema jurídico mexicano, con sus altas y bajas. La UNAM, por cierto, ha poblado los medios de comunicación.Prosigue el recuento: “Nadie mide eso ni lo toma en cuenta. Como tampoco que un gran número de docentes de las universidades privadas son egresados de la UNAM. Qué otra instancia, estructura, organización o institución pública o privada del país ha tenido un papel en la movilidad social de los mexicanos más importante que la Universidad Nacional. Nadie. Ninguna. “Si nosotros medimos este tipo de indicadores de impacto de la UNAM, veremos muchas de sus mayores virtudes y algunos de sus problemas. Y entonces así haremos a un lado la complacencia y veremos con mayor realismo, tanto en sus términos positivos como negativos, el papel de esta institución que es verdaderamente muy importante para el país.“Creo que sí, la administración de De la Fuente en algún momento confundió el reposicionamiento de la UNAM con la construcción de una imagen individual del rector. En algunos sectores de la sociedad se ve como si fuera lo mismo. Que sí es cierto, que esto involucró una operación mediática que se montó sobre realidades universitarias. Es decir, no podrías salir a decir mentiras sobre el número de investigadores de la UNAM que están en el SNI (Sistema Nacional de Investigadores), que son la gran mayoría. No puedes mentir sobre eso; es una realidad. Pero sí lo puedes publicitar y puedes poner muchos recursos para ponerlo en los medios, y luego puedes asociar eso a tu imagen individual y construirte como una figura política nacional”. Considera que eso efectivamente ocurrió. “Pero ni siquiera puedo decir que eso sea malo. No cualquiera puede hacer una cosa así. Por eso, insisto, hay que caracterizar a esa administración con todas esas partes”.--Una de las críticas que más se le hicieron a De la Fuente fue que mostró mucha debilidad por los medios, por aparecer en las primeras planas. “Lo que mostró De la Fuente es que el rector de la UNAM es sobre todo un actor político, y como todo actor político de este país, hoy en día gran parte de la política se hace en los medios de comunicación. Y operaron sobre los medios una enorme fuerza, haciendo todo esto que comentas, no lo dudo. No debe de extrañarnos”.

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