Por Alvaro Cepeda Neri
En la no renovación del contrato a la periodista Carmen Aristegui, por intereses empresariales y, a mí parecer, sobre todo porque el Grupo PRISA, editor de El País, con su 50 por ciento (pisoteando la Ley de Inversiones Extranjeras, con la complicidad de Fox y ahora de Calderón) de participación en sociedad con la radiodifusora W-Televisa, de cobertura nacional e internacional está clarísimo que a los juniors Polanco y Azcárraga (uno español-europeo y el otro mexicano-estadounidense, respectivamente) ya no les gustó el ejercicio de las libertades de prensa, que ejercía, a diestra y siniestra Carmen Aristegui.
Aristegui se caracterizó (como Ricardo Alemán, Francisco Rodríguez, Alberto Barranco, Granados Chapa, Javier Solórzano y la BBC, por citar algunos noticieros, de información y opinión) por realizar una constante crítica a los hechos generados por sus entrevistas y el trabajo fundamental de los reporteros. Y por la participación de analistas políticos y economistas, permitiéndose dar cabida al más amplio abanico de puntos de vista. Y, ante todo y sobre todo, Aristegui, conquistando cada vez más radioescuchas, apretaba la pus del abuso de los poderes político, gubernamental y económico-empresarial, sin concesiones ni a izquierda ni a derecha.
Nadie debe pasar por alto que Televisa (como TV-Azteca) son dos inmensos poderes fácticos, a los que no basta con las limitaciones impuestas con la Reforma del Estado, en su capítulo de las reformas electorales; sino que, de una vez por todas, han de ponérseles controles más democráticos a sus excesos golpistas y a sus estúpidas programaciones que están minando la de por sí raquítica educación formal de las escuelas, al pervertir, pues, la educación pública y privada, para generar una audiencia hipnotizada, narcotizada, por la serie de idioteces, tanto en su televisión comercial como la transmitida por cable. Y darles un repaso de racionalidad, leyéndoles la cartilla del ensayo de Karl R. Popper: La televisión es mala maestra.
No le renovaron el contrato a Carmen Aristegui, porque ésta no aceptó lo que, constitucionalmente, equivalía a una censura previa, pues PRISA-El País (izquierdizantes en España, se comportan derechizantes en México) y W-Televisa, para cerrar el círculo de la manipulación de la información y limar el filo de la crítica, querían reducirle su ejercicio de las libertades de prensa y de entender a ésta como contrapoder (ver el ensayo de Luis María Anson: La prensa como contrapoder, en el libro Contra el poder, ediciones Temas de hoy). PRISA-El País ahora va sobre Le Monde, el periódico francés, donde sólo le han permitido 15 por ciento de participación, y W-Televisa, con sus socios, está apretando para la unidad (no la unión) compacta de sus emisiones informativas, porque se apresta a una lucha fascista contra el Estado laico, contra el Gobierno Federal y, en especial, abrirá fuego nazi contra el Congreso de la Unión, para tratar de minar las estructuras democráticas y republicanas constitucionales.
Perdón pero PRISA-El País ya hace tiempo que dejaron de ser izquierdizantes, no lo son ni en España.
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