El primo estafador
"Powell Hott, el estadunidense que perdió todo el capital de su empresa, sus socios y su familia a manos de Quesada Suárez, quien –afirma– encabeza una red de defraudadores que operó bajo la protección del expresidente de la República y actúa todavía en el gobierno de Felipe Calderón."
“Si Fox no forma parte de la extorsión, ¿cómo es posible que deje a sus familiares usar las oficinas del gobierno, como Los Pinos, para estafar a la gente?”, pregunta Powell.
Foto: powell hott
Conforme Vicente Fox se aleja del poder, continúa fluyendo la información sobre las tropelías de allegados y parientes suyos. El empresario estadunidense Brandt Powell narra a este semanario cómo un primo hermano de Fox le propuso un fabuloso negocio para dotar a Pemex de un sistema para detectar fugas y robos de combustible. Según Powell, el timo incluyó conversaciones con el entonces presidente en Los Pinos y el rancho San Cristóbal, así como la intervención de altos funcionarios.Una insólita llamada se recibió a finales de marzo de 2003 en las oficinas de la empresa ACS, especializada en sistemas de alta tecnología, con sede en la ciudad estadunidense de Pinedale, Wyoming:
–Soy el primo del presidente de México, Vicente Fox, y él está muy interesado en hacer negocios con ustedes.Brandt Powell Hott, dueño de la compañía, atendió la llamada del que se identificó como Ignacio Quesada Suárez, quien le ofreció, en nombre de Fox, un negocio en México.Quesada Suárez, que efectivamente es primo hermano de Fox, explicó a Powell que necesitaba de sus conocimientos en informática para aplicar en México un programa “secreto” que consistía en instalar, en toda la red de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), un sistema de alta tecnología para detectar fugas y tomas clandestinas de combustibles.El negocio –le ofreció– estaba asegurado: a cambio de instalar de manera gratuita la primera fase del sistema en los ductos entre León, Guanajuato y Aguascalientes, Pemex garantizaba por escrito que daría contratos durante 12 años por un total de 250 millones de pesos, y habría muchas más ganancias ante la inminente apertura de la paraestatal al sector privado.Seducidos por las cifras, Powell y sus socios hicieron varios viajes a México para echar a andar el proyecto, del que estaban al tanto también el gobernador de Wyoming, el demócrata Dave Freudenthal, y el senador del mismo estado, el republicano Michel Enzi, que ya habían sido anfitriones del primo de Fox.Siempre en compañía de Quesada Suárez, Powell se entrevistó con funcionarios de Pemex en el piso 40 de la torre central de la paraestatal en la Ciudad de México; con el entonces procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, y con varios funcionarios de la Presidencia, con quienes discutió el proyecto, catalogado de “seguridad nacional”.No parecía haber nada extraño, porque el plan de negocios sustentado en documentos oficiales tenía también, como aval de lujo, a Fox, quien recibió a Powell repetidas veces en la residencia oficial de Los Pinos y, al menos, dos en el rancho San Cristóbal, de San Francisco del Rincón, Guanajuato.La presencia del ahora expresidente de la República –que en las fotografías con Powell luce sonriente– no era casual: en Los Pinos se instalaría el “centro de control” para monitorear la red de ductos y evitar las pérdidas por robo de combustibles que, según información de Pemex, supera los 22 mil millones de pesos anuales. “Todo parecía muy serio, pero después se convirtió en una historia de horror”, resume Powell Hott, el estadunidense que perdió todo el capital de su empresa, sus socios y su familia a manos de Quesada Suárez, quien –afirma– encabeza una red de defraudadores que operó bajo la protección del expresidente de la República y actúa todavía en el gobierno de Felipe Calderón.Con el argumento de que era un proyecto “secreto”, Quesada Suárez hizo invertir a Powell alrededor de 9 millones de pesos en equipo para instalar un sistema de monitoreo de ductos de Pemex, y en jugosos honorarios para él y al menos 25 personas, que “resultaron ser fantasmas”, con la promesa de que pronto se firmaría el contrato ofrecido.“Pero pasó el tiempo y no llegó ningún contrato. Quesada decía que Fox tenía muchos enemigos que se oponían a lo que estábamos haciendo, pero que pronto nos autorizarían los fondos. Ahora sé que fue una estafa”, concluye Powell, quien asegura que la mecánica de defraudación prevalece: “Sé que Quesada sigue estafando gente de la misma manera que lo hizo conmigo a través de sus empresas. Ofrece sus influencias y potenciales contratos para pedirle dinero a la gente, y después desaparece”, puntualiza el empresario estadunidense, quien juzga que Fox es cómplice de esta maquinación.“Si Fox no forma parte de la extorsión, ¿cómo es posible que deje a sus familiares usar las oficinas del gobierno, como Los Pinos, para estafar a la gente?”, pregunta Powell, quien quedó en la ruina a causa del primo hermano del primer presidente de México surgido del Partido Acción Nacional.
“Gestiones” de alto nivel
En entrevista con Proceso, provisto de abundantes documentos y de fotografías –varias de ellas con Fox y con Quesada Suárez–, Powell Hott detalla cómo decidió dejar la empresa que encabezaba en Wyoming para iniciar una aventura en México que lo dejó en la calle y abandonado por su familia.Ingeniero en sistemas y computación por la Universidad de Colorado, Powell Hott creó la empresa ACS, especializada en servicios de tecnología, entre ellos un sistema inventado y patentado por él para detectar fugas y tomas clandestinas en ductos de combustibles. Entre sus clientes estaban Shell, British Petroleum y Devon Energy.“Tengo patentes de sistemas de monitoreo, llamados scada, que son sensores de flujo y de presión de ductos conectados a un sistema de comunicación, y los había instalado en casi 500 kilómetros en Estados Unidos, de Utah a Louisiana”, explica Powell, quien está registrado en la base de datos de inventores de Wyoming y cuya empresa está incorporada en un directorio de expertos en temas de seguridad nacional en Washington.Fue así como Quesada Suárez se puso en contacto con él para invitarlo a ser parte de un plan que, desde el principio, le entusiasmó. “Me dijo: Soy el primo del presidente de México, encargado de un proyecto de seguridad nacional; quiero saber si ustedes están interesados en hacer negocios. Dijo que Fox tenía mucho dinero guardado para este proyecto y dar la imagen de que estaba limpiando el país de corrupción”.En la Ciudad de México el empresario estadunidense se entrevistó, asegura, con el entonces procurador Macedo de la Concha y con numerosos funcionarios del área de seguridad nacional involucrados en el combate al robo de combustible. “En una de las visitas a Los Pinos me llevaron a un salón donde se instalaría el centro de mando. Todo parecía un sueño”, agrega Powell.Además de los viajes que hizo a la Ciudad de México, Powell invitó a Ignacio y su hermano Gabriel, representante del gobierno panista de Jalisco en el Distrito Federal, a visitar Wyoming: “Yo pagué el viaje de ambos y hasta fuimos a una fiesta en el rancho del senador Mike Enzi. En la universidad de mi estado, Ignacio se presentó también como representante del presidente de México”.Powell Hott y sus socios de la empresa ACS terminaron de convencerse del prometedor proyecto. Para formalizarlo, Quesada propuso crear una compañía en México. “No sé cómo la registró; yo sólo le envié copia de mi licencia de conducir”, dice el entrevistado.Quesada Suárez se encargó de todo: en abril de 2003 creó aceleradamente la empresa Hottransamerican Security Services, S.A. de C.V., sobre la que este semanario informó ampliamente en junio de 2006, a raíz de que Fox instruyó al secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, para atender la petición de su primo de “obtener apoyo, financiamiento y las licencias necesarias para impulsar el proyecto que dirige, el cual tiene como objetivo el desarrollo de tecnología aeroespacial y satelital”.En esa ocasión se acreditó que Pemex Refinación firmó, en abril de 2004, un “convenio de confidencialidad” con la empresa Hottransamerican Security Services, S.A. de C.V., para la “construcción de un sistema integrado de seguridad tecnológica” entre Salamanca y Aguascalientes, aunque oficialmente no representó ningún costo para la paraestatal.Fue en agosto de 2007, a solicitud del reportero con base en la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información, que la paraestatal dio a conocer que el documento firmado entre la empresa representada por Quesada Suárez y Pemex Refinación “es un convenio en el que no existe un monto económico, por lo que tampoco existe pago alguno al respecto”, y sólo “consistió en la realización de una prueba piloto (…) y no en una obra o servicio”.Powell Hott dice que, efectivamente, el proyecto encabezado por Quesada Suárez consistía en realizar, gratuitamente, la prueba piloto en un tramo de los ductos de Pemex para aspirar al contrato por 25 millones de dólares, tal como quedó establecido en otro convenio, firmado el 15 de junio de 2003, un año antes del que oficialmente se reconoce.En efecto, en los “Antecedentes” de ese convenio firmado con Pemex Refinación, representada por Javier Ortiz Hernández, subgerente de Área de Sistemas de Control y Adquisición de Datos, se establece que Pemex no cuenta con personal ni equipo para detectar tomas clandestinas, y que por ello la compañía realizaría los trabajos hasta por 12 años a cambio de 25 millones de dólares.En la cláusula primera se aclara que Hottransamerican Security Services (HTA) “se obliga a realizar gratuitamente” los trabajos, y en la segunda se define: “Las partes reconocen y aceptan, en términos de lo señalado en el apartado de ‘Antecedentes’ de este instrumento, que el presente convenio se formaliza únicamente con el propósito de que Pemex va a contratar a futuro con HTA por 12 años, por un total de 250 millones de pesos, por el convenio de León, Gto. hasta Aguascalientes”.Explica Powell: “Quesada nos convenció de que nosotros debíamos pagar para construir la primera fase del sistema, de 300 kilómetros, mientras ellos, el gobierno, disponía del dinero de un fondo bajo el NAFTA, llamado PPP, que es garantizado por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y Pemex. Nos decía que el fondo era seguro, pero primero teníamos que empezar”.Según lo expuesto por Ignacio y Gabriel Quesada Suárez, el plan piloto era el primer paso para instalar el sistema en toda la red de ductos de Pemex en el país, por lo que el empresario estadunidense se asoció con otras compañías, como SAIC, dedicada a proyectos de seguridad nacional en Estados Unidos.Durante 2004 y 2005, junto con sus socios, Powell instaló el equipo para el monitoreo, detección de fugas y tomas clandestinas, mediante sensores ultrasónicos y acústicos conectados a un software, un trabajo que requirió también la compra de terrenos donde se levantaron torres de comunicaciones.“Por el proyecto, que nos decía que era muy secreto y delicado, Quesada me cobraba 60 mil dólares mensuales de honorarios y nos pidió 300 mil dólares para obtener licencias de telecomunicaciones en la Cofetel (Comisión Federal de Telecomunicaciones) y (para) comprar terrenos para instalar las torres”, detalla Powell.–¿Usted no sospechaba nada?–No, porque desde el principio todo nos pareció muy serio. Teníamos juntas en la torre de Pemex. Me entregaron documentos oficiales, entrábamos a las oficinas de gobierno y vimos al presidente de México en Los Pinos y en el rancho San Cristóbal. –¿Platicó del proyecto con Fox?–No lo platiqué directamente con él. Él supuestamente sabe inglés, pero en las reuniones siempre platicaba en español con su primo y yo en ese entonces no sabía ni una sola palabra de español. Entonces tuvimos que creer en la palabra de Quesada y él traducía lo que quería. Decía que Fox estaba apoyando, que era un proyecto de la Presidencia de la República.
Red de estafadores
Una vez concluida la instalación del sistema, hacia el año 2005, no llegó el esperado contrato por 25 millones de dólares. “Yo le decía: ‘Bueno, Quesada, ¿cuándo firmamos el contrato?’. Pero él siempre ponía pretextos. Uno de ellos era que el presidente tenía muchos enemigos que no querían el proyecto y que las cosas iban a tardar un rato”.Para entonces Powell y sus socios habían invertido casi 800 mil dólares en equipo, viáticos, honorarios de Quesada Suárez y sueldos para 25 personas que, afirma, no existían. “Después lo supe: eran personas ‘fantasmas’ y él se quedaba con el dinero. Decía que había comprado terrenos para las torres y tampoco pagó nada. Fue un desastre, porque ya no pude atender mi compañía en Wyoming y quebró”.Quesada desapareció durante varios meses y, a finales de 2005 y principios de 2006, no respondía a llamadas telefónicas ni a correos electrónicos, hasta que lo invitó a instalar el sistema en otra red de ductos, ahora en Mazatlán, Sinaloa. “Le dije que no tenía nada, que había perdido todo, pero me aseguró que Fox ya tenía el dinero para el proyecto y que se firmaría el contrato en los últimos meses de su gobierno”.Pero todo resultó una mentira: “Ahora sé que el contrato de Pemex fue falsificado y que Quesada me estafó, junto con sus cómplices, para aprovecharse de mi invento y robar a más personas. Ahora está ofreciendo el sistema en otros países”.Según Powell Hott, Quesada encabeza una red de estafadores de la que forman parte su hermano Gabriel; Carlos Díaz Cervantes, quien aparece como accionista en Hottransamerican Security Services; José Luis Alonso Peñaloza, quien obtiene documentos oficiales de Pemex, y Javier Ortiz Hernández, que firmó el contrato apócrifo y ya no trabaja en la paraestatal.Forzado a instalarse en México después de perderlo todo, incluida su familia y su reputación en Wyoming, Powell analiza si presentará una denuncia contra el primo de Fox por estafa: “Espero que me apoyen diputados o senadores. Yo no sé si recuperaré mi inversión y la de mis socios, pero Quesada Suárez no debe seguir estafando a más gente”.Powell Hott, quien debió aprender español obligado por las circunstancias, dice que en Wyoming no se conoce aún la estafa de que fue objeto y que regresará una vez que haya encontrado justicia en México: “¿Cómo le puedo decir a mi senador que estas personas, que estuvieron en su casa, son ladrones y no estaban representando a México?”.–¿Qué piensa ahora de Fox?–Fox para mí era una persona muy impresionante. Estuve muy orgulloso de conocerlo y mucho tiempo tuve un concepto muy bueno de él. Ahora tengo mucha decepción. Me es muy difícil ver las fotos con él y no puedo creerlo. “Espero que sea un hombre con valor para investigar y arreglar las cosas dentro de su familia. Ojalá sea ese tipo de hombre que quiere que su país crezca, no nada más él y su familia.”
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