martes, enero 29, 2008

El imperio acechando a la gran Colombia

Luis Eduardo Saavedra

Cualquiera diría que los ‘neocons’, con una recesión encima sobre su nación a todas luces catastrófica, producto de sus aventuras bélicas en medio mundo y de las prácticas corruptas del sector financiero, se negarían a otra aventura que los precipitara al abismo, como sería invadir a Venezuela a través de Colombia y Panamá. Pero todo indicaría que son sus planes inmediatos. Y no es de extrañarnos, hasta hace poco tenían lista la invasión a Irán, a despecho de una segura hecatombe nuclear. Era tan delirante este lance que la todopoderosa élite económica que manda en E.U., la que nombra y quita presidentes, desautorizó a Cheney, el artífice de la guerra permanente.

Nos recordaba Gary Leupp (Rebelión, 29-05-07) que “inmediatamente después del 11-S, Cheney habló de una guerra que durara generaciones, comparable a la guerra fría, una guerra que no se limitaría a una reacción contra Al Qaeda sino que tendría objetivos múltiples y cambiantes”.

Cuando se estaba preparando la invasión a Irak decía John Pilger, escritor y periodista inglés: “Uno de los ‘expertos’ de George W. Bush es Richard Perle. Yo entrevisté a Perle cuando éste asesoraba a Reagan. Cuando habló sobre una ‘guerra total’, lo taché erróneamente de loco. Recientemente ha utilizado el mismo término para referirse a la ‘guerra contra el terrorismo’ de EU... ‘Sin etapas’, fue lo que dijo. ‘Esto es una guerra total -continuó-. Estamos luchando contra una variedad de enemigos. Hay muchos ahí afuera. Toda esta habladuría de ir primero por Afganistán, después por Irak... es totalmente el camino equivocado de proceder. Si dejamos que nuestra visión del mundo siga adelante, la adoptamos en su totalidad y no intentamos concebir una diplomacia inteligente, sino simplemente llevar a cabo una guerra total... nuestros niños cantarán magnas canciones sobre nosotros en años venideros”.

Estos psicópatas y/o idiotas que, por las paradojas de la historia, se tomaron el poder del imperio ( y que es como una recurrencia histórica: recordar a Calígula y a Nerón o a ese Bush magistralmente retratado por Michael Moore en Estúpidos hombres blancos: “En resumen: has sido un borracho, un ladrón, posiblemente un delincuente, un desertor impune y un llorica”) resolvieron dominar al mundo, como los malos de las tiras cómicas (Luthor), empezando por los’ejes del mal’ que para la época eran Irak, Irán y corea del Norte y ya perfilado el eje Cuba, Venezuela, ahora ampliado con Bolivia.

Es decir, no estamos hablando de coyunturas aleatorias. Los ‘neocons’, desde Reagan y papa Bush, venían planificando “El Proyecto para el Nuevo Siglo Americano” (PNAC, por sus siglas en inglés) que consistía en asegurar, por cualquier medio, el liderazgo global americano. El PNAC, publicado en 1997, luego produjo en el 2000 el documento “Pax Americana” en el cual se refiere despectivamente a Naciones Unidas, recomienda “ataques preventivos” contra el ‘eje del mal’, sugiere que contra estos países se utilicen ojivas nucleares pequeñas, capaces de dar en el blanco en “bunquers subterráneos a gran profundidad”. Habla de ganar contundentemente en múltiples escenarios, por ejemplo, Corea del Norte, Irak, Siria, Irán, a través de las “guerras relámpagos” (que había ideado Hitler, con sus potentes como veloces tanques, en contra de la eterna como infructuosa guerra de barricadas que desgastó a media Europa en la primera guerra mundial y que le valió la derrota a Alemania así como la humillación del tratado de Versalles) plagiadas por Rumsfeld, el “gran estratega” de los ‘neocons’, con una tecnología bélica infinitamente superior a la de Hiltler -la que habría que utilizarse en la ‘Guerra de las Galaxias’ del cow boy Reagan- y sin derramamiento de sangre, el prodigio de una guerra incruenta, excepto algunos molestos como inevitables “efectos colaterales” que hoy significan cerca de un millón de muertos en Irak y un virtual derrumbe del imperio(¡!)

Se recuerda todo esto por la fragilidad de la memoria. Estamos con los mismos ‘neocons’, con la ultraderecha demente gringa en el poder, excepto algunos: el sionista Richard Perle, ideológo de la ‘guerra total’, echado del gobierno por su corrupción rampante; Rumsfeld, sacado por la puerta de atrás dado su estrepitoso fracaso en sus ‘guerras relámpagos’ que según él no durarían más de dos semanas; el sionista Wolfovittz, uno de los más perversos como ineptos, echado pero compensado con el Banco Mundial en donde protagonizó escándalo tras escándalo, desde asistir a las reuniones de alto nivel con las medias rotas hasta ponerle un sueldo de fantasía a la amante. Todos estos salieron pero quedaron los peores: el Vicepresidente Cheney, que sueña con incendiar y dominar el mundo para en el futuro morir tranquilo en su cama con la satisfacción del deber cumplido y rodeado del amor familiar y naturalmente, la ‘Condy’, vergüenza de la comunidad afroamericana.

No aprenden las lecciones. La ‘godarria’, conservadores o republicanos, en síntesis, la derecha no aprenden de la vida, por decir lo menos. Son reluctantes al análisis, a la crítica, a la autocrítica. Siguen en línea recta el libreto, como las mulas con tapaojos, rumbo al abismo. Se hunden y con ellos se llevan al resto. El caso de Hitler es elocuente. No le ha valido a la ‘godarria’ gringa la derrota en Viet Nam. No ha valido el estrepitoso fracaso en Irak, el genocidio, el sufrimiento extremo al que sometieron a una nación y a sus propios compatriotas, la ruina de su propio país. No, siguen el guión de la ‘Pax americana’ como se les ordenó al principio, con la recóndita esperanza de que podrán reponerse para las próximas elecciones (con Bush por debajo del 30% en las encuestas), de que tienen otra opción de triunfo si invaden con una ‘guerra relámpago’ a Venezuela aprovechando que tienen ocupado militar y políticamente un corredor en la vecindad -de vieja data de propiedad del imperio- llamado Colombia y ahora administrado por el crimen organizado, cuyas atrocidades y antecedentes son de sobra conocidos por ellos y que les sirven de herramientas de subyugación por si acaso los cipayos se revelan.

Creen los ‘neocons’ que si triunfan lo harán con una carambola de tres bandas como acostumbra la derecha: la derrota del ‘comunismo’ en Venezuela, la recuperación de la región, hoy con “malas influencias”, y sobre todo, el petróleo, la sangre del imperio. Así podrían aspirar a una segunda reelección, como cierta yerbas por estos lares

Como en Irak o Irán han venido ambientando la invasión, haciendo creíble las presuntas justificaciones: que Saddam poseía armas de destrucción masiva, que Irán puede llegar a convertirse en una amenaza nuclear (da risa si pensamos que el imperio tiene más de siete mil cabezas nucleares y más de 140 bases militares regadas por todo el planeta, unas cuantas en la frontera de Colombia con Venezuela haciéndole inteligencia permanente al hermano país); que Chávez es facilitador del narcotráfico (dicho en Bogotá por John Walter, zar antidrogas), que Chávez es el Comandante en Jefe de las Farc, “un temible grupo terrorista” (sin mencionar jamás a los paramilitares que se han dedicado a descuartizar personas vivas y a practicar la antropofagia y el vampirismo en sus víctimas para darse coraje), sólo porque pidió reconocimiento político para ellas a fin de facilitar un intercambio humanitario -que el mismo Uribe Vélez le solicitó mediar- y sentar así las bases para una salida política al conflicto en Colombia; que Chávez es expansionista porque piensa restaurar la Gran Colombia de Bolívar (no se dice nada de la política expansionista del imperio y del capitalismo salvaje); que Chávez, como si fuera poco, es drogadicto, sólo porque dijo que él todos lo días consumía las hojas de coca que le había regalado Evo, como milenariamente lo han hecho las comunidades amerindias, porque una cosa es la coca y otra la cocaína con la cual desde principios del siglo XX envenenaron el código genético de los gringos a fuerza de hacerlos consumir Coca-Cola, ese refresco letal hecho con una buena porción de cocaína, esa agua negra del imperio. Dice Evo que la misma Universidad de Harvard ha determinado que las hojas de coca son el mejor alimento y que en su estado natural no le hacen daño a nadie. (aporrea.org, 25-01-07)

Todos los medios de la derecha, en coro, han amplificado estas absurdas y falaces afirmaciones. El gobierno títere colombiano aprendió bien la lección del imperio que ha sostenido en vilo y a su antojo a la población con enemigos reales o imaginarios: los comunistas de la antigua URSS, los marcianos, los narcotraficantes, Ben Laden, Saddam Hussein, etc. Los enemigos de Colombia ahora son el presidente Chávez y esa negra de corazón inmenso que es Piedad Córdoba. Un bárbaro de esa masa zombizada, fascistizada, que sigue delirante a Uribe, le dijo en un avíon que se dirigía a Caracas las siguiente perlas a Piedad: “apátrida, hijueputa, malnacida, gonorrea, negra, guerrillera…te voy a romper la cara, puta” (Alfredo Molano, El Espectador, 26-01-08). Claro que lo último si fue copiado de Uribe que le dijo a un compinche suyo apodado ‘La mechuda’: “Si te encuentro, te rompo la cara, marica”, expresiones propias del ambiente prostibulario, como para que lo recreara Borges o Julio Jaramillo. Si se tuviera el talento para contar estas cosas…Claro que no lo creerían. En qué abismo hemos caído.

Lo increíble es que este sujeto que hubiera podido matar a Piedad, seguramente es un ciudadano ejemplar, un buen burgués, de esos que engorda el comercio bilateral. Es lo preocupante, el fascismo de masas en ascenso. Habría que volver a ver “El fascismo ordinario” de Bertolucci. Esta masa amorfa, domesticada por la televisión, envenenada y violenta, con un líder que no tenían desde Laureno Gómez, se sumaría sin que se lo pidieran a las tropas invasoras.

Colombia es cosa seria, aquí liquidaron físicamente a un partido político con el que pretendía reinsertarse a la vida civil las Farc hace más de 20 años. Asesinaron acerca de cinco mil dirigentes políticos de la Unión Patriótica, sin que pasara nada. Las experiencias sangrientas de otros países aquí no pasan de ser juego de niños. Y sin embargo, ese país nacional, como decía Gaitán, nunca ha recibido la solidaridad internacional. Nunca se oye la protesta por las tres mil fosas con gente desmembrada por la macabra razón pragmática de ganar espacio; nunca se dice nada por los cuatro millones de desplazados, hoy en la indigencia; no se sabe nada de los miles de desaparecidos, ante los cuales los de la Argentina de Videla o los del Chile de Pinochet son una minoría. Es al revés: en la reciente gira de Uribe por Europa, el buen Javier Solana, ministro de Exteriores de la Unión Europea, dijo: “Todas las ideas que ponga Uribe sobre la mesa serán apoyadas”. El rey Juan Carlos de Borbón, casi lo besa en la boca; en una foto se aprecia cierto gesto de pudor en Uribe ante un seductor acercamiento del monarca. Y lo inverosímil: Zapatero y Felipe González se comprometieron a defender la soberanía de las fronteras colombianas. En la eventualidad de una invasión ya sabemos que la madre patria será la primera en sumarse a los “ejércitos aliados”.

Sólo faltaría la ambientación internacional, pero ya está en marcha. Facebook, de propiedad de los ‘neocons’, según The Guardian de Londres, es la encargada de organizar a más de 140 países en una marcha mundial contra las Farc el 4 de febrero. Facebook y todos los medios orquestados en una febril actividad están convocando a cuanto incauto encuentren a la “altruista” misión de repudiar el terrorismo manejado por Chávez, ese nueva especie de Ben Laden. El mismo libreto, las mismas mentiras, las mismas criminales intenciones.

Hoy, Colombia es un país ocupado militar y políticamente por el imperio. No en vano dijo el presidente Chávez: Uribe “ha convertido a esa hermana república en un portaaviones contra la Revolución Bolivariana”. Alertó Chávez: “No se le vaya a ocurrir al gobierno de Colombia una provocación contra Venezuela. Hay que decirle a Uribe que amarre a sus locos porque siendo como es un peón de E.U., él es el responsable de lo que pase”. (TeleSur, 26-01-08)

Es de esperar que todo lo aquí dicho no pase del terreno de la conjetura, de la especulación. De no ser así, los ‘neocons’, los cultores de la guerra y de la muerte y sus áulicos metamorfosearán la región, -lo que fue el sueño de Bolívar: La Gran Colombia- en una especie de collage hecho de trozos del Viet Nam y del Irak ocupados.

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