las gentes lloran, los niños no ríen más.
Cuantas veces tus labios se posan sobre los míos,
tantas, las gentes lloran
sea en invierno o en primavera.
Nosotros hemos recorrido el camino del egoísmo,
hemos sido muy dichosos
- como las ardillas en el bosque,
como los ciervos y sus hembras
cuando bajan a beber al río -
porque nosotros nos amamos.
Pero la Tierra entera está sangrando:
los ejércitos bien armados, los mercachifles,
los gobernantes, los políticos
parecen divertirse con el hambre,
con la pobreza de la gente,
mientras que tú y yo caminamos sin ver
ninguna otra cosa que nosotros mismos.
Y ¿cómo podremos continuar
depositando flores en nuestras manos?;
¿tendremos el derecho de llorar
si nuestro amor desfalleciera
en tanto el amor se niegue
ante los ojos de los niños?
Ma.José
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