jueves, febrero 14, 2008

Para jalar

Julio Hernández López

Sincerísimo, el representante legal de F&C (h) Inc (a2), compañía exportadora de trabajadores indocumentados, ha dicho en nevados terrenos del patrón que es necesario “poner claro énfasis en la idea de que nosotros estamos para construir, estamos para jalar, como dice nuestra gente; estamos para armonizar con esta gran nación nuestros esfuerzos, porque precisamente la prosperidad de Estados Unidos está directamente vinculada al trabajo migratorio y especialmente de los mexicanos”. El que ahora podría ser mencionado en sus campañas propagandísticas como “El presidente del jale (con Estados Unidos)”, también se portó nacionalistamente bravío durante una cata de vinos en Valle de Napa, cuando recordó que los mexicanos van a territorio gringo “a partírsela” (a ellos mismos, obviamente). Tal vez de la amplia colección de naderías que produjo el licenciado F&C en la inexplicable gira de manos vacías que ha hecho a Estados Unidos lo más memorable vaya a ser esa abierta disposición a “jalar” con los dueños del poder vecino que ni siquiera se han enterado bien a bien de lo que anda haciendo el afanoso abogado viajero; bueno, ni este mismo lo sabe, pues para disimular su falta de estrategia llegó al extremo de pedir a sus presuntos defendidos que ellos le dijeran qué debe hacer.

Otro que ha demostrado estar siempre inclinado a “jalar” con el poder es el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, el opusdeísta José Luis Soberanes, quien ha recibido una severa bofetada de parte de Human Rights Watch (HRW). Soberanes ha dado continuidad al planteamiento de mediatización de las protestas sociales mediante apariencias de atención a sus demandas que fue instaurado durante el salinismo por Jorge Carpizo, el jefe del clan UNAM-PGR-CNDH que subsiste con matices y en diversos grados (por dar un ejemplo actual: Luis Raúl González Pérez, quien fue fiscal especial de la PGR para el caso Colosio, acaba de dejar la oficina de atención de agravios a periodistas de la CNDH para ser el abogado general de la UNAM). Soberanes gasta anualmente millonadas en sostener un aparato de simulación que no rinde frutos. En realidad, ese aparato, y en especial su presidente, sólo realizan tareas profesionales de encubrimiento y complicidad con las que entretienen y desaniman a los denunciantes de abusos institucionales para que, a fin de cuentas, los ocupantes de los poderes reales sean tocados cuando mucho con el pétalo de una recomendación que de cualquier manera ni se cumplirá o será cumplida en sus partes menos controvertidas. Justamente cuando, desde la fundación de la CNDH, hay más violaciones a los derechos humanos, el funcionamiento de esta oficina es más oneroso y más inútil. Soberanes “jala” con el gobierno calderonista en ayudar a estructurar salidas a casos como el de la señora Ernestina Ascencio, y juega a las profundidades jurídicas intrascendentes en asuntos como los de Atenco, Pasta de Conchos, Oaxaca y los de la diaria violación de derechos a cuenta de la tal guerra contra el narcotráfico.

Astillas

El feminismo como escudo ha sido usado en fechas recientes por segmentos proclives al calderonismo (políticos y periodistas) que se han aplicado a subrayar los presuntos maltratos que desde el flanco del lopezobradorismo se estarían cometiendo contra ciertas mujeres. Primero fue el aprovechamiento de la desafortunada frase con que el ex candidato presidencial del PRD se refirió a un encuentro entre el virrey Juan Camilo I y la directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta. AMLO habló al estilo del priísmo antiguo, cuando se usaba la fórmula del tocamiento político de piernas al darse intimidad o acuerdo entre políticos que en señal de confianza podían cerrar la plática posando por unos segundos la palma de la mano sobre la rodilla o la pierna del interlocutor pactado, sin implicación sexual alguna ni connotaciones o insinuaciones de género. El declarante tabasqueño en el pecado lingüístico llevó la penitencia, pues su manera impropia de tratar un asunto trascendente fue utilizada como cortina de humo para distraer del asunto central, que fueron los acuerdos entre Mouriño y Zavaleta. Ahora ha salido una diputada panista, de apellido Campos, a exigirle a Gerardo Fernández Noroña que sea “hombrecito” (diminutivo antes usado por Santiago Creel, que acabó instituyéndolo como descripción de sí mismo a la hora de rehuir vergonzosamente un debate público que había aceptado) y que “ceje” en su “andanada contra las mujeres”, pues ya otras veces se ha referido a la antedicha Zavaleta y ahora ha hecho indagaciones sobre la nacionalidad de los padres de la mamá del mencionado Juan Camilo. No hay ni puede haber machismo o misoginia en la investigación de datos que tienen importancia pública de primera magnitud, pues de lo que se trata es de saber si ha mentido el actual secretario de Gobernación al establecer una línea familiar mexicana para asumirse él mismo como ciudadano con derecho a ocupar cargos gubernamentales por designación o elección. Usar ese feminismo de oportunidad como excusa o pretexto sólo habla de una hipocresía propia del conservadurismo que, en general, niega derechos plenos a las mujeres pero utiliza pudores y presuntos privilegios de género cuando le conviene… Y, desde Campeche, llega un comentario sobre el tema: “Que la mami de Juan Camilo nació en avión; la polémica es saber si en Mexicana, Aeroméxico o Iberia”… Terrible castigo a cuatro empleados menores de la delegación en Coahuila de la secretaría federal del trabajo: un añototote inhabilitados para seguir cumpliendo con el heroico cargo de servidores públicos pues, según largas y profundas investigaciones de la secretaría de la (dis)función pública, “incurrieron en responsabilidad administrativa” en el caso de los mineros sepultados en Pasta de Conchos, al “efectuar inspecciones de seguridad de manera inadecuada y no dar seguimiento al resultado”. Carlos María Abascal y Francisco Xavier Salazar Sáenz, mientras tanto, gozan de cabal salud política y están en espera de seguir sirviendo a la nación en cualquier momento… ¡hasta mañana!

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