Víctor Ballinas y Roberto Garduño
El diferendo entre los grupos que respaldan a Alejandro Encinas y Jesús Ortega continúa ahondando el conflicto poselectoral entre los legisladores del partido del sol azteca.
A pesar de las voces opositoras, Javier González Garza, coordinador de los diputados perredistas, conminó a los órganos internos de su partido a resolver la maraña de acusaciones y lo incierto de los resultados de la elección interna del pasado domingo 16 de marzo.
Con enojo, reconoció que la estructura dirigente del sol azteca decepcionó a muchos militantes. “Evidentemente, muchos de los que participamos en esto consideramos que este tipo de espectáculo no está bien. Nosotros, en la campaña, propusimos que los comicios internos no los organizara el PRD, porque se organizan por medio de grupos; ése es un problema grave y vamos a ver si se puede lograr que se organicen de otra manera”, manifestó.
Por su parte, Emilio Ulloa Pérez, presidente de la Comisión de Cultura, insistió en que los actos ilegales, la compra de votos, las casillas zapato y los carruseles tuvieron como origen a la corriente Nueva Izquierda:
“El espectáculo que hemos dado ante los militantes y la sociedad en general denota claramente el nivel de irracionalidad política que algunos grupos de nuestro partido aún llevan a la práctica. No es posible que los chuchos hayan obtenido favores mezquinos de gobernadores del PRI y del PAN. No aceptaremos que nuestro partido de izquierda se pliegue a la defensa de intereses que afectan cotidianamente a la mayoría de los pobres en toda la República. Nueva Izquierda ha demostrado que es un grupo que deshonra las causas populares y la naturaleza del movimiento democrático que nos dio origen”.
Juan Guerra, quien contendió por la dirigencia perredista en el Distrito Federal, vaticinó que si no es la Comisión Nacional de Garantías la que eche abajo los comicios, será el Tribunal Electoral de Poder Judicial de la Federación el que anule el proceso.
“Me avergüenza lo que ha sucedido en nuestro partido. No tenemos ahora opciones. Pero, sobre todo, no podemos aceptar que nos tengan a todos de rehenes. Ya nadie puede validar una elección –y sus resultados– como de la que fuimos testigos; si no la anulan las autoridades del partido, el tribunal electoral dará marcha atrás al resultado”, insistió.
Pablo Trejo solicitó calma a los grupos contendientes: “Lo que urge en estos momentos es limpiar unas elecciones que, digan lo que digan, fueron más democráticas que en otros partidos. Siempre quien ejerce la democracia corre más peligro de salir lastimado; el enemigo está afuera y no adentro. No es con acusaciones como se va a resolver esta situación. Tenemos que aclarar las supuestas irregularidades, y si después de esto fueran tantas las inconsistencias, tal vez ameritaría que se repitiera el proceso”.
Luis Sánchez, aliado de Nueva Izquierda, consideró que ha imperado la estridencia “entre algunos; las anomalías del día de la elección son mínimas y no representan un porcentaje significativo para anular los comicios”.
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