Miguel Ángel Cisneros
Rebelión
El pasado sábado 19 de abril tuvo lugar la manifestación en Madrid que une el recuerdo del aniversario de la proclamación de la II República con el deseo de alcanzar la III. Entre los menos habituales de este tipo de manifestaciones llamó la atención la numerosa presencia de jóvenes en la misma.
Este no es un hecho nuevo, viene repitiéndose en los últimos años en las dos manifestaciones que, a favor de la III República, tienen lugar en Madrid: en abril, normalmente el sábado que sigue al día 14, y en diciembre, coincidiendo con el día de la Constitución.
Los jóvenes, como el resto de la población, asisten a estas manifestaciones por motivos a veces distintos, aunque convergentes: su militancia en algunos casos lleva a apoyar a la república como forma de estado e, incluso, por los valores que llevó consigo en su momento o puede llevar a futuro (ciuadadanía, laicismo,etc) y también por razones más pragmáticas, como puede ser lo obsoleto de la institución de la monarquía (su carácter no elegible entre otras razones). En cualquier caso, se acumulan fuerzas en unas filas no muy concurridas.
La presencia de los jóvenes dota de color y energía al acto. Son numerosas las banderas y los distintivos republicanos así como los gritos que arrecian en contra de fuerzas que no apoyan la causa republicana, al menos orgánicamente, porque sí pueden tener militantes que a título individual se adhieren a la misma (es el caso del PSOE).
Con motivo de la llegada de la comitiva a la Puerta del Sol me encontré con un viejo conocido y apresuradamente (hacía mucho frío y llovía) me comentaba lo impropio de los gritos de algunos jóvenes: PP-PSOE, misma... es. No tenía muy claro lo certero del comentario, pero esa noche salí de dudas: cené con un confeso militante del PSOE y cuando le dije que esa misma tarde había acudido a la manifestación a favor de la III República me dijo que era un tema superado, que no es una prioridad en la política del PSOE (e incluso de la izquierda) y otros argumentos en esa dirección que todos conocemos por repetidos y con los que no estoy de acuerdo.
Si a alguna conclusión se puede llegar es que, en la defensa de la reivindicación de la llegada de la III República, “somos los que somos”, es decir, pocos, o, lo que es lo mismo, minoría según las encuestas y que, además, nadie sobra en esta cuestión y que tampoco hay que hacer un cálculo de lo que puede suponer corear un eslogan o no en el contexto de una manifestación porque las posiciones en torno a este tema están tomadas, independientemente de lo afortunado o no del slogan.
Aprovecho la ocasión para sugerir que, en mi opinión, hay que avanzar en la reivindicación de la III República, no sé si diversificando las formas de lucha (hacer cosas más llamativas, además de las manifestaciones, para que puedan salir en los medios), ampliando la red de ateneos republicanos, etc, si no corremos el riesgo de que ocurra lo mismo que con el 1 de mayo, fecha de gran significación para la clase obrera en la que las manifestaciones son cada año menos numerosas.
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