José Santos Cervantes | Frente Social por la Soberanía Popular (FSSP), Zacatecas
En los países capitalistas desarrollados (imperialistas): E. U., Japón, Inglaterra, Alemania, Italia, Canadá y Francia; la privatización no necesariamente es desnacionalización porque el Estado está al servicio exclusivo del gran capital y las transnacionales tienen su matriz en esos países. La nacionalización en ellos tampoco tiene trascendencia pues tiene como único objetivo beneficiar al capital monopólico que no tiene patria sino intereses. Hay que aclarar que estos países nunca estuvieron en condición de subdesarrollados.
En los países subdesarrollados como México, la privatización es desnacionalización, y la privatización es una política impuesta desde el exterior precisamente para impedir su capitalización interna, para mantenerlos eternamente en el subdesarrollo, es decir, dependientes del gran capital, por la sencilla razón de que los países imperialistas existen gracias a la existencia de los países subdesarrollados, a los que saquean y explotan para mantener sus irracionales modos de vida, sobre todo si sus riquezas naturales están en manos privadas.
En Estados Unidos de Norteamérica, el petróleo en manos de la EXXON no es desnacionalización, en México el petróleo en manos de la EXXON o de cualquier otra empresa extranjera sí lo es. Así de sencillo. Los capitales “nacionales” en dimensiones transnacionales como Telmex, Cemex, etc. ya no tienen patria, a los oligarcas Slim, Zambrano y Larréa les importa poco nuestro país, les importan las mayores ganancias y punto, así tengan que pasar por encima del cadáver de su madre.
Así que debemos estar concientes de que una vez que el gobierno espurio de Calderón logró crear el ambiente propicio para introducir su iniciativa con el único objetivo de privatizar PEMEX, las cartas están sobre la mesa. Ya no es un asunto a negociar, van por todo. El debate que algunas fuerzas, de buena fe, tratan de impulsar sólo servirá para legitimar la entrega de la riqueza petrolera al capital extranjero que es el único que tiene los tamaños para hacerse de la empresa, bastión de la soberanía nacional. El debate no va a sustituir a los legisladores que faltan para hacerle mayoría al PAN y al PRI, puesto que al fin y al cabo para aprobar su iniciativa no necesitan más que tener mayoría simple, con los legisladores que estén presentes cuando ellos consideren que ya están dadas la condiciones para que el asunto se discuta, y apruebe, pues se trata de leyes secundarias.
Así funciona la democracia burguesa y sobre todo en su versión neoliberal. Se trata sólo de cubrir las formas para que la oligarquía imponga sus decisiones de fondo. Si no lo vemos así, entonces estamos “chupándonos el dedo” y nos van a derrotar y para aquellos legisladores que dicen públicamente defender a PEMEX pero que para sus adentros comparten la medida, les viene como “anillo al dedo”.
Hasta ahora pareciera que un buen número de legisladores del Frente Amplio Progresista (PRD, PT y Convergencia) están en sintonía con el movimiento nacional de resistencia contra la privatización y qué bueno, pero el destino de esta lucha en contra de la privatización y por la independencia nacional ya no se decidirá en el Congreso de la Unión ni en los debates que para analizar la iniciativa calderonista se organicen, se decidirá como lo ha enseñado nuestra historia, con organización y movilización, en la calle, en los barrios, en las colonias, en las rancherías, en los pueblos, incluso en las grandes ciudades.
Porque sería un gesto muy ingenuo, incluso de complicidad, confiar en las instituciones de la democracia burguesa (Poder Legislativo, Judicial, IFE, Cámaras Patronales, Ejército, etc.), cuando acaban de imponer a Felipe Calderón y que éste a pesar de ser un usurpador de la presidencia de la república lo han legitimado al grado que está tomando decisiones fundamentales contra la independencia y soberanía nacionales como la privatización de PEMEX o contra el bienestar del pueblo y la clase trabajadora; nueva ley del ISSSTE y reforma tributaria.
Afortunadamente, se está dando una respuesta social contra la privatización de grandes proporciones, encabezada por Andrés Manuel López Obrador quien ha dado un enorme salto desde el punto de vista cualitativo, en su acción y pensamiento. Lejos está de aquel dirigente nacional del PRD que hablaba de que el objetivo de ese partido era sólo “limar las aristas más filosas al neoliberalismo”; y, del lenguaje y las propuestas que enarbolaba como candidato presidencial. “Habrá economía de mercado”, dijo en el arranque de su campaña, lo que equivalía a comprometerse a mantener la política neoliberal, quizás Light, pero neoliberal al fin.
Hoy tiene el mérito da haber dejado atrás veleidades de todo tipo, que tenían como objetivo granjearse al gran capital, y se ha convertido en el principal defensor de la riqueza petrolera dado su enorme significado, económico, social y geopolítico para nuestro país, que de privatizarse convertiría a nuestro país en una colonia más del imperialismo, perdiendo su carácter de Estado-Nación libre y soberana, quedando sujeta a la más despiadada explotación de mano de obra y saqueo impune de toda su riqueza.
López Obrador ha entendido bien lo que desde hace décadas planteó Lombardo Toledano y que se ha convertido en una ley, puesto que rige para todos los países subdesarrollados como el nuestro y que luchan por su independencia nacional respecto del imperialismo: “Nacionalizar es descolonizar”, sentenció el más ilustre y combativo dirigente obrero que ha existido en nuestro país, que en su sentido contrario sería: “Privatizar es colonizar.” Y esto es lo que advierte sin descanso López Obrador a todo el pueblo y la nación.
Indudablemente que la tarea no es fácil, existen muchas incomprensiones dentro del movimiento, desde aquellos que lo siguen oportunistamente, hasta aquellos que consideran que su lucha no es legítima sino que encierra intereses personales o de partido. Indudablemente que para los primeros no hay remedio, en cambio para los segundos es cuestión de un poco de tiempo para que quede demostrado que la lucha de López Obrador es sincera y desinteresada desde el punto de vista personal porque en lo partidario, el PRD más que un apoyo, se ha convertido en un lastre para él.
Esperamos que las medidas que adopte el movimiento para impedir que se apruebe la contrarreforma energética calderonista, sean consensadas y discutidas colectivamente para tomar las más adecuadas, sin importar lo radicales que puedan ser. Estamos en plena batalla contra los enemigos históricos: el imperialismo y los vendepatrias, seguros de que el pueblo mexicano haciendo honor a las generaciones que le precedieron: la de la Independencia; la de la Reforma; y, la de 1910, saldrá victorioso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario